¿Es adecuada la actual política monetaria de la Fed?

Luego de casi una década de la tasa de referencia en niveles mínimos históricos (0,0%/0,25%), en diciembre del 2015 la autoridad monetaria de los EE.UU. inició un ciclo de endurecimiento monetario elevando la tasa al 0,5%. Desde un primer momento, y a los efectos de no desestabilizar los mercados, la autoridad monetaria advirtió que no había un sendero prefijado ni para la suba de la tasa ni para la absorción de la enorme cantidad de dinero que había inyectado desde el inicio de la crisis mediante compra de bonos (Relajamiento Monetario). Asimismo, advirtió que primero comenzaría a subir la tasa de referencia y posteriormente -sólo en la medida que se fuera confirmando la evolución positiva de la economía- iniciaría la reducción de su balance.

Así las cosas, en diciembre del año pasado, la Fed subió nuevamente la tasa al 0,75%. A posteriori, en sus reuniones de marzo y junio, la incrementó dos veces más; llevándola a su actual nivel de 1,25%. Por otra parte, en su último Comunicado de Prensa, la autoridad monetaria estimó que este año habría una suba adicional y tres más el año entrante; previendose, en consecuencia, una tasa del 2,25% para fines del 2018. Más aún, por primera vez, anunció que en algún momento del corriente año comenzaría a retirar parte del dinero inyectado oportunamente a través de la compra de bonos en el mercado (la base monetaria más que se cuadruplicó) indicando, incluso, un sendero temporal y cuantitativo para dicho proceso.

Está claro, entonces, que a la fecha todo indica que la Fed ha iniciado un firme camino de endurecimiento monetario, esto es: suba de tasas, acompañada por reducciones graduales de la oferta monetaria. El objetivo es muy claro: cumplir con su mandato dual: estabilidad de precios (2% anual) y pleno empleo (tasa de desocupación no mayor al 4,5%).

Sin embargo, en relación a esta política, han surgido -incluso dentro de la misma institución- discrepancias respecto al momento y el timing del ciclo de endurecimiento monetario anunciado. A este respecto, la oposición se concentra en los analistas y funcionarios denominados palomas, los cuales están a favor de no subir por ahora las tasas y demorar -quizás hasta el 2018- el inicio la reducción del balance. Su argumento consiste en que -en los últimos tres trimestres- el crecimiento del PBI se desaceleró (3,5%, 2,1% y 1,4% inter trimestral), mientras que la inflación cayó al 1,4% en mayo. Más aún, la tasa de 10 años ha bajado desde principios de año del 2,4% al 2,2% actual, nivel históricamente bajo que podría estar indicando una visión pesimista del mercado respecto a la tasa de crecimiento a mediano plazo.

El temor de las palomas consiste en que apresurarse a subir aún más la tasa y a comenzar a reducir la oferta monetaria podría perjudicar, en el corto plazo, la tasa de crecimiento, el nivel de empleo e -incluso-alejar aún más la tasa de inflación del objetivo del 2% anual.

A esta posición se le enfrenta la visión de los halcones, encabezados por la presidenta de la Fed (Janet Yellen), los cuales -a pesar de los datos macroeconómicos actuales de crecimiento e inflación decrecientes- están a favor de continuar con el timing de la política de endurecimiento explicitada al comienzo de esta nota.

¿Quién tiene razón? La pregunta es de fundamental importancia ya que un error de cálculo por parte de los halcones podría afectar seriamente la consecución del objetivo dual de la Fed ya mencionado; esto es: pleno empleo y estabilidad de precios.

Quien esto escribe, está a favor de la posición de Yellen. Las razones son las siguientes:

- La baja de la inflación es transitoria. En efecto, el actual nivel de ocupación está comenzando a ejercer presión salarial la cual, indefectiblemente, se transmitirá a precios. En consecuencia, de no endurecerse la política monetaria conforme al timing definido por los halcones, los niveles de inflación podrían elevarse con el claro peligro que se superara el 2% anual objetivo y se afectara negativamente la tasa de crecimiento.

- Asimismo, debe recordarse que -entre las políticas monetarias y sus impactos sobre la economía real- existen desfasajes temporales no menores a 6 meses. En consecuencia, demorar el endurecimiento podría generar que dichos impactos llegaran demasiado tarde para evitar un eventual desequilibrio de precios y niveles de empleo.

De acuerdo con el razonamiento anterior, la estrategia de los halcones podría llevar en 2018 a la economía de EE.UU. a una tasa de crecimiento levemente superior al 2%, una tasa de inflación no mayor al 2% anual y un nivel de pleno empleo con una tasa de desocupación dentro del rango 4,3/4.5%. Caso contrario, de triunfar la posición de las palomas, el escenario de la eco nomía del país del norte podría alejarse de la estabilidad de precios y pleno empleo; con todas las consecuencias negativas que ello acarrearía.

 

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