LA INSTITUCIÓN NO DEBER A INTERCAMBIAR FAVORES PERSONALES POR FINANCIACIÓN

El Banco Mundial quiere seducir a Trump para que no reduzca aportes de fondos

Pobre el Banco Mundial. Cuestionado ya por otras entidades de crédito en cuanto a su principal función de brindar financiación a países en desarrollo, está peleando por su legitimidad mientras trata de reflejar la mayor influencia de los mercados emergentes y pelea con el descontento de su personal. Además de todo eso, enfrenta la hostilidad proveniente de la administración de Donald Trump, que amenazó con reducir el aporte de fondos que hace Estados Unidos.

La respuesta de Jim Yong Kim, el presidente del banco, parece ser poner servicios de la entidad a disposición de Trump. Propuso crear y administrar un fondo para fomentar el emprendedurismo de las mujeres que tanto impulsa Ivanka Trump, la hija del mandatario; también ofreció brindar experiencia para el programa de infraestructura planeado por Trump.

Si se las observa atentamente, todas esas acciones están dentro de las funciones que tiene la institución, y llevarlas a cabo quizás sea políticamente astuto. Pero un intercambio tan evidente de favores por fondos está lejos de cumplir con los estándares de decencia, particularmente para una agencia que insiste en que los países tomadores de crédito deben mejorar su manera de gobernar.

El capital inicial del fondo, unos u$s 200 millones provenientes de Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, con razón sorprendió a algunas personas dados los antecedentes que tienen los sauditas en cuanto a los derechos de las mujeres y el compromiso del banco frente a la igualdad de género. Y si bien la institución ya administra una serie de fondos independientes, hacer un acuerdo con la hija de un presidente presenta un conflicto de intereses. El apego de Trump a mezclar la política pública con las consideraciones personales es uno de sus mayores defectos. Sin embargo, no vale la pena que el banco se asegure seguir recibiendo los constantes fondos estadounidenses con un toma y daca que provocaría un fuerte golpe a su credibilidad.

La legitimidad del banco ya se ve comprometida con el tradicional acuerdo que establece que la presidencia siempre debe estar ocupada por un norteamericano, simplemente para convencer al Congreso de refrendar la financiación que brinda EE.UU a la institución.

Este intento de cortejar a la administración norteamericana refuerza el argumento a favor de que la designación debe ser verdaderamente en base al mérito. Kim no era el mejor candidato cuando fue nombrado en 2012, pero prevaleció el arreglo tácito de que le corresponde a un estadounidense.
 

Angela Merkel, la canciller de Alemania, dijo que Europa debería asumir un papel más sólido en el gobierno mundial. Llenar un vacío de financiación en el banco sería una excelente manera de demostrar que Europa habla en serio.

El Banco Mundial normalmente no debe lidiar con una Casa Blanca que se muestra indiferente a la institución. Pero arriesgar la credibilidad del banco con favores personales al presidente norteamericano no es la manera de proceder.

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