Una asociación estratégica con Japón

La visita del Presidente de la Nación a Japón reviste una importancia clave para avanzar en la asociación estratégica bilateral acordada con el Primer Ministro Shinzo Abe en la gira a Buenos Aires del 2016. La secuencia de encuentros al más alto nivel de gobierno representan un giro significativo en la proyección de una relación bilateral que en los últimos años se encontraba virtualmente estancada. La anterior visita de un Jefe de Gobierno japonés a la Argentina había sido en 1959. El Emperador Akihito lo hizo en 1997, los príncipes imperiales en 1998 y la princesa Takamado en el 2008. El último presidente argentino en visitar Japón había sido Carlos Menem en 1998.

La nueva dinámica que va adquiriendo la relación bilateral tiene una enorme importancia política y económica. Una mayor profundidad y solidez del vínculo con la segunda potencia industrial global permite, entre otras cuestiones, abrir una variedad de nuevos canales para estimular una relación que carecía de intensidad política y volumen comercial. Solo unas 78 empresas japonesas están radicadas en la Argentina frente a un millar en México y 700 en Brasil.

Hoy el comercio japonés con América latina asciende al 4% de su comercio total. La cifra, dominada por el intercambio con Brasil y México, habla por sí sola. En el caso argentino, sigue un parámetro aún más insignificante. La balanza comercial es negativa para la Argentina en u$s 650 millones, con exportaciones por más de 500 millones e importaciones en aproximadamente mil millones de dólares. De acuerdo al INDEC 2015, los productos primarios representan el 57% de las exportaciones argentinas, las manufacturas agropecuarias el 21% y las industriales el 22%.

Las inversiones directas niponas en la región han sido moderadas en las últimas décadas. Desde el 2010, se registra una inversión de u$s 42.000 millones. Sin embargo, el interés inversor de Japón está expectante como miembro no prestatario del Banco Interamericano de Desarrollo. El sector agropecuario latinoamericano es uno de los que está en la mira de la alianza público privada del Japón para promover inversiones.

Es alentador que Argentina y Japón se encaminen en un nuevo clima de relación bilateral similar al que Tokio mantiene con México y Brasil. Es de esperar que la balanza comercial y el flujo de inversiones empiecen a reflejar ese nuevo status diplomático preferencial.

Era hora que Argentina y Japón mantuvieran un vínculo de calidad más acorde con los dos siglos de excelentes relaciones diplomáticas, una corriente migratoria de japoneses que ya cumple 130 años y que ubica a la Argentina en el tercer lugar de importancia en América Latina y, entre otros antecedentes, episodios históricos de amistad como puede haber sido la transferencia de los buques ARA Rivadavia y ARA Moreno (NIsshin y Karuga, después) durante la guerra entre Japón y Rusia en 1905.

Que el Primer Ministro Shinzo Abe sea el nieto de Nobusuke Kishi, el último Primer Ministro que visitara la Argentina hace 57 años es también otro dato para recordar.

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