Un nuevo subsidio beneficia a los ninis como un incentivo

Los ninis entre 18 y 24 años de edad recibirán $ 600 mensuales del Gobierno Nacional si regresan a las aulas para completar la escuela primaria, la secundaria o la terciaria y/o la universitaria. En el ámbito sociológico se dice de todo sobre la naturaleza y origen de los ninis. Desde que son vagos u holgazanes que viven de alguien (de la familia, de trabajos informales, de changas, de la caridad pública o privada) hasta el extremo de justificar su existencia como parte de la deuda social por la ausencia de la familia, de motivación profesional o laboral, o por causa del desempleo o la marginación que experimentan ciertos bolsones de la sociedad en la vida cotidiana. Se sabe que no menos del 30% de los ninis no buscan trabajo ni desean realizar ninguna actividad que implique el más mínimo esfuerzo. En la Universidad de Oxford se ha llegado a incluir al vago consuetudinario como parte de los ninis, generalmente financiado por familias con importantes recursos, que sencillamente no quieren ni desean trabajar y mucho menos estudiar. El término nini hace referencia al sector de la población de jóvenes que en la actualidad ni estudia ni trabaja planteado como un problema social, fenómeno que se desarrolló con las @generations.
Los principales detonantes medidos en forma objetiva indican que es una patología generada por ciertas formas de abandono personal, por falta de motivación, por la falta de empleo, por la deserción escolar y la baja calidad educativa. La expresión ninis del mundo latino equivale al acrónimo inglés NEET, que son las siglas de la frase not in employment, education or training (ni trabaja, ni estudia ni recibe formación). El inactivo por su propia decisión es uno de los dramas de la modernidad, y a pesar de que en la Argentina pueden ser más de 1.600.000 sujetos, no resulta claro si es el incentivo económico el que moviliza a quién optó por abandonarse a su suerte sin trabajar y sin estudiar. En cambio, es un objetivo loable incentivar a una persona inactiva a que reciba un subsidio si es que cumple con el requisito esencial de cursar, estudiar y terminar sus estudios a todo nivel.
El Plan Progresar, un nuevo gasto asumido por el Gobierno Nacional, se sabe que alcanza a jóvenes de 18 a 24 años inclusive, argentinos nativos o naturalizados con el DNI. Los naturalizados solo pueden acceder al beneficio si acreditan 5 años de residencia en el país. Su status quo laboral implica que deben ser jóvenes sin empleo, con empleo informal o formal con ingresos menores que el salario mínimo, vital y móvil ($3.600). Si se trata del grupo familiar se debe cumplir las mismas condiciones del joven individual (padre, madre, tutor o pareja conviviente). El objetivo es que estos jóvenes completen sus estudios en cualquier nivel educativo y asistencia de la oficina de empleos para facilitar la inserción laboral de sus beneficiarios. El programa garantiza, a través de la intervención del Ministerio de Desarrollo Social, que quienes deseen estudiar y tengan hijos puedan anotarlos en una guardería a cargo del organismo, mientras concurran a clases. El monto de la prestación que se asigna por medio de esta iniciativa es de $ 600 mensuales y se abona el 80% ($ 480) a partir de la inscripción. Cuando se acreditan todos los requisitos se paga el saldo. En la guía para acceder al beneficio se establece que quien desea inscribirse en la ANSES, lo debe hacer a través de http://www.progresar.anses.gob.ar/, o presentarse en las delegaciones de atención del organismo. El joven de ambos sexos recibirá por parte de la ANSES un SMS o un correo electrónico en el que se le informará si cumple con los requisitos y el banco en el que percibirá la prestación. Esta información también estará disponible en la sección MI ANSES de la página web del organismo (www.anses.gob.ar). Los jóvenes tendrán una tarjeta de débito de cuenta gratuita a través de la cual percibirán este derecho, seguramente otorgada por bancos oficiales. Dentro de la política de estado referida a la inclusión, no existen dudas de que un subsistema como el anunciado es una pieza que contribuye a mejorar la educación de los más postergados. En rigor, los denominados puentes son eslabones de una cadena que va desde el desamparado hasta el corazón del mercado de trabajo tratando de convertir al sujeto es un trabajador formal totalmente incluido en el mercado.
Es por ello que la educación de los ninis debe complementarse con el siguiente eslabón que es la obtención del primer empleo. Para ello se debe establecer un nuevo puente que incentive a la empresa para incorporar al empleo registrado, de modo de completar la primera etapa. En los sectores más postergados no existe una relación de causalidad eficiente entre completar los estudios y lograr un empleo, y en general no es percibido por los sectores marginales que la mejora efectiva se logra a través de completar los estudios primarios o secundarios. Es probable que esta percepción provenga de que muchas de nuestras escuelas no brindan al estudiante una educación suficiente como para facilitar una salida laboral temprana o incipiente. Es por ello, que los planes educativos deben fortalecer los contenidos que relacionen a los estudiantes con las nuevas tecnologías, o con arte oficio o profesión con salida laboral primaria. Si se disipa la sospecha de que el subsidio a los ninis es un nueva herramienta del clientelismo político, y se centra en un recurso efectivo de política social, implementado con trasparencia y celeridad, estamos frente a un nuevo medio para reconducir a los grupos sociales postergados hacia un futuro con esperanza.
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