Una vidriera para proyectar la influencia e imagen de nuestro país

La Argentina asume el reto de presidir el G20 que representa el 85% de la economía global, el 64% de la población del planeta, el 73% de las exportaciones y, entre otros datos, el 61% de la inversión directa del mundo.

Esas referencias estadísticas ponen de manifiesto la significación del acontecimiento diplomático como vidriera para proyectar la influencia e imagen de nuestro país además del hecho que integra dicho grupo de países todos los principales socios comerciales de la Argentina (12 de 20).

Es el caso de Brasil, China, Estados Unidos, India, México y, entre otros, la Unión Europea. Solo tres latinoamericanos participan del proceso, Argentina, Brasil y México (Chile lo hará en calidad de invitado de Argentina). Esta presencia latinoamericana limitada agrega una responsabilidad adicional de confluencia de carácter regional e incluso hemisférico.

Consecuentemente, el compromiso de coordinar el mecanismo de poli gobernanza global en el 2018 es una oportunidad destacable como un gran desafío diplomático al constituir el G20 un ámbito de cooperación y consulta en temas relacionados con el sistema financiero internacional y el crecimiento económico además de revisar y promover el intercambio de posiciones entre países industrializados y emergentes.

También considera una variedad de otras cuestiones como el desarrollo sustentable, el clima, el terrorismo yihadista de ISIS, la seguridad alimentaria, el combate a la corrupción, la energía e incluso en ocasiones los desequilibrios geopolíticos. De alguna forma su compleja agenda temática, quizás consecuencia de la crisis de los 90 que le dio origen, es el producto de las circunstancias principales que dominan el escenario político y económico internacional.

Hasta ahora la intención central del G20, tal como lo enfatizan los distintos documentos de las Cumbres, ha sido la de generar las condiciones para convertir a la economía global en innovadora, interconectada e inclusiva. La premisa, en el espíritu fundacional, es que todas las economías crecen mejor cuando todos participan de ese crecimiento.

Por lo tanto los esfuerzos del G20 deberían concentrarse en los esfuerzos para superar los desequilibrios y garantizar un crecimiento sostenible, reducir los niveles de pobreza y resolver los candentes problemas sociales en el mundo.

En ese contexto, reviste importancia clave el impacto de las nuevas tecnologías en el mundo del trabajo. También, como fuente de igualdad de oportunidades, el reentrenamiento laboral y la educación.

El G20, en el que están sentados en un pie de igualdad países desarrollados y emergentes, no es formalmente un organismo internacional por lo que no cuenta con una estructura o secretaria que sirva de apoyo como puede ser el caso de Naciones Unidas o, en el ámbito regional, el Mercosur.

El país que asume el compromiso de la presidencia también lo hace de organizar y coordinar más de medio centenar de reuniones temáticas además de conducir los dos canales centrales de dialogo, el de Sherpas y el de Hacienda y Finanzas.

Este amplio proceso de negociación diplomática, que tendrá que administrar diferencias y tensiones, es el que culmina con la base de acuerdos o consenso principales que se adoptarán en la declaración final de la Cumbre de los Líderes a nivel de Jefes de Estado Gobierno.

La Argentina, que asume el relevo de Alemania en el G20, está en condiciones óptimas para cumplir la función histórica al contar con una estructura de diplomáticos de excelencia y un gobierno que representa a una sólida democracia además de levantar claras banderas de valores y principios internacionalmente reconocidos.

También al haber logrado una notable inserción al mundo y una recomposición de relaciones bilaterales con todas las latitudes. El canciller Jorge Faurie ha señalado, asimismo, que el enfoque de Argentina en el proceso del G20 será de "una mirada renovada y desde el sur". Ese acertado enfoque resulta auspicioso para sentar las bases para una mejor gobernanza global priorizando el crecimiento económico con sostenibilidad ambiental, justicia social y equidad.

 

Roberto García Moritan, Ex vicecanciller de la Argentina

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