Una oportunidad para reperfilar la comunicación entre las empresas y el Estado

Negación, ira, negociación, depresión y aceptación son las 5 etapas del duelo, según la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross. Algo de este ciclo pudo vislumbrarse en parte de la opinión pública y en el micro mundo de quienes gerencian los asuntos públicos en las principales compañías argentinas tras los inesperados –por la magnitud– resultados de las Elecciones PASO del pasado agosto.

Si bien son muchas las actividades que debieron comenzar a plantearse un nuevo escenario, es en el rol de los Dircoms donde con mayor intensidad se habla de la necesidad de un “reperfilamiento de cara a una factible nueva administración del conglomerado del PJ, nominado Frente de Todos

Aun cuando la anterior etapa del PJ al frente del país es recordada por muchos profesionales del sector por la complejidad de interacción con el sector público, la falta de transparencia más o menos generalizada y la volatilidad de las reglas de juego, hay dos atributos que son reconocidos en voz baja por la mayoría: el empoderamiento de la profesión, ligado a un impacto tangible sobre el bottom line; y la verticalidad en el sistema de decisiones del PJ frente al “equipismo de Cambiemos, mucho más abierto y ameno, pero igualmente menos concreto. 

Una oportunidad y algunos interrogantes

El nuevo escenario, en caso de repetirse los resultados en las elecciones generales, es a todas luces una oportunidad para los encargados de gestionar la reputación corporativa, pero genera algunas incógnitas e interrogantes que deben ser resueltos:

En primer lugar, la necesidad de tejer puentes con posibles funcionarios, reguladores o influenciadores del nuevo espacio, que muy pocos conocen y que probablemente tengan diferentes afinidades teniendo en cuenta la heterogeneidad del frente hoy opositor.

En segundo, entender qué lugar jugarán las cámaras sectoriales en el nuevo escenario y qué incidencia tendrán en el diálogo con el nuevo espacio de poder, descontando aquí el sector industrialista de la UIA y probablemente los laboratorios nacionales, afines a priori al ideario de Alberto Fernández.

Asimismo, cómo se configurará el perfil público de las compañías y sus CEO de cara a una nueva administración. Aún se recuerdan los casos emblemáticos de líderes de compañías que pasaron por grandes aprietos durante el anterior mandato K, especialmente Juan José Aranguren.

También habrá que ver qué manera encuentran las industrias consideradas “ganadoras en la era M para no ver afectados sus intereses bajo una nueva administración. Especialmente aquellas, como la aviación comercial low cost o las empresas financieras, que fueron “tomadas como banderas políticas por el oficialismo.  

Por último, de qué manera se reconstruye el universo de las empresas contratistas del Estado, implosionado desde Odebrecht y más acá en el tiempo y el espacio con los cuadernos Gloria de Centeno. Varias de las políticas impulsadas por Cambiemos en este sentido han sido ampliamente difundidas –PAMI, obras de infraestructura masivas, PPP– y cuentan con la aceptación de una parte importante de la opinión pública, justamente por oponerse a prácticas relacionadas con el núcleo duro del pasado kirchnerista: Lázaro Báez, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra, Julio de Vido y Ricardo Jaime, entre otros. 

Un marco de transparencia

Un apartado final relacionado: la necesidad de manejarse dentro de un marco de transparencia generalizado será imperiosa.

El sistema democrático argentino –y muy especialmente en el imaginario colectivo el PJ– tiene una gran deuda pendiente para promover una sana gobernanza en todos los niveles. La transparencia no es una moda o una peste, a decir de Jorge Asís, sino uno de los pilares sobre los cuales se basa la construcción de las democracias exitosas del mundo.

Las empresas, desde el CEO para abajo, deben capacitarse y enfocar sus esfuerzos para ser sustentables dentro de este paradigma. Y los partidos políticos y los actores asociados de la sociedad civil, entender que lo contrario es un camino director hacia la anarquía y la bancarrota.

Quienes no entiendan eso tras los Panamá Papers, las filtraciones de Wiki Leaks, Lava Jato, Los Cuadernos y muchas más, habrán perdido antes de empezar la partida.

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