"Siento que tienen un embarazo psicológico con los Menem" afirmó con enojo el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, en el medio de un esfuerzo por desvincular a su familia y a Karina Milei de una supuesta red de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), relatada por el extitular del organismo, Diego Spagnuolo, en audios que comenzaron a divulgarse periodísticamente pocos días atrás. Los hechos allí expuestos han derivado en una investigación judicial muy eficaz, que rápidamente se hizo de un material probatorio que deberá ser analizado en profundidad en las próximas horas, con potenciales revelaciones que inquietan fuertemente a la Casa Rosada.

En general, los gobiernos no peronistas suelen definirse a sí mismos como más comprometidos con la calidad institucional que las administraciones peronistas, internalizando a la integridad y a la transparencia como partes significativas del producto político que exhibían en vidriera. Solo para repasar algunas experiencias de las últimas décadas, este ha sido el caso de la Alianza (1999-2001), como contracara de los vicios menemistas y de Cambiemos (2015-2019), como dispositivo impugnador de la corrupción kirchnerista. Tal enaltecimiento de la aparente honestidad propia ha generado que los escándalos de corrupción, en general, pegaran más fuerte en los gobiernos no peronistas que en los peronistas.

A diferencia de aquellos períodos, Milei nunca hizo de la agenda de la calidad institucional uno de sus aspectos distintivos. En todo caso, su rechazo retórico a losnegocios ilegales construidos desde la función pública se producía indirectamente, a partir de la aversión expresada a la existencia misma del Estado, que, en su lógica, posibilita el desarrollo de mecanismos de recaudación personal por parte de agentes gubernamentales.

Los audios de Spagnuolo vienen a recordarnos que en países como la Argentina no todos los problemas son fiscales ni están puramente vinculados a la economía. (Fuente: EFE)
Los audios de Spagnuolo vienen a recordarnos que en países como la Argentina no todos los problemas son fiscales ni están puramente vinculados a la economía. (Fuente: EFE)

Aun con esos antecedentes, el Presidente de la Nación, se enfrenta aquí a algo que está alejado de ser un mero caso aislado de corrupción al interior del gobierno. El supuesto entramado de coimas en la Andis representa un artefacto con múltiple capacidad de daño que se introduce en el corazón mismo del poder, al involucrar de manera directa a Karina Milei que, como consecuencia de la fórmula política elegida por su hermano, tiene un rol central en el esquema decisorio libertario.

En efecto, estassospechas de corrupcióncobran especial importancia por la magnitud de los presuntos hechos que pone de manifiesto Spagnuolo, los personajes integrados a la trama del relato y la capacidad de escalada del tema, a partir de una investigación judicial que avanza aceleradamente.

Una nube tóxica se ha formado sin que las Fuerzas del Cielo hayan podido anticiparla ni, momentáneamente, neutralizarla.

La manera en la que el Gobierno salga a capear el temporal determinará el nivel de daño ante la opinión pública que esto generó y puede seguir generando, mientras los sectores de la oposición seguirán señalando las inconsistencias del relato oficial en los medios y las redes, pero también en el Congreso, que ya venía siendo un campo hostil para La Libertad Avanza.

¿Llegará a tener este episodio una consecuencia electoral negativa para Milei? Todavía es prematuro tomar dimensión del impacto certero cuando el caso sigue acumulando nuevos capítulos y nadie en el oficialismo asegura una salida rápida. No obstante, algunas ideas rectoras deben ser incorporadas a cualquier análisis de costos tentativos. En una investigación de 2015, los politólogos Ryan Carlin, Gregory Love y Cecilia Martínez-Gallardo utilizaron el concepto de "rendición de cuentas condicional" para capturar la disparidad de consecuencias que tenían ciertos escándalos políticos dependiendo de la figura presidencial afectada. Ellos sostienen que los ciudadanos son más propensos a castigar a los presidentes por los escándalos cuando la economía está débil que cuando se encuentra transitando un período de vigor. De esta manera, una economía fuerte, especialmente con inflación y desempleo bajos, amortigua la caída en la popularidad de los presidentes que se ven envueltos en escándalos.

Si bien este gobierno sigue cosechando el alivio de la desinflación, ese proceso se ha mezclado en los últimos meses con un creciente malestar ciudadano por la situación económica, sobre todo por el estancamiento de los salarios reales y el deterioro del mercado laboral. En tal sentido, el EMAE del Indec registró en junio la segunda caída intermensual consecutiva, mientras que las proyecciones de diversas consultoras registran una continuación de ese enfriamiento en el tercer trimestre del año. El contexto económico con el que se llega hasta aquí es complejo y heterogéneo.

Incluso en un escenario en el que el resultado de las elecciones termine por favorecer al oficialismo, este episodio podría llegar a tener consecuencias perdurables desde el punto de vista reputacional para La Libertad Avanza. Pero un potencial fortalecimiento legislativo post octubre generaría un acotamiento de las derivaciones de cualquier hecho de corrupción en relación a la capacidad del gobierno para asegurar su gobernabilidad en los últimos dos años de gestión. Por el contrario, si el resultado no es tan bueno, la importancia relativa de este escándalo y de otros, incluyendo el caso $Libra tenderán a incrementarse, en un clima político que podría llegar a comprometer las previsiones y los supuestos del programa económico.

Los audios de Spagnuolo vienen a recordarnos que en países como la Argentina no todos los problemas son fiscales ni están puramente vinculados a la economía. Las situaciones de corrupción tan extendidas no se solucionan con meros cambios de personal, sino que deben abordarse con modificaciones serias sobre las reglas de juego y los incentivos, enmarcadas en una agenda de fortalecimiento institucional. El gobierno de Milei necesita responder de manera contundente, la pelota está de su lado.