Un impuesto de Larreta hace más difícil el plan para sumar reservas

Las propuestas que puso a rodar Sergio Massa para reforzar las reservas del BCRA vienen demoradas. Sortear sus dificultades no es imposible, pero consumirá tiempo, un bien siempre escaso entre tanta urgencia argentina.

El Gobierno persuadió a los exportadores para que traigan dólares destinados a prefinanciar ventas futuras. Esas divisas, aportadas por sus casas matrices, deben ser depositadas en una cuenta destinada a tal fin, para que el banco pueda suscribir con esos fondos una Nota en Dólares (Nodo), cuyo capital más el interés correspondiente se reintegra íntegro al vencimiento, en 180 días. El problema que complica este ingreso de dólares es el 7% de Ingresos Brutos que cobra la Ciudad a los bancos sobre la rentabilidad de las letras y notas que emite el BCRA. Se trata de una medida que instrumentó Horacio Rodríguez Larreta cuando la Nación le arrebató fondos de coparticipación durante la pandemia. Empresas y operadores financieros se preguntan quién resignará ese margen. El BCRA no tiene margen de pagar una sobretasa para cubrirlo, porque generaría un antecedente inalcanzable en función del gigantesco stock de Leliq y pases, pero sobre todo porque impugnó ante la Corte la aplicación de ese gravamen. La solución sería que la Ciudad permita que las Nodo queden exentas. Pero eso no sería un favor: requiere abrir otras mesas más de negociación, más difíciles aún de resolver.

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La línea Repo también debe sortear otra complicación. El financiamiento que prometieron tres bancos internacionales representa un ingreso que recibe la Argentina por la venta de un monto determinado de bonos, con el compromiso de recomprarlos a un plazo determinado junto al pago de una tasa. Las entidades financieras mantienen esos títulos en garantía, pero pretenden recibir títulos soberanos emitidos bajo legislación extranjera como los GD30, que no son precisamente los que más tiene en su poder el Banco Central. La otra limitación es que la baja paridad que tienen esos títulos, como bien explicó en El Cronista Guillermo Laborda, hace que el monto que pueden ofrecer los bancos sea bajo, de alrededor de u$s 1500 millones. No es imposible de resolver, pero hay que encontrarle la vuelta.

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La negociación con las entidades agropecuarias para mejorar el dólar soja es un capitulo aparte. Agricultura negocia alguna mejora adicional. Pero los ruralistas saben que es el momento de pedir: aspiran a que el resto de los cultivos también pueda recibir un tratamiento similar. El diálogo sigue, pero falta para la fumata.

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