OPINIÓN

Un empate institucional puede contribuir al diálogo

El nuevo estallido de la pandemia forzó a la política a replegarse hasta sus ultimas posiciones. En todas sus variantes y corrientes internas, tanto el Gobierno como la oposición entendieron, por fin, que la realidad dejaba ya poco margen para debates intrascendentes. Las cifras de contagios y fallecimientos desbordaron todas las proyecciones y la capacidad de respuesta de un gobierno que sigue sin controlar situaciones que lo desbordan. El desconcierto se trasmitió a funcionarios, expertos y comunicadores de la oposición; y condicionó un empate que bien puede ser visto como una ocasión para ensayar otro tipo de dialogo y trabajo de construcción institucional.

En la base opera esa combinación de desencanto y hartazgo colectivo. Una tensión que Argentina sufre en medida no menor ni mayor que la del resto de las democracias en el mundo y que no parece penetrar a parte importante de la sociedad.

La dinámica de la empatía se impone, como es bien sabido, la gente cansada, cansa; del mismo modo que la gente desorientada, desorienta. Es el mecanismo que explica que la indignación de los ciudadanos se contagie a todos los niveles, enturbiando el dialogo y la capacidad de comprensión mutua. Todos pierden. Las cifras de las encuestas nacionales retratan con crudeza este mecanismo de retroalimentación. El gobierno nacional sufre en estos días un declive en sus niveles de credibilidad y de capacidad para suscitar entusiasmos y adhesiones, que solo parece superable por el que, a su vez, sufre la oposición. Ninguna figura nacional parece en condiciones de elevarse por sobre este balance implacable que, al menos en lo inmediato, preanuncia lo peor para cualquier proyecto electoral inmediato.

De allí la rapidez con que todos los actores de la política nacional parecen haber aceptado una situación de empate forzado, en la que la moderación y el bajo perfil desplazan a la polarización estridente de las campañas.

El nuevo clima de détente ganó rápidamente a las instituciones. Empate general, sin ventajas ostensibles para nadie. En todos los frentes, Gobierno y oposición suspendieron hostilidades. Se dispararon sensores y mecanismos de defensa. Prueba y error: dos pasos hacia adelante y dos o los que hagan falta, hacia atrás.

Es que sobran evidencias demostrativas de que cualquier deslizamiento en la presión sobre la sociedad puede desembocar en estallidos de exasperación y violencia colectiva, del tipo de los que agitan a las grandes ciudades de toda América Latina o del que hace dos semanas produjo el más importante triunfo electoral de las izquierdas sumadas en la historia de América Latina. Basta un ajuste tarifario o impositivo, un incidente mínimo. Nadie está dispuesto a arriesgar nada porque nadie cuenta con ideas, propuestas, candidatos ni estrategias capaces de conmover a una sociedad escéptica, indignada, hipersensible y experimentada. La política transita un camino desconocido. Sin seguros, reaseguros, mapas ni instrumentos de orientación.

La suspensión de hostilidades abre así un compás de espera. En especial, en algunos de los proyectos de reforma institucional que enfrentan, con pronóstico reservado, a Gobierno y oposición.

Un buen ejemplo demostrativo es el que ofrece la reforma del Ministerio Publico, sin duda uno de los que mayor voltaje de violencia dialéctica parece haber desencadenado en los últimos tiempos. Un proyecto desprolijo, ignorados por los sectores incluso mejor informados, al que, sin embargo, algunos sectores políticos opositores, los colegios profesionales de abogados, jueces y fiscales y gran parte de la academia, han adjudicado la importancia a una verdadera reforma constitucional.

Es un terreno de batalla en el que los avances del Gobierno fueron rápidos y precisos. Tal vez por ello -y porque encontró a la oposición descuidada y sin mayores argumentos-, los operadores del gobierno alcanzaron objetivos importantes, aunque a un costo excesivo, que acaso conspire contra sus posibilidades finales. En pocas semanas, el Gobierno logro en Diputados despachar las audiencias y aprobar un dictamen con concesiones mínimas, que le permiten aguardar una discusión cómoda en el pleno, incluso con posibilidades de incorporar modificaciones razonables, una vez que las posiciones extremistas hayan sido superadas.

El proyecto con media sanción cuenta en efecto, con una ventaja imposible de remontar: la reforma que propugna es idéntica a la que en su momento elevo al Congreso el gobierno anterior, a poco de haber logrado el defenestra miento de la anterior titular del Ministerio Publico Fiscal, Alejandra Gil Cabo. El cuerpo de la reforma es el mismo. Lo que divide a uno y otro de los bandos en pugna son los títulos del adversario para llevar a cabo la reforma y la presunción, también común a ambos, de que el proyecto es un "caballo de Troya" orientado a destruir desde adentro el sistema de justicia. Lo que era defendido y atacado con saña y ferocidad por unos y por otros es casi exactamente lo mismo que hoy se discute. Solo los separa la posición relativa de unos y otros en la balanza del poder. Los mismos operadores, aunque en tribunas cambiadas

El núcleo de la propuesta de reforma es básicamente el mismo. Eliminar el carácter vitalicio del mandato y reducirlo a un plazo razonable es algo universalmente aceptado y lo mismo ocurre con la mayoría para elegirlo ¿Por qué establecer mayorías imposibles, que de hecho han logrado paralizar y enconar a la institución? ¿Cómo dudar de la necesidad de un control parlamentario inspirado en las reglas internacionales en la materia ¿Es que puede aceptarse la construcción de un nuevo poder autónomo, absuelto de toda responsabilidad institucional más que ante sí mismo y exento del control cruzado, el mecanismo de frenos y contrapesos y la dinámica de la división de poderes?

El problema es legislar pensando que el proceso político ha quedado paralizado y que unos y otros estarán para siempre donde están. Esta visión distorsionada, en la que el proceso político se detiene y súbitamente la tierra es plana y ha dejado de girar sobre si misma es la que inspiro en su día el pacto constitucional de 1994. Un acontecimiento político extraordinario cuyos frutos institucionales fueron, sin embargo, dejados sin definir, para reglamentaciones futuras.

Pues bien: ha llegado, 30 años después, la hora de hacerse cargo y de legislar y reglamentar instituciones que tienen mucho de experimental. Por eso han funcionado tan poco y tan mal. Es el caso de muchas de las instituciones del 94'. Tales como, por ejemplo, el consejo de la magistratura, la gobernanza judicial, el mecanismo de sanción de las leyes, las relaciones entre poderes o las relaciones económicas y financieras entre las provincias y Nación.

Tal vez esta parálisis forzada, que obliga e impone un empate forzoso, pueda servir para barajar y dar de nuevo. Para pensar las instituciones con método y con responsabilidad. Desde una indispensable perspectiva estratégica y de largo plazo. Con enfoque común de interés general.

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    Eduardo Elías Kleiner

    26/05/21

    Legistadores convoquen a ENMENDAR la CONSTITUCIÓN para crear la RABA (AMBA con 1 Jefe empoderando sobre intendentes de distrito, CABA INCLUIDA) y mudar la CAPITAL del país al Interior # De paso, PASO NO OBLIGATORIAS ¡País unido y federal sin grieta origen de odios y atrasos!
    Papa Francisco ya como lo hiciera Juan Pablo II en 1987, venite a Viedma / Carmen de Patagones para desde allí unir a todos los argentinos,y que la gente más valiosa se vea favorecida para trasladarse desde el SOBREPOBLADO Y EPIDÉMICO AMBA a la PROMISORIA PATAGONIA
    Carísimo Jorge B. observá lo que algunos ?compatriotas? ya están perfilando?: https://www.perfil.com/noticias/politica/alfredo-cornejo-cada-vez-tiene-mas-sentido-la-idea-de-mendoza-y-cordoba-de-separarse-del-pais.phtml (¿Resultaría utópico avizorar que entonces la Patagonia llegara también a querer separarse, acaso adoptando Puerto Stanley como su capital federal??.)
    Ya perdimos en tiempos de [Rivadaviia] > Dorrego vs Lavalle > [Rosas] la Banda Oriental cuando Artigas no consiguió ese traslado a otro lugar de las Provincias Unidas (¿ Paraná, Entre Ríos?); por su fracaso debió exiliarse a Paraguay y sus rivales crearon luego el actual Uruguay

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    Eduardo Elías Kleiner

    26/05/21

    Legistadores convoquen a ENMENDAR la CONSTITUCIÓN para crear la RABA (AMBA con 1 Jefe empoderando sobre intendentes de distrito, CABA INCLUIDA) y mudar la CAPITAL del país al Interior # De paso, PASO NO OBLIGATORIAS ¡País unido y federal sin grieta origen de odios y atrasos!
    Papa Francisco ya como lo hiciera Juan Pablo II en 1987, venite a Viedma / Carmen de Patagones para desde allí unir a todos los argentinos,y que la gente más valiosa se vea favorecida para trasladarse desde el SOBREPOBLADO Y EPIDÉMICO AMBA a la PROMISORIA PATAGONIA
    Carísimo Jorge B. observá lo que algunos ?compatriotas? ya están perfilando?: https://www.perfil.com/noticias/politica/alfredo-cornejo-cada-vez-tiene-mas-sentido-la-idea-de-mendoza-y-cordoba-de-separarse-del-pais.phtml (¿Resultaría utópico avizorar que entonces la Patagonia llegara también a querer separarse, acaso adoptando Puerto Stanley como su capital federal??.)
    Ya perdimos en tiempos de [Rivadaviia] > Dorrego vs Lavalle > [Rosas] la Banda Oriental cuando Artigas no consiguió ese traslado a otro lugar de las Provincias Unidas (¿ Paraná, Entre Ríos?); por su fracaso debió exiliarse a Paraguay y sus rivales crearon luego el actual Uruguay

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