Traiciones, cortes de boleta y el fenómeno Milei: el combo que detonó el Conurbano y amenaza con repetirse
Las traiciones, cortes de boleta y pases de facturas se mezclaron con verdaderas sorpresas electorales en el Conurbano bonaerense, donde los intendentes de ambos frentes mayoritarios empezaron a dialogar entre sí de cara a las elecciones de octubre.
El cambio total se dará en San Isidro, donde Posse perdió su primera elección municipal en toda su historia. En Hurlingham también se irá Juan Zabaleta, en manos de Damián Selci y Julio Zamora le ganó, en Tigre, a Malena Galmarini.
Varios jefes comunales de Unión por la Patria llamaron antes que el propio Néstor Grindetti lo hiciera para saber qué pensaban sobre la elección. Juntos por el Cambio quedó a cuatro puntos de Axel Kicillof. Si bien esta cifra puede parecer indescontable, el gobernador sigue tropezando con su falta de socios en su trabajo provincial.
Si bien es más que extraño, no llama la atención que Kicillof aún no tenga, luego de cuatro años, ningún amigo que lo quiera apoyar. Solo lo siguen por interés, como sucede en otros órdenes de la vida social.
A estos intendentes que no tienen la mejor relación con el gobernador los une la región, la Tercera Sección, de donde es Grindetti. Para peor, a Máximo Kirchner tampoco le gustaría demasiado que alguien quede a salvo de lo que, supone desde hace tiempo, será una segura derrota para Unión por la Patria.
"Si Axel gana, no saluda más a nadie", dicen los rencorosos como si lo conocieran. Y, si triunfa, y no lo hace ni Sergio Massa ni mucho menos Máximo Kirchner, su estrella será la única que quede en el firmamento.
En lo que sí no hay ninguna diferencia ni conspiración es en que nadie vio venir el "voto bronca" del más enojado de todos, Javier Milei. Ni siquiera aquellos que financiaron sus boletas, defendieron los votos y terminaron en pánico, el peronismo kirchnerista bonaerense. Sin embargo, el efecto libertario le sirvió para que en muchas localidades lo que podría haber sido una elección mucho más pareja terminaran siendo victorias holgadas para los oficialismos o de dos cuartos contra la mayoría de los intendentes de Unión por la Patria.
Quien más preocupado está es, por supuesto, Sergio Massa, que consiguió los mismos votos que obtuvo cuando fue candidato presidencial sólo por el Frente Renovador. El 21% que de hace ocho años se repitió ahora, donde lo ayudó a llegar al filo del tercio pretendido los votos que cosechó Juan Grabois.
Sin embargo, el problema venía desde antes. La reunión de hace quince días en el centro de campaña de la antigua sede bancaria de Mitre al 300 fue más que explícita. Luego de un escarceo entre Máximo Kirchner y Juan Zabaleta por un cruce de miradas incómodas, todo fue silencio y hacer que hacían una campaña.
Wado De Pedro, quien sigue enojado y ofendido, nunca terminó actuando en favor del candidato presidencial al que tenía que representar. Dicen los pocos que estuvieron en el riñón de la campaña massista, entre los que estaba el siempre callado hijo de los dos presidentes, que el acto de cierre programado para el jueves pasado y luego suspendido por la trágica muerte de Morena, no tenía ni invitados hasta el día anterior.
El ministro del Interior no parece disfrutar de su nuevo rol. Y se lo cuenta a todos los que se cruza. Inclusive reclama que vuelva a haber una renuncia masiva de funcionarios que no funcionan, como Anibal Fernández o Sergio Berni, aunque en esta oportunidad él no puso la suya a disposición, como ocurrió en 2021, tras la derrota de las PASO de aquel entonces.
Los intendentes del Gran Buenos Aires fueron los principales responsables que el gobernador consiguiera 4% más de votos que la suma de la competencia de Juntos por el Cambio por la campaña que hicieron. Si bien hubo mucho corte a favor de algunos, eso también hizo que los niveles de los candidatos provinciales y nacionales superaran la media.
En una planilla, Massa vio todos los resultados en los distritos del Gran Buenos Aires. Cuando empezó a remarcar donde hubo más diferencia, al final, casi toda la página estaba cruzada con amarillo, renglón por renglón, aunque fueron Pilar y San Fernando las elecciones más llamativas.
En el distrito que gobierna Federico Achaval, el principal aliado de Martín Insaurralde, el jefe de gabinete provincial que no tiene mucha onda con Massa, hubo más de 20% de corte con respecto a uno de los dos presidenciales. Pero lo peor es en San Fernando, donde Juan Andreotti es el principal aliado del líder del Frente Renovador, que también consiguió 25% más que su amigo de Tigre.
Si bien pasaron cuatro días de las elecciones del domingo, dirigentes cercanos a Diego Santilli proponía revisar los votos que consiguió porque, presumen, pudo haber habido una mano traviesa. Esto, que no fue avalado ni respaldado por el propio candidato, que en la noche de la elección reconoció y saludó a Néstor Grindetti, es impulsado, parece, por algún operador económico que puso mucho más que esfuerzo en esa campaña.
La verdad puede ser mucho más fácil de advertir que revisando miles de urnas para encontrar un voto más. Y se nota cuando se compara la elección de los candidatos que tenían a Larreta y Santilli con los resultados de los referentes municipales.
Casi todos ganaron sus respectivas PASO en el tramo local pero perdieron los de las otras categorías. Si en algunos casos no hubiera habido un asombroso y despiadado corte "sálvese quien pueda", hoy Santilli era el candidato a gobernador.
Antes de irse para un nuevo viaje, el gran ganador del domingo, Mauricio Macri, quien ahora les reprocha a todos por qué motivos le rechazaron el ingreso de Milei a Juntos por el Cambio, que ganó además en la Capital Federal con su primo Jorge e impuso a Patricia Bullrich sobre Horacio, se fotografiará con Grindetti para que no queden dudas de la elección bonaerense.
A pesar de su triunfo, los asesores de Bullrich están muy preocupados. La candidata ganó pero perdió contra el más enojado del sistema, Javier Milei. Ahora está en una encrucijada. Si halconizarse nuevamente, con la posible fuga de los votos radicales y de la angosta avenida del medio, o fidelizar a ese público para consolidar lo que consiguió Juntos por el Cambio en su totalidad.
Ese intríngulis no será fácil de resolver. "Quedó como Horacio comparado con el loco", dicen en su entorno, donde la preocupación es mucha. Para peor, todos suponen que tras la primera "traición" de algunos gobernadores contra las dos fórmulas de Unión por la Patria, en Tucumán y Catamarca, por ejemplo, la marca oficialista levantará sustancialmente.
El que aún se mantiene exultante y se agrandó como poroto en agua es Julio Zamora, en Tigre. "Nos hicieron ir a pelear atados con un brazo y con una pata de palo", dicen por la despareja competencia que tuvo que sufrir ya que mientras él fue solo con la lista sábana de Juan Grabois, Malena Galmarini contó con la del dirigente de la economía popular y la de su esposo, Sergio Massa.
"Bueno, ahora habrá que ver qué hacemos... Podemos ir pegados a la lista completa de Unión por la Patria, pero si antes no nos querían y éramos leprosos... ¿Ahora cambiamos de condición?" se preguntan, nada ingenuos, alrededor del intendente que no recibió ninguna visita ni del gobernador ni de ningún otro ministro. Para peor, en esta pelea, no respetaron el pedido que hizo Cristina Fernández de Kirchner a todos los apoderados para que lo dejaran competir con las dos listas, en igualdad de condiciones.
Las otras elecciones atrapantes fueron en La Matanza, donde Fernando Espinoza no sólo ganó las PASO sino que ahora está más furioso que antes contra quienes lo destrataron. No lo dejaron poner ningún legislador. Además, le armaron una feroz interna.
En Hurlingham, finalmente, La Cámpora, a través de Damián Selci, le ganó a Juan Zabaleta pero esa feroz competencia hizo que la distancia de Unión por la Patria contra Juntos por el Cambio se ampliara mucho en favor del oficialismo.
Y la otra gran sorpresa de la noche se dio en San Isidro, donde luego de cuatro décadas perdió Posse. Gustavo, el hijo de Melchor, quien quiso colocar a su hija, Macarena, como su sucesora también en la política. Pero la unión de todos sus opositores en Juntos por el Cambio, con Ramón Lanús como candidato a intendente, le ganó por 6000 votos.
Además, el intendente de San Isidro no logró la candidatura a vicegobernador, en la que acompañaba a Santilli. Su aliado político, Walter Carusso, que también quedó muy lejos de volver a ser electo como diputado provincial, por lo menos, fue patrón en su tierra, General San Martín, donde su boleta se impuso en todas las categorías y confirmó a Mauricio D´Alessandro como candidato local.
Eso sí. Aquí también la sumatoria de los referentes de Juntos por el Cambio quedó lejísimos de los de Unión por la Patria, que en la interna ratificó al actual intendente Fernando Moreira para ser reelecto.
Compartí tus comentarios