Sobre el "Sí, se puede", Perón y el populismo en el fútbol

Días pasados, el presidente Mauricio Macri celebró un acto de la campaña “Sí, se puede de Juntos por el Cambio, con vistas a las elecciones del 27 de octubre. Frente al monumento al General Martín Miguel de Güemes en la ciudad de Salta, el presidente les dijo a los miles de ciudadanos presentes: “Tenemos que entender que tres años y medio no es tiempo suficiente para resolver todos los problemas que arrastramos hace décadas. Nos tenemos que dar tiempo para resolver las cosas. Necesitamos tiempo para seguir trabajando juntos. Es lo mismo, valgan las diferencias y las distancias, que me pasó en Boca y gobernando en la ciudad de Buenos Aires: cuando nos dimos ese tiempo resolví hasta lo que parecía imposible .

Unos días antes, durante su paso por Santa Fe, Macri aludió al partido revancha por las semifinales de la Copa Libertadores: "Es un día doloroso este, pero la verdad es que hay que reconocer que ellos jugaron un gran segundo tiempo y nos superaron. Es un buen resultado para River pero está lejos de estar definida la serie . Y agregó en declaraciones a LT28 Radio Rafaela: "Pero falta la revancha, y así como digo que “Sí se puede el 27 dar vuelta la elección y seguir trabajando juntos, lo mismo puede pasar con Boca unos días antes, remontando un 2-0 .

Las analogías entre la política y el fútbol han servido históricamente como un factor motivacional dirigido a convencer a los pueblos antes de emprender épicas batallas. Mussolini y Hitler así también lo hicieron pero con resultados nefastos.

Cuentan que Juan Domingo Perón aspiraba a ser médico como su abuelo Tomás L. Perón, pero en 1911 ingresó al Colegio Militar de la Nación. El 4 de junio de 1943, un grupo de militares autodenominados GOU, (Grupo de Oficiales Unidos), llevó adelante un golpe de estado militar encabezado por los generales Arturo Rawson y Elbio Anaya, poniendo fin al gobierno conservador y fraudulento de Ramón S. Castillo, colocando un telón de fondo a la época conocida como “la década infame (1930-1940).

Por entonces, un desconocido Coronel Perón, cobró protagonismo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión (STP), tras poner en práctica viejas reivindicaciones a favor de los derechos de los trabajadores. Años después de asumir como Presidente de la Nación, (4 de junio de 1946), Perón fue considerado el “primer hincha argentino debido al gran impulso a los deportes. Durante sus dos mandatos se mejoró la infraestructura deportiva en general, entre otras instalaciones deportivas, se construyeron los estadios de Rácing, Vélez y Huracán, lográndose una gran concurrencia de espectadores.

Su ex ministro Antonio Cafiero, fue el responsable de derribar el mito sobre que Perón era hincha del Racing Club. “Cuando era ministro de Isabel, un día la agarré a la salida de una reunión de Gabinete y, delante de mis colegas, les dije: “Compañeros, acá tenemos una testigo insobornable. Que diga Isabel de quién era hincha Juan Perón . Y sin vacilar ella dijo: ¡de Boca Juniors!".

Para el sociólogo italiano Gino Germani: “La relación entre Juan Domingo Perón y sus bases en Argentina fue personal y carismática . Así sus visitas a plantas industriales, sindicatos y actos masivos, “junto con una amplia utilización de los medios masivos, especialmente la radio, fueron uno de los factores centrales para erigir la figura de Perón en la del “hombre , el único que podía ayudar a los trabajadores .

En 1971, Germani contribuyó al concepto de “populismo señalándolo como una forma de dominación autoritaria (de derecha, centro o izquierda) que se nutre de las capas sociales excluidas de la política. Lo consideraba como a un fenómeno propio de la transición de las sociedades tras la irrupción de la industrialización y el consumo masivo, con una creciente clase trabajadora que no se veía representada por los partidos tradicionales.

La alianza entre el llamado “populismo y el fútbol perdura desde el siglo pasado, habiendo atravesado las dos guerras mundiales. Desde esa perspectiva sociológica, se trata de una asociación dinámica que se transforma según los “eslogan de conveniencia que provienen de demandas populares insatisfechas (y siempre crecientes).

Para el filósofo argentino Juan José Sebreli: “El hincha (de fútbol) tiene una necesidad alienada de algo que, por no habérsele dado aún otra denominación seguimos llamando “cultura , “conocimiento , y que en realidad no es sino algo de qué hablar. Lejos de ser perezoso, el fanatismo futbolístico exige un esfuerzo y una voluntad considerable. Es, al fin, una forma de adiestramiento para alejarse de sí mismo, para no dudar, no criticar, no discutir, no pensar. El populismo idealiza a las masas con el único fin de adularlas y mantenerlas en la conciencia más elemental .

En el siglo XX -y en lo que va del XXI-, se observa el fracaso de la vieja fórmula del populismo, de crear una falsa cultura destinada a captar los votos de los más vulnerables, bajo promesas de “soluciones mágicas que de antemano se sabe, difícilmente o casi nunca llegarán a concretarse.

Una mirada desde el populismo hacia el contexto del fútbol latinoamericano, nos lleva inexorablemente a Venezuela. El 23 de enero pasado, el integrante de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, se autoproclamó presidente de la República Bolivariana de Venezuela, tras encabezar a la oposición parlamentaria contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, quien ejerce la Jefatura del Estado desde el año 2013. Este hecho histórico en desarrollo, también impactó en el fútbol de ese país.

Con un índice de inflación acumulada de 1.299.724% (fines de 2018), se estima que el salario de un futbolista medio en Venezuela oscila entre u$s 10 y u$s 80 mensuales, mientras que los más destacados cobran u$s 300.

El escenario de violencia extrema entre militares y civiles, con miles de muertos, heridos, apresados y varios cientos de miles exiliados, ha provocado que los aficionados se alejen de los estadios, que lucen semivacíos a la hora de los partidos. Una entrada general cuesta unos u$s 5 pero insólitamente, en la reventa se puede conseguir por mucho menos.

Según el DT colombiano Diego Barragán, (ex del Yaracuyanos Fútbol Club de la segunda división), varios jugadores muchas veces no llegaban a la hora de entrenar y si lo hacían no habían comido desde el día anterior, lo cual afectaba su rendimiento físico y emocional.

A este panorama debe sumarse la falta de medicamentos (los antibióticos son difíciles de conseguir por su alto precio), más el éxodo de las aerolíneas, que ha forzado a los clubes a que sus planteles viajen en autobuses durante 14 o 16 horas, resultando que en su recorrido suelen ser atacados por delincuentes que les roban vestimentas y calzados a los jugadores.

La crisis energética también ha golpeado duro: los estadios sufren constantes cortes de luz producto de los apagones en las grandes ciudades, y en los vestuarios faltan el agua y otros insumos básicos para la higiene personal.

Rafael Dudamel, DT de la selección de fútbol de Venezuela, (que reside en Colombia), tras un video luego de un triunfo de la Sub 20 que se viralizó con los jugadores cantando: “Y va a caer, y va a caer… (haciendo referencia a Maduro), declaró ante la prensa: "Hoy la alegría nos la ha dado un chico de 17 años, y ayer murió uno de 17 años. Presidente: paremos ya las armas que esos chicos que salen a las calles lo único que quieren es una Venezuela mejor".

Quizás no sea beneficiosa la comparación futbolera de un candidato presidencial y quedar atado a los azarosos resultados deportivos. La próxima parada de la República Argentina merece que prestemos más atención a los valores democráticos que están en juego. A esta altura de los hechos, no es razonable dirimir el futuro de la Nación como si se jugara un clásico Boca-River. Dependiendo del resultado electoral, la sociedad argentina podría verse obligada a transitar –una vez más- por el oscuro y sinuoso túnel del pasado.   

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