Poder cuestionado: algo le está faltando a la clase dirigente en Argentina

La incapacidad de generar acuerdos de largo plazo atenta contra la existencia de soluciones. Las posibles razones.

La pregunta adquiere especial relevencia en la previa de un recambio de gobierno y la inminencia de redefiniciones en la relación con otros países. ¿Tiene la Argentina una clase dirigente consolidada? O mejor, ¿tiene esa clase dirigente la capacidad de encontrar consensos necesarios? Se vuelve a hablar, y mucho, de la conveniencia de nuevos acuerdos sociales, al estilo Pacto de la Moncloa. Sin embargo, la promesa suele naufragar después del corto plazo.

En su reciente libro "La Rebelión de las Naciones", el especialista en política internacional Francisco de Santibañes plantea directamente cuáles son las carencias por las que, a su juicio, la Argentina no cuenta con una clase dirigente capaz de estructurar una estrategia que logre seguridad y bienestar económico. El libro, en realidad, está enfocado en lo que considera una crisis del liberalismo y el auge de un conservadurismo popular que cuestiona a las actuales elites. Y dedica unas páginas para sostener que los Estados necesitan proyectos de largo plazo, pero también un conjunto de actores para materializarlos.

Para empezar, hay que aclarar cómo define a una clase dirigente, que no involucra solo a los políticos, sino también a empresarios, sindicalistas e intelectuales, por ejemplo. No se refiere a un antiguo club social de elite, sino a un grupo abierto a "los mejores miembros de la sociedad" y con tres características: lazos de confianza como para mantener cierto grado de cohesión; tener proyectos de largo plazo; y pericia a la hora de gobernar mediante negociaciones.

Entre las razones por las que cree que eso no funciona en la Argentina, De Santibañes –miembro del CARI y del Wilson Center- menciona el deterioro de la burocracia estatal y el intento por ideologizarla. También, la existencia de dirigentes políticos más apegados al marketing electoral que a las ideas estratégicas y a los intelectuales independientes. Y, no menos importante, una dirigencia empresaria hábil en el manejo de crisis, pero sin experiencia en el desarrollo de largo plazo.

¿Cómo se logra un cambio? Para el autor, la solución es tener "lugares de encuentro" y tratar de dejar de lado los prejuicios. Ante la consulta, también reconoce que la solución vendrá en el futuro con los dirigentes más jóvenes y, mientras tanto, habrá que tener paciencia, fomentando acuerdos a partir de una visión que supere la táctica del corto plazo.

Es decir, la cuestión central no sería si existe una clase dirigente, sino más bien qué características y capacidad tiene para implementar soluciones. Un tema importante en el actual contexto internacional, en el cual las élites o el 'establishment' del poder están bajo acecho.

Para Diana Mondino, profesora de UCEMA y máster en Economía y Dirección de Empresas, "todo país tiene una clase dirigente, lo relevante es definir cuáles son los criterios en base a los cuales toma sus decisiones. Pueden ser de corto o largo plazo, puede ser que beneficien a la sociedad en su conjunto o sólo una minoría". Y en ese punto resalta, justamente, la necesidad de pensar en el largo plazo.

"Aquí en Argentina confundimos objetivos tales como 'eliminar la pobreza', con los instrumentos con los que se buscará alcanzar dicho objetivo", dice. Rechaza las "palabras bonitas" si no van acompañadas de un plan de acción, de estrategias, de identificar recursos. "En Argentina durante demasiados años hemos creído simplemente que mencionar hacia dónde queremos ir era suficiente", remarca Mondino.

Quizás haya razones en la Argentina por las que cuesta romper con la zona de confort. Un especialista en coaching posteó estos días en una red social un conocido pasaje del libro "Modernidad líquida" de Zygmunt Bauman que puede explicar el caso de las historias políticas repetidas: "Muchos prefieren seguir peleando las antiguas batallas en las que ya son expertos antes que cambiar ese terreno familiar y confiable por un territorio nuevo y aún inexplorado".

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