ANÁLISIS

Perspectivas económicas para el 2022

Durante el año 2021 el nivel de actividad económica y la inflación volvieron a los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, el déficit fiscal primario, excluyendo ingresos extraordinarios, habría sido varias veces superior al de 2019 a pesar de la mayor presión tributaria legislada. Las reservas netas del Banco Central (BCRA) se han reducido a un tercio de lo que eran a finales de aquel año y la brecha cambiaria es cinco veces más alta.

Este "divorcio" entre el desempeño de la economía real y la financiera tiene varias explicaciones.

Por un lado, el fuerte aumento en los precios internacionales de nuestros principales productos de exportación más que compensó el incremento en los precios de importación generando un "extra" de alrededor de u$s 7500 millones que, sin lugar a duda, ayudó al rebote de la actividad económica y del empleo.

Sin embargo, a pesar de ese flujo adicional de divisas y del regalo recibido por la ampliación del capital del FMI, las reservas del BCRA terminan exhaustas. En lugar de ahorrar al menos una parte de esa bonanza, la política se impuso: las tarifas de electricidad y gas natural aumentaron un tercio de lo previsto en el presupuesto 2021, el tipo de cambio real multilateral se apreció 18% a lo largo del año, el gasto público aumentó y se perdieron reservas tratando de reducir la brecha cambiaria. Una "remake" del 2015 pero cuando todavía restan dos años de mandato a la administración actual.

En segundo lugar, el Gobierno demoró innecesariamente el acuerdo con el FMI y la restructuración de la deuda falló en lograr siquiera un acceso modesto al mercado internacional de capitales. El riesgo país se disparó al revés de lo que ocurre habitualmente en los procesos exitosos de restructuración.

En tercer lugar, el Gobierno agotó todas las vías de escape para evitar que el déficit fiscal primario financiado con emisión no presione más a la brecha cambiaria y a la inflación. La esterilización vía colocación de Leliqs y pases en las entidades financieras enfrenta el límite de un déficit cuasifiscal creciente.

Para proyectar la economía en el año 2022 hay que tener en cuenta el frágil punto de partida y los desafíos inmediatos. Si la Argentina entra en default con el FMI, lo que parece poco probable, la demanda de activos en pesos caerá, la brecha cambiaria y la inflación se dispararán y la actividad se resentirá.

Si en cambio se decide llegar a un acuerdo se evitará un mal mayor pero difícilmente se logre resolver la desconfianza que predomina hoy en la Argentina. Un programa serio requiere una reducción visible del déficit fiscal primario (no el 3.3% del PIB del fallido presupuesto) de modo tal de acotar la emisión monetaria, y un tipo de cambio realista para que sea posible acumular reservas en el Banco Central.

Además, el FMI ha pedido que la tasa de interés real sea positiva para alentar a la demanda de pesos. Con la política fiscal y monetaria contractivas y sin una mejora adicional en las condiciones externas es difícil que la actividad pueda crecer mucho.

Un shock de confianza que compense esos efectos negativos está fuera del alcance de la coalición de gobierno. No se pierde la oportunidad de generar prebendas para sus seguidores aun cuando ello atente contra la solvencia fiscal o la productividad de largo plazo. Algunos ejemplos son el aumento importante en el empleo estatal que ya estaba sobredimensionado, las restricciones a la competencia aérea para proteger los privilegios de los sindicatos del sector, la extensión de los beneficios impositivos desmedidos del régimen de Tierra del Fuego, o las restricciones a las exportaciones.

A eso se suma el costo de la inflación postergada del año 2021. La politización de las tarifas, de la política cambiaria y de los controles de precios no son "sostenibles" si no hay muchas reservas para desperdiciar. Y además los mecanismos de indexación están cada vez más difundidos.

Por ello, y si no vuelve a sonreír la fortuna, en el mejor de los casos el año 2022 será de muy bajo crecimiento económico y alta inflación. Es la consecuencia natural de tratar de subordinar la economía a la política y postergar la solución de los problemas que enfrenta la Argentina.

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Comentarios

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  • FMP

    FABIÃN MARCELO POLETTO

    10/01/22

    Y sobre la GENTE de a PIE ... BIEN GRACIAS: GIL!

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