Opinión

Persecuciones, amenazas, razzias y el "plan camoatí"

Los cinco días que restan en los mercados hasta las elecciones del 22 no serán fáciles. Hay una política oficial para combatir al dólar en todos los frentes: el oficial, blue, MEP y "contado con liqui". Como ya se gastaron el arma más eficaz, los dólares en las reservas, ahora recurren a resoluciones de una tenebrosa CNV (Comisión Nacional Sin Valores) presidida por Sebastián Negri, un abogado allegado a Cristina Kirchner cuyo padre fue compañero de facultad de la vicepresidente. En vez de buscar un desarrollo del mercado de capitales, Negri lo jibariza con su única meta que es el control del dólar en la Bolsa.

Con la firma de Negri, ayer surgió una nueva resolución que prácticamente impuso un feriado cambiario en la Bolsa con la obligación de solicitar con cinco días de anticipación, las compras o ventas de dólar MEP o "contado con liqui" por encima de determinado monto. Otra más para su colección de resoluciones que viene trabando el único mercado legal existente para la operatoria cambiaria. La Comisión Nacional Sin Valores en la gestión Negri se está transformando en una inquisición, un tribunal en el que se castigan todos los delitos contra la fe kirchnerista.

Todo se repite en Argentina. Nuestro país es un loop eterno. Las actividades bursátiles en la Argentina dieron sus primeras señales de vida en 1811 cuando los residentes ingleses fundan una "Sala de Comercio" en la calle hoy 25 de Mayo. La cuenta "Argentina en la Memoria" en la red social X ilustra y repasa los antecedentes de los operadores bursátiles, o "terroristas financieros" para el lenguaje K.

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En 1821, bajo la presidencia de Bernardino Rivadavia, se fundó la "Bolsa Mercantil de Buenos Aires" pero llegó Juan Manuel de Rosas, y se cerró la operatoria, pero allí nació el mercado "blue". Las transacciones se siguieron haciendo de manera clandestina. Los operadores eran integrantes de la "Sociedad Camoatí" que en guaraní significa enjambre de avispas que construyen un panal, para luego deshacerlo y construirlo otro lugar.

Todas las medidas que viene tomando el gobierno estuvieron fomentando con todas las prohibiciones o restricciones, el ennegrecimiento de la economía. Ello va desde el empleo informal, el dólar y las ventas. Con la alta inflación, el pago cash es premiado con descuentos importantes.

El gobierno limita tanto las operaciones cambiarias legales que hizo crecer la industria de las cuevas en todo el país. En todo barrio, en toda ciudad, hay una persona que se encarga en algún depártamento o vivienda, de la compra y venta de dólares. Estimaciones de mayoristas del "blue" señalan que hoy se mueven 15 millones de dólares diarios. Hace 10 años eran sólo u$s 4 millones. Hay delivery y otras comodidades ofrecidas a los clientes. Una postal del kirchnerismo cambiario fue la detención ayer de una persona con u$s 700 mil en su poder y la policía contando los billetes en la vía pública.

El gobierno lleva a incumplir la ley. Y el cumplimiento de la ley, en lugar de ser una virtud, pasa a ser una debilidad. El que no afana y el que vende dólares al cambio oficial es un gil. El cambalache cambiario K es así.

La corrida cambiaria en la que está inmersa la Argentina por enésima vez es la más previsible de la historia. Incertidumbre política por las elecciones, un déficit fiscal en alza y emisión monetaria generan que la sorpresa no sea que el dólar llegó a $ 1.000 sino que no lo haya hecho antes.

Pese a todos los controles, razzias, amenazas a los integrantes del "camoatí", las filtraciones persistirán. Ayer en el Matba Rofex, el dólar oficial a fin de diciembre trepó hasta los $900, cerca de 100 pesos en un día. Es decir que el mercado espera que lo que hoy vale $350, el tipo de cambio oficial, llegue a $900 para fin de diciembre. Hoy se dará a conocer la inflación de septiembre, que parece un dato de un año atrás ante el tenso octubre que se está atravesando. Con la expectativa de una suba de 157% del dólar oficial hasta fin de año, la inflación no se va a quedar demasiado atrás. Los cierres de grandes plantas como las de General Motors por falta de insumos ante la traba de importaciones ya casi pasan desapercibidas.

Y el BCRA le pone nafta premium al dólar. De los bancos salen pesos y dólares de los ahorristas. Pero también huyen de las letras y bonos en pesos por las dudas que tienen de que se respeten sus claúsulas de ajuste, ya sea el dólar linked como el CER. En la Argentina se duda de todo.

Y como los inversores venden la deuda en pesos, el BCRA sale a sostener los precios emitiendo pesos. Y la maquinaria que promueve al dólar se acelera. Esos pesos van al dólar en la Bolsa o a productos importados y el BCRA sacrifica más dólares para que no trepen. Los ahorristas ven que el BCRA pierde reservas y entonces venden sus títulos en pesos y el proceso vuelve a comenzar.

Lo lamentable de este fin del cuarto kirchnerismo es que el ajuste fiscal, en lugar de hacerse recortando subsidios a los que tienen altos ingresos o gasto ineficiente, se hará con licuación de salarios, perjudicando a los de menores ingresos.

Da lo mismo el que labura noche y día como un buey que el que vive de los otros. Cambalache siglo XXI.

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