Para no pagar el costo de una economía menos contaminante, Trump decidió ir contra el mundo

En la Argentina nadie se sorprende cuando escucha un planteo sobre la falta de seguridad jurídica. El desapego a la propia Constitución, a las leyes y a la continuidad jurídica del Estado se volvió un lugar común de nuestra historia, fomentado incluso por gobiernos democráticos que no tenían empacho en borrar con el codo lo que su antecesor había escrito con la mano. En el mundo, lamentablemente, hay muchos países con comportamientos similares. Pero lo que ayer resultó difícil de digerir para la comunidad internacional, fue comprobar que Estados Unidos podía sumarse a esa legión de incumplidores.

Después de que Donald Trump anunciara que iba a retirar a su país del denominado Acuerdo de Paris, que establece pautas para prevenir los efectos nocivos del cambio climático, el mundo quedó consternado. Líderes políticos y empresariales hicieron llamamientos públicos para que EE.UU. revisara su posición y no desconociera un conjunto de consensos públicos para contener las emisiones de gases con efecto invernadero.

Trump defendió su posición de manera poco precisa, argumentando que el cumplimiento del pacto iba a causar perjuicios económicos a los estadounidenses, fundamentalmente porque su país y China son responsables del 40% de las emisiones de carbono del mundo. Por esa razón, el principal impulsor de su vigencia hasta el año pasado era su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama. El expresidente fue impiadoso con Trump, y al cuestionar su decisión, dijo que dejó de manifiesto que es incapaz de "ver el futuro".

El acuerdo establece que para que cobre vigencia, tiene que ser convalidado por al menos 55 países, que a la vez generen 55% de los gases que busca contener. Esa meta se había alcanzado el año pasado, con la adhesión de la Unión Europea. Pero con el abandono de EE.UU. la posibilidad de ponerlo en marcha en 2020, como estaba previsto, se vuelve casi utópica.

El acuerdo busca contener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2º, y apunta a reducirlo en el mediano plazo a 1,5º. El objetivo de Trump seguramente será renegociar sus metas, para que su gobierno no tenga que elegir entre cumplir el pacto o castigar a las empresas que contaminan. Las tecnologías limpias en general tienen mayor costo y demandan menos empleo. El mensaje del presidente estadounidense es que para que su país no incremente la lista de perdedores, entonces tiene que perder el mundo. Nada más lejos de un líder responsable comprometido con el futuro de su planeta.

 

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