La posición de mayor pragmatismo con la que el presidenteJavier Milei procuró retomar la iniciativa tras la derrota electoral bonaerense, chocó en la última sesión de Diputados contra una realidad política que expande un escenario de incertidumbre sobre la gobernabilidad, en el que el plan económico comienza a sufrir las consecuencias.

A poco más de un mes para los comicios legislativos nacionales, el Congreso dio por tierra ya con tres de los cinco vetos presidenciales que realizó Milei a leyes que desequilibran la balanza de las cuentas nacionales, ya sea por un incremento del gasto mayor al deseado por Economía o por el reparto de los ingresos. Hoy el Senado intentará hacer lo propio con la distribución automática de los ATN.

Y teniendo en cuenta que el superávit fiscal es la base sobre la que se asienta el programa económico y el proyecto de Presupuesto Nacional para 2026, el desbalance alimenta las dudas sobre la capacidad de la administración libertaria de poder llevar adelante el Gobierno y cumplir con los compromisos asumidos.

El reflejo de esa desconfianza se palpa en el mercado, particularmente, en la pérdida que registran los bonos, a contramano del mundo. En momentos en que la Reserva Federal de los Estados Unidos recorta las tasas y alimenta el interés por los títulos emergentes, los bonos argentinos sienten el impacto de las dificultades políticas que atraviesa el Gobierno, con sus consecuencias económico-financieras reflejadas en la suba del riesgo país, el enfriamiento de la actividad y el despegue del dólar.

El Indec confirmó que la recuperación de la economía se frenó en marzo, marcando una baja de 0,1% en el segundo trimestre contra los primeros tres meses del año. Por entonces, Economía resolvió modificar el sistema cambiario. Terminar con el crawling peg y avanzar con el esquema de bandas, bajo la hipótesis de que el dólar perforaría el piso y el Banco Central, entonces, podría comprar reservas.

Nada de eso pasó. Un centenar de ruedas después, lo que se rompió fue el techo de la banda y el cartel de "Sin intervención" desapareció de las comunicaciones del BCRA, para anunciar una venta de 53 millones de dólares. Las tasas subieron y la economía no volvió a crecer. La cosecha gruesa pasó y las reservas la miraron a lo lejos.

Por delante hay 26 ruedas hasta llegar a las urnas y, luego, vencimientos por más de 2000 millones de dólares hasta fin de año que cubrir con menos reservas en el BCRA. Si bien los desembolsos del FMI pueden ayudar a transitar este tiempo, la carga se multiplica por diez el año próximo y más aún el siguiente. Y con el riesgo país por encima de 1000 puntos, la posibilidad de obtener financiamiento en los mercados internacionales seguirá vedada.

Así, con la oposición imponiendo leyes y tratando de limitar el uso de los DNU, el oficialismo no solo necesita ganar bancas en las urnas para fortalecer su bloque sino reconstruir alianzas en el Congreso si pretende sostener la gobernabilidad. Hacer política. No tiene alternativas.