Las empresas y su contribución para mejorar la transparencia

En la actualidad vivimos en una era globalizada e interactiva donde la información juega un rol clave entre las naciones, economías y personas. Pero esta globalización interactiva no solo muestra los factores positivos de la sociedad en la cual vivimos sino también desigualdades y la percepción de la corrupción en todos sus niveles.

Como consecuencia de esta situación la ciudadanía dejó de ser un actor pasivo para comenzar a reclamar y reconocer ante los distintos actores sociales conductas claras y honestas, no sólo a través de la adquisición de los productos, sino también mediante iniciativas en beneficio de la comunidad en la que se desarrollan. La reputación está en manos del consumidor y no puede ser maquillada desde las empresas.

Ese es un gran reto, es una demanda que llega a todas las compañías a todos los sectores, seguir trabajando en la ética y la trasparencia, en el acercamiento escuchando a los consumidores y en la generación de redes de trabajo donde se creen ámbitos de colaboración y de co-creación en todos los niveles de la empresa y con todos los stakeholders.

La reciente aprobación de la ley de responsabilidad penal empresaria, impone la realización o profundización de acciones y programas destinados a la prevención de delitos de corrupción. Este tipo leyes se encuentra en la mayoría de los ordenamientos de los países miembros de la OCDE, (Argentina busca integrarse), funcionando como un incentivo orientado a fomentar en la empresa una cultura de cumplimiento normativo que impida o dificulte la comisión de delitos por parte de sus integrantes.

Las grandes empresas, ahora, tienen la posibilidad de contribuir a través de sus programas de transparencia a tener un país con menos niveles de corrupción y la obligación de brindar toda su experiencia a las Pymes y a su cadena de valor a través de sus programas de Compliance.

Bajo este objetivo y desde las compañías, se debe promover una forma de actuar que parta de una conducta ética y trasparente. Esto supone respetar y cumplir, sin dudas, los requisitos legales y regulatorios de cada país, pero ante todo, traspasarlos, ir más allá.

Hay que animarse a ir más lejos de lo establecido para generar políticas innovadoras y transgresoras que incluso puedan adoptar otras empresas o bien transformase en regulaciones gubernamentales para todos. En definitiva, hay que superar límites que consoliden un nuevo paradigma de negocio, que mantenga coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Además, significa aportar al diálogo con grupos de interés como base de la creación de valor de las empresas, favoreciendo las relaciones laborales basadas en el interés mutuo, una política ecológica sostenible, una sólida relación con las instituciones y esencialmente a un vínculo traslúcido y de confianza con los consumidores y los medios de comunicación.

Un mundo lleno de oportunidades nos espera si seguimos esta nueva ruta. Nuestro objetivo es tomar cartas en el asunto y proyectarlo a nuevos horizontes; es mirar hacia el futuro con prácticas de negocio amigables; buscar progresar día a día en post de seguir mejorando la vida de las personas, de la sociedad, del mundo. Globalmente existe una tendencia hacia la responsabilidad social y desde nuestro lugar debemos comprometernos a aportar al cambio.

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