La vida conectada

Aunque oficialmente arranca hoy, la tradicional feria electrónica IFA de Berlín ya mostró sus mejores joyas. Las principales marcas como Samsung, LG, Huawei y Sony presentaron sus productos durante esta semana en eventos privados. Con ellos encaran la llegada del otoño y la próxima navidad. En esta edición, las principales novedades de la feria, que espera 250 mil personas y reúne a 2000 expositores, más allá de algunos buenos smartphones, giran en torno al hogar y, especialmente, a los dispositivos conectados.

Parece que en 2018 cualquier producto sin conexión con otros o con nuestro smartphone tendrá un destino seguro: el fracaso. Desde parlantes hasta heladeras, aspiradoras y lavarropas, desde auriculares y televisores hasta relojes, todo empieza a conectarse en los hogares, a ser inteligente y a monitorearse para generar un anillo cada vez mayor de valiosos datos digitales.

En la capital alemana volvieron los wearables, los dispositivos conectados para usar encima en el cuerpo o en la ropa diaria como relojes inteligentes, anillos, pulseras, auriculares, etc. La categoría parece haber tomado un nuevo impulso. Hoy mueve negocios por unos 10 mil millones de dólares al año pero, según datos de la consultora IDC, duplicará esa cifra en los próximos cuatro años cuando las ventas despegan una vez que se independicen definitivamente del smartphone.

Samsung presentó sus nuevos Gear Sport y Gear Fit2 Pro, un smartwatch y una pulsera, respectivamente diseñados para todo tipo de deportes. Cada vez más los productos tecnológicos están obligados a hacer alianzas con otras empresas. El Fit está diseñado para nadar, porque se sumerge hasta 50 metros y estrena una alianza con la marca acuática deportiva Speedo, que desarrolló una app especial para contar las brazadas, las vueltas, el ritmo cardíaco, etc. Los surcoreanos presentaron también un acuerdo con Spotify que incluye una app para correr escuchando música en modo offline, sin necesidad de llevar el celular encima.

Por estos días Fitbit, la famosa empresa californiana pionera en las pulseras deportivas, quiere volver a dominar un mercado que ahora está en manos de Apple y Samsung. Para eso apuesta a su nuevo modelo de reloj, el Ionic, que tiene entre sus fortalezas la larga duración de la batería (hasta cuatro días), un sistema operativo propio, almacena 300 canciones, mide el oxígeno en sangre y hasta sirve para pagar de forma inalámbrica. Pero su debilidad es el precio alto: 300 dólares (más que el Apple Watch básico).

El audio también se conecta. Por su parte Sony mostró unos auriculares inteligentes inalámbricos que se adaptan a cada ambiente y son noise cancelling. Samsung unos parecidos, los IconX, de goma y ergonómicos.

Sony también se suma a la carrera de los parlantes-asistentes (donde domina Alexa de Amazon) con un parlante que funciona con el Google Assistant. Samsung hizo lo propio con uno Harman Kardon, de la tradicional empresa de audio alemana Harman International (con marcas como AKG y JBL) que la surcoreana compró este año por 8 mil millones de dólares.

Hace varias ediciones de distintas ferias de tecnología (IFA, CES, MWC, etc.) que las marcas insisten en las infinitas bondades de los wearables. Parece que de a poco, pero sin pausa, lo van logrando. Conectividad total con el resto del ecosistema hogareño y autonomía (tanto en la duración de las baterías como en la independencia con los smartphones) son dos claves fundamentales que ayudarán a las empresas a convencer a los usuarios a pagar por ellos unos cuantos dólares.

 

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