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Los encuestadores de opinión pública cargan con una fama tan evidente como injusta. Profesionales de escudriñar tendencias, atraviesan el desierto de la falla de los pronósticos.

A los meteorólogos no les fue mejor. Solamente el avance de la ciencia, el acceso a novedosos sistemas de análisis y observaciones satelitales los recuperaron en los medios de comunicación del sino del error.

Los que se dedican a las estrategias electorales están fritos. Se quedaron cortos en muchas elecciones, hasta para apreciar fenómenos disruptivos cada vez más radicales.

"Este loop es imposible de seguir; nuestros economistas están revisando todas las semanas los pronósticos", se queja un ejecutivo de un banco extranjero en el país.

Estos cientistas y matemáticos advierten que cambió el paradigma. Que las herramientas que usaban ya no sirven, que no pueden pedírsele resultados precisos como décadas atrás.

También hacen foco en que cambió su objeto de estudio: Jaime Durán Barba explica que ahora la gente le miente a los encuestadores. No es solo desafío, les desconfían, si es que se dignan a responderles. No les dan lo que buscan, una verdad. La ansiedad e incertidumbre rodea ahora a los planes de los candidatos.

Lo que vendrá (y no sabemos)

Para partidos, gobiernos e inversores la falta de certezas son fuente de desvelo, pero también de las reglas de juego de su arte.

Para una empresa, en cambio, el riesgo es apenas uno de los factores del capitalismo.

En la Argentina, la incertidumbre y los escenarios contradictorios son cementerios de proyectos y repelentes de inversiones. Pensemos un poco en las empresas que tienen que hacer sus presupuestos para 2024 en el actual contexto.

O en las grandes compañías que deben reportar a sus casas matrices donde comparan, cuando se ponen agresivos y se olvidan de las épocas de dividendos fáciles.

Comparan la falta de anclas de la Argentina con la convulsión política en Perú, donde cambian los gobiernos pero las variables fundamentales de la economía no se mueven. O en Colombia, atravesada por secuelas de la guerra contra la guerrilla y que lidia con los narcos.

La divergencia de modelos en pugna, pero sobre todo la falta de precisiones sobre políticas más allá de estridentes enunciaciones de los postulantes con más chances los hunde en la incertidumbre, otra forma de destrucción de valor. Se quedan más solos que encuestador en medianoche de PASO.

"Este loop es imposible de seguir; nuestros economistas están revisando todas las semanas los pronósticos", se queja un ejecutivo de un banco extranjero en el país.

In crescendo

Un informe del Centro de Analítica Económica y Empresarial de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El valor del índice en el mes de agosto fue 75,9: por cada 10000 palabras en mensajes económicos en canales argentinos que se pueden ver en la plataforma YouTube, se detectaron 75,9 palabras vinculadas a incertidumbre.

Se trata de un incremento del 26% respecto de junio (60,2), y es la segunda marca histórica después de la de abril 2023, cuando fue 78,3.

"El gran aumento del índice -dice la UCA- está explicado en principal medida por preocupaciones sobre la volatilidad macroeconómica con un foco en la evolución de los precios: inflación y dólar", sentenció.

Cuestión de cuándos

Hay consenso sobre que antes de fin de año habrá otra devaluación de la moneda. ¿Cuándo es más probable? ¿El 23 de octubre, en noviembre con la segunda vuelta para Presidente o cuando asuma el nuevo gobierno?

La divergencia de modelos en pugna, pero sobre todo la falta de precisiones sobre políticas más allá de estridentes enunciaciones de los postulantes con más chances los hunde en la incertidumbre, otra forma de destrucción de valor. Se quedan más solos que encuestador en medianoche de PASO.