Gol en contra: la resignación de los tontos y la victoria de las bestias

Sólo en Peronia, treinta salvajes con absoluta libertad y a la vista de todos, ponen en ridículo a una nación entera. Alguna vez, este Presidente me prometió que si ganaba, perdían los malos. Pero los malos siguen ganando y festejándolo en nuestras propias caras, son los mismos de siempre, fortalecidos incluso en estado de arrogante impunidad y me pregunto entonces: ¿para qué lo votamos señor Presidente? Me permito además, cuestionar algo aún mucho más incómodo: ¿por qué deberíamos votarlo en octubre 2019 si al final de cuentas la Argentina de hoy es tan K como la del 2015? Este Gobierno se ha convertido en un ente burocrático sin identidad que acepta cómodamente la realidad sin desafiarla, vencido ante su evidente incapacidad de modificarla.

Millones de argentinos observamos resignadamente cómo la barbarie de unos pocos impunes doblegó a la voluntad de nuestro Presidente, un presidente que se prepara a recibir al G20 esta semana y necesitaba imperiosamente dar una imagen distinta, una imagen que nos alejara de África y nos acercara un poquito a Europa. El resultado sin embargo, ha sido catastróficamente humillante: el mundo entero hoy nos ve mucho más africanos que el viernes pasado.

Otra vez más, nuestro Presidente ha sido presa de la ingenuidad e improvisación de su propio gobierno, esta vez, de su riñón más confiable, ése que trabaja y opera en CABA, el núcleo esencial del oficialismo.

El sábado se confirmó la sospecha de muchos: Cambiemos no sabe cuidar la imagen de su propio Presidente. Cambiemos es una máquina de hacerse goles en contra y condena al ciudadano honesto, el tonto de siempre, ese que además subsidia planes, a un estado de absoluta indefensión. Lo irreversible de todo esto es que el mundo entero y nosotros mismos nos dimos cuenta de que en este tiempo nos convertimos en algo peor que Peronia, somos tan perdedores que trascendimos a nuestra otrora miseria. ¿No amerita este evento la renuncia indeclinable del Jefe de Gobierno de CABA, ese señor que en tres años no quiso ni supo frenar un sólo piquete y que en breve enfrentará elecciones?

Nos merecemos ser invadidos y colonizados por Zambia. Un amigo filósofo me decía estos días, “Sherman, la nada es el concepto más difícil de analizar en filosofía y mientras lo escuchaba no dejaba de pensar en la gestión de este gobierno. Cambiemos es la forma más sencilla y contundente de comprender a la nada, porque es un gobierno híbrido sin identidad, en estado de culpa permanente, que promete y no cumple porque no se atreve a nada.

El ADN de Cambiemos es jugar a que vivimos en una realidad europea, instalando debates esotéricos y sumamente inconsistentes a nuestro tiempo, a nuestra miserable existencia como sociedad y en el medio solo pasa el tiempo, un tiempo que nos endeuda implacablemente y nos carcome el alma. Cambiemos se sentó en el sillón de Rivadavia para relatarnos pasivamente el inaceptable y fulminante status quo en el subsistimos, una coyuntura lapidaria que se deteriora cotidianamente a la vista de todos, sin reacción alguna.

El argentino de bien se acostumbró a pagar impuestos y a tolerar todo abuso imaginable desde el robo urbano sin castigo legal hasta el avasallamiento del fisco al patrimonio individual. No se equivoquen, lo ocurrido durante este fin de semana refleja con elocuente y despiadada perfección la biología de un gobierno que sólo vino a ganar su próxima elección bajo una estrategia antagónica y perversamente simple: agonía M versus infierno K. Este gobierno infinitamente pasivo nos ofrece como mejor escenario posible para la Argentina de los próximos años agonizar lentamente ante el atropello de la bestialidad. Del otro lado, me cuentan, está Lucifer, en una estrategia política que parecería estar escrita para nenitos de la primaria.

"Convoco a todo ciudadano argentino de bien a boicotear al fútbol argentino. No ir más a una cancha, no ver más un partido, dejemos sin ingreso de fondos a la mafia del fútbol", proclama Fermo.

La irritante hipocresía de lo políticamente correcto. Convoco a todo ciudadano argentino de bien a boicotear al fútbol argentino. No ir mas a una cancha, no ver más un partido, dejemos sin ingreso de fondos a la mafia del fútbol, en boicot total y despiadado hasta que desaparezcan, hasta extirparlos, hasta que nos dejen vivir en paz. Si este gobierno tan políticamente correcto y sumamente cobarde no lo hace, deberemos entonces empezar nosotros.

El ciudadano que no quiera la vuelta K hoy necesita ser representado por otro liderazgo, el que hoy tenemos es solo una desdibujada caricatura de lo que alguna vez intentó ser.

Lamentablemente, el Presidente Macri y todo su entorno de obsecuentes dejó de representar a una enorme mayoría de argentinos, no existe cambio ni siquiera en cuestiones esenciales de supervivencia básica. Siguen entonces, ganando los K, felicitaciones al progresismo socialista de Cambiemos, ese que te vende agenda noruega para distraernos frente a un país con entrañas africanas de la edad media. La FIFA debería suspender a la Argentina de toda competencia internacional por 20 años. No existe otro país en el mundo con este grado de delirio e impunidad.

En Peronia, delinquir es gratis, no tiene costo alguno, quien viola la ley sabe que no será penado y por lo tanto lo hará infinitamente, una y otra vez. No somos una democracia, el ciudadano honesto a cambio, quedó atrapado en la barbarie de las mafias en donde un pequeño grupo de bestias domina con absoluta impunidad a la voluntad de millones. Escucho incluso a periodistas preocupados de la imagen que nuestro país dio hacia el mundo. No seamos ni estúpidos, ni hipócritas, hace años que todos los días venimos dando esta misma y viciada imagen para un gobierno que prometió un cambio e irónicamente subsidia piquetes, en uno de los actos de mayor falta de respeto hacia el contribuyente pagador de impuestos.

No se animan a frenar un piquete en microcentro pero organizan el G20. Así es Cambiemos: sueños magnánimos en una coyuntura incoherente, elucubraciones noruegas, en realidad subtropical. Vergüenza: en CABA, cinco personas bastan para realizar un piquete cotidiano y generar caos vehicular.

El Jefe de Gobierno por sistemática inacción nos obliga a vivir en una locura inmanejable diariamente, sin excepción, es implacablemente todos los días del año. Lo de este inolvidable y grotesco fin de semana no fue excepcional, en realidad pasa todos los días: 50 personas doblegan la voluntad de 50.000, no importa el ámbito, no importa el tema, no importa el objetivo, la izquierda es sistemáticamente anárquica por definición y sabe que enfrenta a un gobierno sin audacia y sin convicción, que además es muy zurdo por convicción plena. A la luz de los acontecimientos resulta evidente que se nos chorrea la grasa para pertenecer a semejante grupo, no forcemos lo imposible. Cambiemos avergüenza, no por no conseguir una sola promesa electoral sino por no haberse atrevido a intentarlo.

Me pregunto si el Presidente Macri será consciente que lo ocurrido este fin de semana constituye el mayor acto de decepción para lo que ya es una secuencia interminable de decisiones erróneas en su gobierno: treinta insignificantes barras doblegaron la voluntad de toda una nación, con Presidente incluido y el mundo mirando. Quiero seguir pesando en que podemos ser todo lo que queramos ser, tenemos que unirnos bajo el paraguas de un líder que nos inspire respeto. Ese líder hoy no existe, ojalá ocurra alguna vez y ojalá para entonces, sigamos existiendo. ¿Estará llegando el tiempo de que los tontos trasciendan a un liderazgo mentiroso e inoperante?

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