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Estabilizar es el objetivo, pero hay más fe en el "paso a paso" que en un shock

Después de haber conseguido poner a salvo el acuerdo con el FMI, gracias a la instrumentación del dólar soja, Sergio Massa no tiene más remedio que construir un plan de estabilización. La inflación y las necesidades electorales del Frente de Todos se lo demandan. Pero su estrategia no apunta a cambios radicales, sino a un sendero que se apoye en resultados.

La tarea con los organismos internacionales está bastante cimentada. Las metas del tercer trimestre fueron cumplidas y aunque la última revisión vino con advertencias para la Argentina. Massa aprovechó la asamblea del FMI y el Banco Mundial para pasar un contramensaje. El Fondo no puede ser neutral ante los impactos de la guerra si es que quiere honrar los motivos que justificaron su creación en la posguerra. La suba de los precios de las materias primas alteró las balanzas de pagos de todos los emergentes y ahí debería haber otro nivel de comprensión y asistencia. La Argentina está anotada en esta línea: ya consiguió moderar el objetivo de acumulación de reservas de este año y podría tener algún financiamiento de refuerzo.

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Alinear los objetivos internos es más complejo. Con la recaudación adicional que le aportó el dólar soja, Massa avisó que habrá un refuerzo de ingresos en noviembre y diciembre. Pero no generalizado. La ANSeS pagará un bono a adultos indigentes que no reciben dinero del Estado. Los beneficiarios de planes sociales tendrán que esperar. La clase media, en tanto, recibirá otra dosis de una medicina conocida: la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, para que la AFIP no se lleve los aumentos de las paritarias. También habrá planes de cuotas para comprar bienes electrónicos y electrodomésticos fabricados a nivel local (para no acentuar la demanda de dólares vía importación de insumos).

En materia de precios es donde más se ve la intención oficial de hacer un camino de hacer mejoras graduales. Massa acepta que haya precios fijados, pero como producto de un acuerdo, no de un congelamiento forzoso a lo Gelbard. Su esquema se llamará "Precios Justos" y convivirá con "Precios Cuidados", lo que implica que se empezará a negociar de acá a fin de año, con la vista puesta en 2023. Su objetivo es que los precios figuren en el packaging de los productos, lo cual obligará a discutir de qué manera las compañías podrán cubrir el plan sin perder rentabilidad. Los gremios tendrán que ser parte de la discusión y del acuerdo, sin duda. ¿Puede haber algún cambio de régimen más de fondo si la inflación se desacelera? Massa no quiere adelantarse. Hoy todo es paso a paso.

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