Última semana de campaña y Cristina no aparece. Ni twittea.

En la web de Presidencia, la agenda oficial se limita a informar “sin actividad programada”. Sólo transmite en privado su furia por los misiles cruzados entre sus candidatos a gobernador de la principal provincia de la Argentina. En definitiva, nada menos que su jefe de Gabinete es acusado de presuntos vínculos con el narcotráfico. Pero @CFKArgentina nada.

Ni para respaldar a su principal funcionario. Ni para darle un empujón a quien supuestamente es su elegido sucesor, Daniel Scioli.

El gobernador intentó calmar las aguas sin éxito, intentó despegarse del escándalo con un faltazo a los cierres de campaña de Aníbal Fernádez y Julián Domínguez, aunque sea su protegido. Pero las órdenes, que conoció hoy de boca de su compañero de fórmula fueron claras: hay que salir a respaldar al jefe de Gabinete.

Es una movida política y mediática”, dijo entonces Scioli. Pero la realidad es que la denuncia, además, está siendo investigada por la Justicia argentina.

¿Cuánto daño electoral causará el Aníbalgate?, es una pregunta que se hacen ansiosos oficialistas y opositores. Y que lo encuestadores todavía no han podido establecer.

“Es el cajón de Herminio Iglesias”, exagera el analista Jorge Giacobbe. Aquel episodio le costó al elección al peronismo en 1983.

“Lo de Aníbal Fernández tiene un impacto mayor en el electorado indeciso”, opinó el politólogo Sergio Berensztein.

En apenas cinco días, en el cuarto oscuro, el tenor del impacto será develado.