El regalo de Sturzenegger

Quiero que me dejen ser presidente del Banco Central un solo martes", le dijo Javier González Fraga, medio en broma medio en serio, a uno de los ministros del gobierno nacional con despacho en Casa Rosada.


¿Para qué?
No les renuevo ni un mango de las Lebac que vencen ese día, y vas a ver que al martes siguiente aceptan suscribir la letra con cinco puntos menos de tasa.

Obviamente, no fue lo que sucedió. El martes pasado el presidente en ejercicio Federico Sturzenegger resolvió, por tercera semana consecutiva, mantener la tasa de ese bono en 26,75% anual para el vencimiento a 35 días. No es un número tan disparatado como el 38% que llegó a pagar hace algunos meses, pero sigue siendo muy alto. La explicación es que las expectativas de inflación "se ubican tres puntos por encima de la cota superior de la meta establecida del 12 al 17%". Renovó los vencimientos de ese día por $ 87.000 millones y absorbió casi $ 3.700 millones más.

¿Pero que pasaría si no renovaras todo un vencimiento y de pronto los bancos se quedaran con $ 90.000 millones en la caja?, preguntó el ministro. No pasaría nada importante. A lo sumo al día siguiente el dólar podría llegar a subir un peso, lo que vendría bien, y, como ya te dije, a la semana siguiente se podría colocar Lebac para absorber pesos mucho más barato, respondió el dos veces ex presidente del Banco Central.

González Fraga no es el único convencido de que Sturzenegger está pagando demasiado. Miguel Bein también opina que el Banco Central está pagando 4 puntos de sobretasa, y algo parecido cree el ministro Alfonso Prat Gay, por citar algunos ejemplos de renombre.

La tan cuestionada política monetaria monetarista de Sturzenegger tiene más de una consecuencia negativa. En primer lugar, pone un piso muy alto al costo del crédito, llevando las tasas activas a más del 30% anual, es decir 10 puntos porcentuales por encima de la inflación esperada que surge del Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central y 15 puntos arriba de la inflación máxima de sus propias metas de inflación. Imposible precisar cuál es el impacto de eso en el nivel de actividad y consumo, pero no hay duda de que los resiente.

En discusiones mantenidas en forma privada, Sturzenegger argumenta que el impacto de la tasa sobre la economía real es bajo debido a que el nivel de deuda de los privados también lo es. Pero si así fuera, su mismo razonamiento estaría reconociendo que las supertasas de las Lebac tienen una eficacia acotada.

En segundo lugar, el irresistible atractivo de las Lebac y la obsesión de Sturzenegger por sacar pesos de circulación provocaron que el stock aumentara a ritmo vertiginoso, pasando de $ 265.000 millones al comienzo de este gobierno a los 650.000 millones actuales. Un impresionante salto de 145% en diez meses; o el equivalente a más de u$s 20.000 millones. Los que están preocupados por la tendencia al atraso cambiario de los últimos tres meses sostienen que sin la tremenda aspiradora de las Lebac, hubiera habido menos conversión de dólares a pesos destinados a aprovechar la supertasa, y algo de los pesos que fueron a Lebac hubiesen demandado dólares, con lo cual el tipo de cambio estaría algún escalón más arriba.

En tercer lugar, esa bola de nieve genera rendimientos que retroalimentan la esfera. La mitad vence en menos de un mes y algo más del 80% en menos de tres meses. Para peor, esos enormes rendimientos constituyen un negocio para los bancos que, además de fenomenal, es sumamente fácil. Captan depósitos pagando 20-22% anual, y con sólo darse vuelta se lo prestan al Banco Central con un apreciable spread. Con menores tasas de Lebac los bancos igualmente estarían en condiciones de pagar por los depósitos tasas reales positivas respecto a la inflación, pero más bajas que ahora.

La supertasa que regala Sturzenegger al sector financiero es ganancia para los bancos y también para los depositantes. ¿A cuánto asciende el regalo?
Es muy difícil precisarlo. Pero cualquier aproximación arroja cifras siderales. Por ejemplo, suponiendo que a lo largo del año habrá un stock promedio de Lebac de $ 500.000 millones y que la sobretasa es, según Bein y González Fraga de 4 a 5 puntos, la transferencia oscila entre $ 20.000 y 25.000 millones.

En la diplomática discusión que mantiene sobre el tema con Prat-Gay, éste sumó muchos puntos con la colocación de un bono en pesos por 50.000 millones a una tasa fija de 18,2% a cinco años que concretó a fines de septiembre, y con la que realizó ayer a plazos aún más largos. Desde el ministerio de Hacienda y desde la Casa Rosada exhiben esos resultados como prueba de que las expectativas de inflación y devaluación están descendiendo, y de que Sturzenegger debería ocuparse menos de la inflación y más de la economía real y del sobrante coyuntural de dólares que tiene la economía argentina.

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