El que apuesta al dólar pierde

 

"Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA."

Chiste. El Banco Central nos relata que es una tontera comprar dólares a estos precios y yo a cambio le respondo: no existe un solo argentino en la faz de Peronia dispuesto a creerle porque si hay algo que este BCRA  no tiene, es precisamente, prestigio y credibilidad. Como vengo diciendo en varias de mis notas, el talón de Aquiles de la economía argentina son los pesos, y el plan de este Gobierno siempre fue licuarnos a todos hasta la coronilla y bien en silencio, al mejor estilo Cambiemos. Lo que pasa, es que lo han hecho tan mal que el experimento quedó fuera de control y contaminó a variables críticas entre ellas, el riesgo país y por lo tanto, volamos todos por el aire y lo peor es que parecería que este delirio oficialista tiene todavía una largo tramo por recorrer. La demanda de dinero ha bajado considerablemente desde el fatídico 28D en donde este gobierno dio una lección formidable de todo lo que no hay que hacer en materia de credibilidad y política monetaria y seguimos pagando las consecuencias de semejante torpeza al día de la fecha. Desde dicho episodio, el colapso de los activos financieros argentinos y la economía real ha sido implacable y lo frustrante es que este proceso está muy lejos de haber culminado. También es cierto que lo anunciado la semana anterior con un FMI que mejoró las condiciones del acuerdo le permite al Presidente Macri llegar financieramente blindado en pesos y dólares a las elecciones del 2019 lo cual no es un detalle trivial dado como estábamos un mes atrás. Sin embargo, dicho aspecto que propició una baja de riesgo país de 250 puntos en solo unos días no resuelve la bomba de pesos que Argentina sigue teniendo. Si bien una parte de dicha bomba se ha reducido intercambiando Lebac contra pérdida de reservas, también es cierto que el remanente fue mutando a otros instrumentos en pesos que siguen creciendo a tasas estratosféricas superiores al 50%. Claramente, esta situación estable, no es, y más aún, en manos de un BCRA con menos calle que Venecia.

Sólo en Argentina podemos tener una crisis cambiaria por cinco meses eternos. Para ponerlo en perspectiva, Argentina debe ser el único país en la historia de la humanidad donde podemos vivir con crisis cambiaria por cinco meses, viendo una nación que sigue tolerando tasas superiores al 50% y una devaluación que no parecería querer terminar nunca porque este gobierno es fiel a su principal concepto perdedor: todo se debe hacer en cámara lenta, todo debe ser gradual y entonces, venimos devaluándonos hace ya 150 días. Lo cierto es que esta bendita economía todavía no pudo sacarse el atracón monetario inicialmente generado por la emisión del kirchnerismo y exacerbado por una política monetaria de Cambiemos que hoy en día sigue sin encontrar equilibrio y estabilidad. En este contexto y hasta que llegue la cosecha de abril, el dólar no tiene otra dirección que hacia arriba y seguirá devaluándose porque el equilibrio está muy por encima de 42 por una sencilla razón: este gobierno de economistas populistas es responsable de que los argentinos no quieran pesos, el colapso en la demanda de dinero es uno de los tantos reflejos del formidable fracaso de este equipo económico. Han sido tantos los desaciertos que el mercado ya no espera nada de ellos, lo cual es un irónico golpe de knockout a la confianza.

¿Y si le pedimos a Caputo que vuelva? El equipo económico y monetario del Presidente Macri no tiene credibilidad remanente, aspecto que venimos padeciendo desde enero de este año, y que se ha acelerado incluso, desde el inicio de la crisis cambiaria de mayo. La crisis es tan inmensa que necesitamos sumo prestigio al mando, un prestigio que este equipo no tiene, ni tuvo nunca. Parecería que aun a pesar de esta incomprensible performance, el presidente Mauricio Macri pretende recuperar credibilidad a partir del mismo equipo que nos condujo a este fracaso, lo cual desafía al sentido común más básico y encarece obviamente, los costos de cualquier política económica y monetaria que se intente implementar. El mercado sabe de la herencia K, pero también conoce la enorme cantidad de desaciertos de un equipo que se pasó tres años equivocándose y ahora se intenta con esos mismos personajes recuperar una confianza que cuando se pierde no regresa nunca más.
Ya no nos queda otra bala para desperdiciar. La existencia del nuevo acuerdo con el FMI es una excelente noticia de corto plazo y podría generar la sensación de un hermano mayor conteniendo a la Argentina, lo cual en las circunstancias actuales es más que aceptable. El problema es que el Presidente Macri insiste en articular los resultados de dicho acuerdo con un equipo que tiene su credibilidad absolutamente devastada y corre el riesgo de neutralizar el formidable momentum positivo que se venía gestando en la disminución de riesgo país desde el 4 de septiembre, cuando Argentina hizo máximos en 815 puntos de CDS. Si nuevamente se pierde dicho momentum, no creo que el Presidente Macri tenga otra chance más, por eso repito algo en lo que vengo insistiendo desde hace meses: remoción absoluta del equipo económico y monetario a cargo, ellos son los responsables de haber conducido a la economía argentina a esta severísima realidad y por lo tanto, deben dar un paso al costado por el bien de los argentinos: insistir con lo mismo una y otra vez, evidentemente no sirve, basta de sopa. Es una lástima que el Presidente Macri haya sacrificado a su mejor hombre, Caputo, por su experiencia en mercados financieros y por la impronta que podía dar en un momento en donde la sensibilidad es crítica. El Presidente Macri se vuelve a equivocar y dicha equivocación pone a riesgo la variable más cítrica de todas: la compresión de riesgo país, si esto no vuelve, culminaremos estrangulados, tarde o temprano.

Imposible impedir lo inevitable: que el dolar  vaya donde quiera irse. Parecería que el precio de equilibrio del dólar es mucho mas alto que 42. Si ese es el caso, permanecer en la terquedad de querer evitarlo no hará otra cosa que seguir dañando a la economía real. En el contexto actual, dado que el BCRA no dispone de dólares para intervenir, la única herramienta es secar al mercado de pesos complementado con tasas estratosféricas como estamos observando. Pero en economía nada es gratis, dicha situación podrá por un rato planchar al dólar pero generará una brutal recesión, mas grave aun que la que seguramente tendremos como consecuencia de todo lo ocurrido en este año. Quizá entonces, la decisión adecuada sea dejar correr al dólar hasta que finalmente alcance su valor de equilibrio en 45, 50, 55, ¿quién sabe?
 
Mantener al dólar en la zona de $ 40 tampoco es gratis. Hacerlo, obligaría a la economía argentina a seguir conviviendo con tasas superiores al 50% que están estrangulando cualquier intento de recuperación de la economía real y que en definitiva no podrán impedir lo inevitable: que el dólar siga subiendo contra el peso. Quizá la menos mala de todas las estrategias sea dejar correr al tipo de cambio, bajar tasas nominales e implementar una larga secuencia de medias heterodoxas y cortoplacistas que contengan para las clases de menores ingresos los efectos nefastos de una subsiguiente devaluación y mientras tanto la inflación seguirá licuándonos. Como economista liberal que soy, el solo hecho de reconocer la posibilidad de alguna medida heterodoxa de corto plazo, me pone muy incómodo pero lamentablemente esta es la economía a la que nos condujo el equipo de Cambiemos y en ese contexto, lo urgente sigue dominando a lo importante. Nadie en este país, ni gobierno, ni oposición, está hoy para tomar decisiones contundentes, todos están en el modo elecciones 2019 y mientras tanto, seguimos sin tener la respuesta a una pregunta que comenzó en abril: ¿qué hacemos con tantos pesos que ya no queremos?

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