Economía del conocimiento en tiempos de coronavirus: el momento es ahora

Tan solo cinco meses transcurrieron de 2020 para recordarnos lo vulnerables que somos como sociedades globales del siglo XXI. Hoy, más que nunca, nada es seguro.

Ante el conocido cambio tecnológico drástico se suma la incertidumbre del "Día Después" de la pandemia. La volatilidad se apodera de todos los aspectos de nuestras vidas. Parafraseando a Heráclito, lo único constante en la vida es el cambio.

Y es que el COVID-19, como factor presente en nuestra vida, barrió en cuestión de pocos meses con el mundo tal como lo conocíamos: sistemas sanitarios puestos en jaque, cadenas globales de valor seriamente afectadas, gobiernos del mundo reenfocando sus políticas públicas para acompañar con paquetes de estímulo a una economía que va camino a la recesión global inédita.

Desde AmCham Argentina, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, damos garantía que tanto las personas como la comunidad de negocios en su totalidad, estamos atravesando una profunda revisión y transformación acelerada en muchos sentidos: cambiará la forma en que consumimos, trabajamos y nos relacionamos con los demás; nuestros valores y prioridades se verán desafiados.

Esta situación de pandemia nos distancia en aspectos geográficos, sociales, sanitarios, y económicos; pero a la vez trae implícita una oportunidad para proyectarnos hacia el futuro.

El contexto actual demanda revisar nuestras decisiones estratégicas si queremos soñar con un ciclo de recuperación como país.

Hace casi un año, nuestros legisladores reconocían -a través de todo el arco político- la necesidad de promover la continuidad de una política de estado (en el sentido literal y figurado de la lectura): La Ley de Economía del Conocimiento sancionada el 22 de mayo de 2019.

Fue la continuidad de una visión de desarrollo nacida en 2004, la "Ley de Software", que a lo largo de más de una década dio origen a una explosión de emprendimientos que hoy son referencia a nivel mundial.

A casi un año de la sanción de la ley, cuyo espíritu permanece en suspenso debido al freno que se le impuso a su reglamentación, y si pensamos en el "Día Después" queda aún más claro que la tecnología, la transformación digital y por ende las empresas de base tecnología serán la clave del éxito de nuestro futuro como sociedad y como país. 

Apostar mediante el apoyo a las actividades que se caracterizan por el uso intensivo de tecnología y que requieren capital humano altamente calificado, con un objetivo de generar 600.000 puestos de trabajo y exportaciones por u$s 15.000 millones en un horizonte de 10 años, resultará determinante.

Argentina cuenta con un significativo desarrollo del sector servicios, una capacidad exportadora sólida y ventajas comparativas tales como: recursos humanos calificados, tecnologías de comunicación e informática desarrolladas, huso horario conveniente, importantes centros urbanos y afinidad cultural con los compradores potenciales.

Hoy más que nunca, en un contexto donde las economías convergen hacia la digitalización y donde la oferta de productos y/o servicios se canaliza a través de nuevas plataformas tecnológicas, resulta un imperativo como actores de la sociedad civil, convocar a que nuestra clase política reaccione rápidamente y active los estímulos que aceleren y consoliden los 'Servicios Basados en el Conocimiento' como un pilar estratégico de la supervivencia económica de la Argentina como Nación.

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