El dato de inflación volvió a generar preocupación por el proceso de aumento de precios, su dinámica y su relación con el funcionamiento y perspectivas del país. Este comportamiento en el nivel general de precios es demostración de y, a su vez, impedimento para alcanzar el desarrollo normal de la actividad económica. Argentina padece sus consecuencias desde hace más de 15 años, con un PBI que se estancó, como tendencia, en 2010 y no se generó empleo en el sector privado formal. En su recorrido, fue impactando sobre el tejido social, con niveles crecientes de pobreza e indigencia que se profundizaron en los últimos años.
Ciertos elementos en el índice pueden ser leídos desde una perspectiva positiva. Esto es, que para llegar a la estabilización, hay que pasar previamente por correcciones de determinados precios relativos que arrastran desequilibrios en su determinación y que por lo tanto, a mediano plazo no solo son insostenibles, sino que también terminan generando escaseces en la oferta de bienes y servicios con consecuencias sobre el nivel de actividad general, entre otras. Si fuera ese el motivo de la mayor inflación, el pico sería un fenómeno pasajero en tránsito hacia un nuevo equilibrio más estable.
Sin embargo, también puede interpretarse desde una perspectiva más preocupante. Esto es, no corregidas las causas de la inflación ante un limitado margen de maniobra para hacerlo, con desequilibrios persistentes e incertidumbre sobre decisiones políticas a tomar que pueden alterar el funcionamiento económico normalizado, se generan riesgos de persistentes tensiones con creciente presión inflacionaria.
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Estrategias de un gobierno para conseguir dólares
En Argentina, a diferencia de la enorme mayoría de los otros países, las elecciones son vistas como eventos que involucran potenciales cambios fuertes de las reglas de juego, que podrían afectar significativamente los contratos. Ante esta eventualidad los particulares tienden a buscar protección preventiva. La consecuencia de ese accionar es producir inestabilidad económico-financiera. Esas acciones preventivas podrían tender a acentuar los desequilibrios, pero en realidad es la misma incertidumbre sobre la continuidad de las reglas de juego básicas podría estar generando dicha inestabilidad. En la actualidad esto se manifiesta particularmente en el desafiante contexto de cuentas externas. Frente a ello, las acciones de política económica deben buscar corregirlos evitando o minimizando los costos adversos asociados. De existir desequilibrios, cabe considerar maneras de corregirlos minimizando los costos asociados, es decir, evitando o mitigando efectos colaterales adversos.
En la Argentina de hoy por el devenir de los acontecimientos económicos parecería necesario tomar determinadas decisiones de rumbo y funcionamiento de la economía previo al cambio del mandato presidencial y de la composición del Congreso Nacional.
El manejo en la transición
El interrogante es, entonces, cómo enfrentar la situación.
Una posibilidad es maximizar el uso de fuentes de financiamiento considerando las dificultades para tomar decisiones políticas en las antesalas del proceso electoral. Eso sería minimizar el costo de eliminar los desequilibrios, que requeriría desde aumentos de determinados precios hasta un manejo fiscal restrictivo. El financiamiento se podría usar para cerrar las brechas tanto externa como fiscal. Su uso estaría justificado sobre la base de la reversión futura de circunstancias extraordinarias adversas en este año como la sequía. Asimismo, las autoridades entrantes tendrían teóricamente los grados de libertad resultantes por no haberse tomado decisiones. Téngase en cuenta, además, que muchos de los beneficios derivados de ciertas decisiones de este año rendirían frutos que recién se notarían en los años futuros.
Otro camino seria ir encarando la atención de ciertos desafíos en la actualidad e ir graduando y dando secuencia a la implementación y ejecución de decisiones de gobierno que sean vistas como iniciativas de interés general sobre la base de apoyos amplios. Ello incluiría:
* Marco y fomento de inversiones que propicien aumentos de oferta bienes y servicios y mejoren ingresos.
* Dar estructura regulatoria y legal adecuada para la movilización de recursos, incluyendo capital humano, procurando no solo abrir oportunidades para su canalización sino también mayor productividad y competitividad.
* Continuar adecuando los precios relativos de la economía.
* Reforzar el mandato para mejorar las cualidades del peso para su uso efectivo en transacciones y para ahorro en un contexto de competencia de monedas.
* Proveer un marco institucional que de funcionamiento transparente con manejo por idóneos en los diversos organismos reguladores y supervisores del Estado.
* Encarar una revisión de procesos administrativos requeridos para el funcionamiento de las actividades económicas que lleve a mejoras de eficiencia dentro de la formalidad.
Así, aumentarían las chances de una estabilización exitosa y sostenible. No solo mejorarían las bases de funcionamiento de la economía, sino que también se darían perspectivas de propósito a la transición, lo cual daría lugar a eventuales revisiones y mejoras futuras. En consecuencia, se podría pensar en potenciar el ingreso de capitales, considerando particularmente las oportunidades que presenta Argentina. Ello movilizaría las actividades productivas, potenciaría la productividad y competitividad y, dentro de un marco propicio, aportaría a la generación de empleo, entre otros.
No se pretende ni es posible solucionar todo de entrada, pero se pueden ir sentando las bases. Así se adelantan algunos de sus beneficios. La alternativa puede ser más compleja de administrar, porque la acumulación de cuestiones básicas pendientes en este contexto podría profundizar el deterioro.




