Caputo, un apellido que no es uno más en la mesa chica presidencial

Suele pasar buena parte de sus días en los Estados Unidos. Pero, este martes, Nicolás Caputo estaba en Buenos Aires. La noticia, juran en su entorno más cercano, lo tomó por sorpresa. Se enteró por los medios, aseguran. Por más que el presidente del Banco Central fuera su primo hermano, Luis. Y la renuncia se la haya presentado a Mauricio Macri, su “hermano de la vida , como lo definió alguna vez el Presidente.

Compinches desde los 6 años, cuando –en primer grado– iniciaron juntos el riguroso sendero formativo de los Christian Brothers del Cardenal Newman, “Nicky –como lo llaman propios y, sobre todo, extraños- es mucho más que el mejor amigo de Macri. No sólo porque fue quien, en agosto de 1991, juntó los u$s 6 millones exigidos en el rescate de su secuestro.

Socio de negocios, en la impetuosa juventud de ambos, también lo fueron (son) en la política. La aventura que culminó con Macri en la Casa Rosada fue un emprendimiento compartido. Un joint venture en el que los papeles, siempre, habían sido claros: uno, el líder, la cara puertas afuera del proyecto; el otro, el consigliere, el estratega, el negociador. El poder detrás del trono. Más allá del grado de distancias –y acercamientos- que, una vez concretado el sueño, la realidad terminó imponiendo.

Los Caputo, “Nicky y “Toto , son nietos de Nicolás Caputo Lauría, inmigrante italiano llegado de Potenza a los 17 años y que, a los 48, fundó una constructora: Nicolás Caputo Sociedad Anónima de Edificación. En los ’40, sumó a sus tres hijos a la empresa: Luis Nicolás (ingeniero), Jorge Octavio (arquitecto) y Rodolfo Julio (escribano). Con el correr del tiempo, Jorge Octavio –padre de “Nicky – les hizo buy-out a sus hermanos. Uno de ellos, Luis, era el padre de “Toto .

El saliente banquero central también fue un Newman boy. Pero, por edad –cumplió 53 años en abril, mientras que “Nicky celebrará 60 en octubre–, no coincidieron en el colegio. Luego, forjó un nombre propio en la City, en base a astucia y talento para las finanzas. Hizo carrera en el Deutsche Bank. Siempre, absolutamente ajeno a la piedra sobre la cual sus primos –Nicolás y sus hermanos, “Tonio y “Luigi – seguían edificando el histórico negocio familiar.

Una década atrás, “Toto sintió tarea cumplida en el Deutsche –cuya filial presidió– para dar un salto de calidad: con los nacimientos de sus hijas –hoy, de 11 y 13 años, como precisó (emoji incluido) en el célebre papelito que le hizo llegar a la diputada K Gabriela Cerruti–, la vida le dio una segunda oportunidad. Hombre con olfato para capturar beneficios, no la quiso descapitalizar. Hasta que, en diciembre de 2015, la oferta de asumir la Secretaría de Finanzas lo devolvió a las ligas mayores.

Su idea, cuentan, era estar un año. Abrir el cepo y garantizar el financiamiento hasta que tronara la lluvia de inversiones. Pero, en vez de eso, hubo garúa. Y, después, tormenta. No de capitales, precisamente. De Secretario de Finanzas, pasó a ministro. Y, de ahí, al Banco Central.

Aunque pudo haber hecho la presentación inicial, Nicolás asegura que nunca “puso a su primo. En ninguno de los cargos. Si estuvo, fue porque es el mejor en lo suyo, cree, una opinión compartida por muchos en el mercado. Siempre se manejó con absoluta autonomía, relativizan conocedores de ambos acerca de cuánto la “muy buena , califican, relación personal entre los primos se trasladó al manejo de la política monetaria.

Nicolás tiene su propia lectura sobre la renuncia. Gustos aparte, considera que el resultado no es malo. “Toto , piensa, entró al BCRA vestido de trader, hasta que la situación se ordenara. Ahora, con un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, presunta garantía de estabilidad, no está mal que, en la poltrona de calle Reconquista, haya un economista con una visión más macro de la realidad. “Vino a ayudar. Ahora que se la situación se reencausó, y ya no se hace falta tanto a un trader, mucho más no tiene para dar , dicen interlocutores que se le oyó comentar.

¿Y el timing? Desde Nueva York, hubo voces de la comitiva presidencial que hablaron de “desplante . Algo que “Nicky no compra. Para él, todo está programado y consensuado. Con la inminencia del anuncio de un nuevo acuerdo con el Fondo, no todo es casualidad.

Suspicaz como pocos, sabe que una historia es la pública y otra, la privada. Más, tratándose de protagonistas a los que conoce como nadie. Incluso si, para protegerlos, debe fingir ingenuidad. Porque, a fin de cuentas, más allá del peso específico propio de “Toto en los mercados, la renuncia presentada está firmada por un Caputo. Con todo el valor simbólico que carga ese apellido en la mesa chica de Macri.

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