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Brasil puede aportar más aire al BCRA que mercado a los exportadores

Brasil siempre fue la locomotora del Mercosur. Y por eso la pregunta que se hacen tanto empresarios como analistas, es que tanto puede ayudar a traccionar a la Argentina a partir de la tercera gestión de gobierno que Luiz Inacio Lula da Silva inició este domingo.

El flamante mandatario no perdió el tiempo, y comunicó la firma de alrededor de 50 decretos y de varias medidas provisorias (enmiendas constitucionales que ya tenían el aval del Congreso). Lo primero que salta a la vista es algo previsible: el Estado volverá a tener una presencia activa. De hecho, dentro de este paquete de decisiones anunciado, uno de ellos es una reforma del gabinete que eleva de 23 a 37 el total de ministerios del Poder Ejecutivo.

Lula también informó que retiraría a varias empresas públicas del proceso de privatizaciones iniciado por Jair Bolsonaro. La que más sobresale es Petrobras, así como el Correios, la responsable del servicio postal brasileño (restan definiciones sobre otros procesos iniciados por su antecesor, como el caso de Eletrobras). Otra medida de Bolsonaro que aceptó prorrogar fue la baja de un impuesto sobre los combustibles, que ayudó a Brasil a reducir su inflación antes de las elecciones.

¿Unidos por la estabilidad nominal?

El aumento del plan Bolsa Familia a un valor cercano a los 120 dólares también había sido prometido en la campaña, y fue otra de las decisiones implementadas. Cabe mencionar que este paso abrió dudas acerca del verdadero compromiso de Lula para mantener una política de orden fiscal, ya que para aplicarlo fue necesario desconocer el techo al aumento del gasto público fijado en la Constitución.

A priori, el estatismo moderado de Lula estaba descontado. La pregunta es si con ese contexto Brasil seguirá atrayendo inversiones, ya que la industria argentina que exporta al país vecino (automotriz, metalmecánica) suele crecer a la par del PBI brasileño.

Pero más allá de este contexto, Lula sí parece dispuesto a devolverle a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner algunos de los gestos de apoyo recibidos en estos años. El acuerdo de integración que las cancillerías de los dos países tienen listo aspira a emular el pacto entre Raúl Alfonsín y José Sarney que actuó como precursor del Mercosur. Sus bases son la integración monetaria y energética, dos cuestiones centrales para el corto plazo argentino. El comercio bilateral en moneda local es una aspiración de larga data que siempre arrastró un obstáculo difícil de salvar: las empresas multinacionales facturan en dólares. Pero un swap de monedas como el pactado con China podría tener un efecto más auspicioso.

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