ART: victoria del diálogo y el trabajo por encima de intereses mezquinos

Las pymes, las mayores generadoras de empleo del país, atravesamos horas de incertidumbre ante una realidad competitiva que nos obliga a aguzar el espíritu emprendedor para proteger el activo más valioso que tenemos: el trabajador. Ante la sanción de la ley complementaria sobre Riesgos del Trabajo se ha creado, de manera interesada, un escenario de falsa confrontación entre empresarios y empleados, que es necesario desestimar para poder enfrentar conjuntamente los desafíos que tiene la industria.

Cuando los dueños de fábricas pequeñas y medianas pedimos protección legal, para resguardarnos de una aceitada maquinaria que inventa accidentes laborales para ganar dinero sin importarle las consecuencias sobre el conjunto de los trabajadores, apelamos a nuestra última esperanza de sobrevivir como empresas, pero también generar mejores condiciones económicas para aquellos que sufren algún inconveniente laboral.

Como dueño de una pyme conozco de primera mano los problemas que afectan a la industria. Pero más duele escuchar, en mi rol de representante en la UIPBA, los cuantiosos casos de empresas que viven en la angustia de la agonía diaria ante el atropello de las injusticias por falta de seguridad jurídica, y que provocan tener la persiana lista para el cierre definitivo.

No son tiempos de confrontación sino de aportes. Desde el conocimiento y la confianza que se genera al hablar con la verdad es que se creará el ámbito para empujar para el mismo lado, tanto empresarios como trabajadores. Por eso pedimos por el bien común que generará la plena vigencia en provincia de Buenos Aires de la nueva ley de ART que el Congreso convalidó con mayoría, producto del diálogo.

Para eso es importante decir que es mentira que esta legislación perjudicará a los trabajadores. Por ejemplo, el artículo 37 de la Resolución de la SRT desarma la estrategia de abogados que en la actualidad les quitan hasta el 50% de las indemnizaciones a los empleados, quienes bajo la actual legislación sólo obtienen la mitad de lo poco que les corresponde por un accidente y encima con la seguridad de no tener más empleo.

"Frente a la carencia de patrocinio letrado, a efectos de asegurar la asistencia letrada del damnificado en resguardo de la garantía del debido proceso, esta Superintendencia de Riesgos del Trabajo instrumentará las medidas necesarias a los efectos de proveer al damnificado, sin dilaciones, el patrocinio letrado de forma gratuita", señala parte de la normativa.

Conocer los detalles de la iniciativa permitirá despejar las dudas instaladas por las partes interesadas en mantener el status quo de un sistema que potencia los atajos por encima del camino del trabajo y la honestidad. Por contraste, la ley complementaria de ART desactiva los negocios nocivos para la producción que defienden los colegios profesionales, quienes evidenciaron su poder corporativo ante los legisladores para no perder beneficios, muchas veces inescrupulosos.

Así, la importancia del diálogo entre los participantes reales de la producción se hace imprescindible para lograr la ampliación del mercado laboral a partir de la consolidación de la industria nacional, único sector que no sólo garantiza empleo de calidad sino que además motoriza la actividad registrada en servicios directos en más del doble por cada trabajador en blanco.

La adhesión que debe realizar la Legislatura bonaerense a la ley de sobre Riesgos del Trabajo es urgente e ineludible. La ausencia de los senadores para su tratamiento es un escándalo que prioriza mezquindades políticas, en el mejor de los casos, aunque deja entrever presiones corporativas e intereses oscuros. El accionar de esos bloques definitivamente le da la espalda a las pymes.

Por este motivo, la convocatoria a un diálogo sincero y fructífero entre las entidades empresarias y las asociaciones sindicales deberá ser el camino final para evitar que otros actores a los que no les interesa la generación de empleo ni la importancia de la industria decidan por nosotros, que somos los que invertimos más allá de los condicionantes contextuales; y aquellos que defienden los verdaderos intereses de los trabajadores.
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