Los fanatismos no tienen explicación lógica. Son pasionales, la razón parece no tener mucho lugar y en épocas de euforia se suele castigar al que critica. En este sentido, el fútbol tiene su equivalente en la economía y en la política.

Una muestra clara ocurrió el viernes pasado cuando la Argentina logró un heroico triunfo por penales contra Países Bajos, situación que le permitió a la Selección conducida por Lionel Scaloni pasar a las semifinales del Mundial y a los argentinos en general, conocer una cara hasta ahora oculta de Lionel Messi. El mejor jugador salió se su postura políticamente correcta, le envió un mensaje a la FIFA, otro al técnico Louis van Gaal y por si quedaban dudas le dijo "Qué mirás bobo" al goleador de Países Bajos.

Pero si bien fue mucho más destacable el partido de Lionel Messi que sus palabras y sus gestos, lo que llama la atención es la postura que adoptaron muchos argentinos a la hora de defender lo indefendible. Porque al pelotazo al banco de suplentes de Leandro Paredes no hay forma de calificarlo de forma correcta ¿Que los jugadores de Países Bajos provocaron durante el partido? No hay dudas. ¿Pero no fue provocación la del Dibu Martínez en la Copa América con el famoso "Mirá que te como, hermano eh"? En el fútbol hay reglas escritas y otras que tienen que ver con los famosos códigos, con el vestuario o con "lo que pasa en la cancha queda ahí". Sin embargo, no podemos justificar lo que se hace mal cuando nos conviene y victimizarnos cuando ocurre lo contrario.

En la política o la economía nos suele pasar lo mismo. Sólo a modo de ejemplo, a Mauricio Macri o a Cristina Fernández de Kirchner se los culpa de todo o se los justifica en todo.

Mejor justifiquemos o juzguemos por lo que pasa y no por lo que pensamos. El Director Técnico de la Selección está dando en la tecla. Su mayor acierto no es llevar a la Argentina a semifinales, su mayor acierto es no entrar en la grieta y convertir a todos los argentinos en hinchas de la selección.

La materia pendiente, tal vez, es hacerle entender a Paredes que ese pelotazo no es necesario y que no es solo un pelotazo. Paredes es un jugador con experiencia, que juega en la Juventus y que también jugó en Boca y en el PSG. Llegó a la Selección, algo que muy poquitos alcanzan. Tiene el privilegio de estar en un Mundial y de representar al país que nació y que seguro ama. Paredes seguro entenderá la lección, los que ahora tienen que tomar nota y no justificar todo porque se ganó, o criticar todo porque se perdió, somos el resto de los argentinos. Ganar o perder es parte del juego.