

Los escenarios que genera la segunda ola de Covid son tan dinámicos que resulta muy complejo sacar algunas conclusiones de las instantáneas que se acumulan día tras día. Hoy la energía de la política está puesta en la batalla judicial que ya se libra en la Corte entre Nación y Ciudad por el mantenimiento de las clases presenciales. Y aunque el máximo tribunal decidió no apresurar una decisión, existe la sensación de que lo que resuelva se volverá abstracto en poco tiempo, porque si el ritmo de contagios crece como hasta ahora, todos los distritos van a tener que plantearse alguna medida adicional de aislamiento.
Esto significa que la enfática defensa de las escuelas abiertas que está llevando adelante la Ciudad, podría entrar también en un paréntesis por consejo de las propias autoridades sanitarias, pese a haber reconocido solo semanas atrás que los establecimientos educativos no son foco de contagio. Hasta acá, la información refuerza la incertidumbre.
No obstante, una buena noticia se subió a la mesa. El Laboratorio Richmond informó que ya dio comienzo al proceso para producir vacunas Sputnik V en la Argentina. Por lo pronto el proceso está en etapa de verificación con el Instituto Gamaleya, responsable del desarrollo original. Según la estimación de Marcelo Figueras, su presidente, si todo sale bien en junio podría comenzar una producción de un millón de dosis, que se podrá ampliar meses más adelante cuando Richmond complete su segunda planta industrial.
Para el corto plazo, la noticia no cambia el panorama del plan de inmunización, que todavía sigue pendiente de otros aportes. Pero suma para la foto del 2021.
Algo similar ocurre con el incremento que sigue registrando el precio de la soja gracias a la firme demanda de la economía china. La cotización en Chicago de la oleaginosa para mayo cerró ayer a u$s 540 la tonelada, lo que asegura no solo un valor récord para la producción local, sino también ingresos de dólares para el BCRA y de pesos para el Tesoro. Los economistas calculan que el ingreso adicional por retenciones puede ser vital para inyectar en la economía y sostener de esa forma la actividad económica si la pandemia avanza al ritmo actual.
El desafío del Gobierno pasa entonces por evitar que se deteriore el frente fiscal antes de que la soja y los granos hagan su aporte a la recuperación.
Lo que viene entonces es un deterioro sanitario acelerado, con una buena noticia sobre vacunas y algo de oxígeno para Guzmán. Lo que le falta al Poder Ejecutivo es encontrar una dinámica menos áspera para la inflación. Los controles no son una buena solución, porque solo demoran los problemas. No habrá que esperar algo distinto. Hoy la ansiedad es tal que solo importa el minuto a minuto.



