Opinión

Alterar la tendencia y atender vulnerabilidades

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Entre 2010 y 2022 el PBI per cápita argentino cayó un 5,8%. De haber tenido la misma evolución que el promedio mundial, aquí el ingreso personal promedio sería un 39% superior al actual.

Con semejante reducción de base existió una disminución del salario real formal en el mismo período, el empleo privado formal creció sólo 6% contra 13,5% de la población, mientras que el empleo informal aumentó más del 30%, siendo un 37% del total. En ese contexto, aparecen recurrentes desequilibrios fiscales y persistente inflación, entre otros. Esto también se refleja en fuertes incrementos en la percepción de riesgo local y pérdidas de valor de un amplio espectro de activos domésticos, incluyendo, por ejemplo, los de jubilaciones y pensiones.

En esta situación se exacerban las pujas por la distribución del ingreso, que empujan más las presiones inflacionarias y pueden llegar a tener derivaciones en episodios de inestabilidad social y política.

En los últimos meses se evitó la espiralización de la inflación y otros efectos cambiarios que bien podían anticipar complicaciones mayores. Se hizo, entre otros, llevando adelante, anunciando o insinuando algunas correcciones a los desequilibrios fundamentales que se estaban acumulando. Eso llevó a algunos a pensar que, habiendo evitado el accidente previsible por esa acumulación, ya no es necesario atender las cuestiones de fondo que permitan corregir esa dinámica.

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Actualmente se observa que los indicadores más sensibles están menos tensionados que en momentos muy difíciles en la historia en que en Argentina se clamaba por algún plan de estabilización fuerte (por ejemplo las tasas de inflación previas a los planes Austral y Convertibilidad). Sin embargo, hay también varias muestras de vulnerabilidad que plantean riesgos de deterioro mayor de la situación general (inflación, actividad, oportunidades, etc.) que se montan sobre la cuestión tendencial señalada.

Sin embargo, hoy no se puede ignorar que hay sectores de la población que son vulnerables a los efectos de recomposición del orden económico. Tampoco que, en unos meses, comienza una importante contienda política con las elecciones generales. Sin embargo, posponer la corrección de los desequilibrios y el armado un sistema más eficiente de funcionamiento, bien nos podría encontrar con oportunidades de financiamiento más acotadas y un tejido económico-social delicado.

En los mercados financieros, las vulnerabilidades y, a la cuestiones factibles de continuar mejorando, entre otros, en indicadores monetarios, externos, de fondeo y valuaciones.

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Vulnerabilidades

La velocidad de rotación del circulante en poder del público está en niveles máximos de los últimos 5 años -superior a 20 por año. El público tiende a reaccionar a más inflación con mayor aumento de la velocidad de circulación / caída en la demanda de dinero, reflejándose en crecientes aumentos de precios. En ese contexto, intentar contener esa caída en el deseo de mantener saldos monetarios con endurecimiento en la oferta de dinero puede no llegar a compensar la huida del signo monetario local. Superar estos episodios implica devolverle su atractivo mediante disciplina monetaria y fiscal, en un proceso que recree al Peso con las características que requiere el dinero para ser definido como tal: unidad de cuenta, medio de cambio y, sobre todo, reserva de valor.

Una expresión de la contrapartida es el aumento de la demanda / disminución de la oferta de moneda extranjera. A más restricciones en los movimientos cambiarios, mayor demanda de moneda extranjera, derivando en su escasez y disponibilidad. La administración al acceso a divisas por parte del BCRA sólo tiene alcance limitado, y es cuestionable si se perpetúa como sistema. Entonces, se tendrán que corregir las distorsiones subyacentes que son causa y consecuencia de esa conducta. Si existen desvíos macro y microeconómicos aumenta la percepción de riesgo, lo cual deteriora el clima de oportunidades locales y lleva a una mayor depreciación del Peso con impacto sobre el poder adquisitivo local, entre otros.

También afecta al financiamiento de los sectores público y privado. Ello se refleja en condiciones más onerosas, tanto en tasas como en plazos, con efectos que pueden asociarse a la disponibilidad de fondos y a posponer iniciativas de inversión y transformaciones que requieren tiempos para la absorción y maduración de esos proyectos.

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Oportunidades

En este contexto, construir valor significa armar una dinámica de manera que sea constructiva, y se convierta en una transformación positiva en el mediano y largo plazo. Los primeros pasos consisten principalmente en la resolución de los "nudos" actuales como allanando la búsqueda de una normalidad sostenible. El calendario electoral no debería constituirse en un obstáculo para lograrlo (ej, al atender los vencimientos de la deuda del Tesoro en Pesos), sino que se podría dar dentro de avance de soluciones a en una estrategia y determinados debates que permitan enriquecer y reforzar el camino cuyo beneficiario es, en definitiva, la sociedad.

Este punto de partida nos encuentra con valuaciones de ciertos bienes y servicios son mucho menores que en un ambiente estable. En términos de potencial, esto puede ser interpretado como una oportunidad si se consideran nuestras ventajas competitivas en el marco de una economía funcionando bajo mecanismos y señales normales.

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También se ve en valuaciones de activos. Por ejemplo, si alguien hubiese invertido 100 dólares "libres" en el índice accionario Merval hace 30 años (mediados de 1992), esa inversión valdría actualmente 73 dólares corrientes, mientras que si se hubiese decidido por el índice MSCI de América Latina valdría 388 dólares y 1.454 dólares fuese en el Bovespa en Brasil.

Esto es destrucción directa de valor y no es resultado exclusivo de la puja distributiva.

Ante este panorama, por su persistencia y profundización se va extendiendo la idea que no se resuelve con una sola herramienta de política ni con una persona "salvadora". Tampoco perpetuando la micro-administración de recursos cada vez más escasos. Lo razonable sería enfrentar los desequilibrios en un marco de transición sensata hacia la normalidad que potencie capacidad de desarrollo de nuestra sociedad.

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Comentarios

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  • RN

    Raul Nieto

    13/12/22

    Expresa con términos generales los problema que enfrentamos pero si hace hincapié en la necesidad de un plan que pone sobre la mesa que los actuales gobernantes no tienen un plan real y entiendo que solo hacen uso y abuso de herramientas para tratar de llegar atado con alambres al 2023 y ver si pueden mantener el poder y los privilegios

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