Veranito bursátil, ¿piso o pausa en la debacle?

La confianza es un activo para manipular con delicadeza. Erosionada, puede desintegrarse sin retorno. La Argentina sabe de espirales de descrédito, de credibilidades astilladas, de reversión brutal de expectativas. Basta pensar en el optimismo exultante que contagiamos hace poco cuando nos prestaron dólares a raudales ante esta Argentina "convertida".

Vivimos en los últimos meses el reverso de esa efervescencia. Pese a haber sido ascendidos a mercados emergentes, la Argentina acumulaba a agosto un rojo que duplicaba al de los países en esa categoría. Parecíamos condenados a ser fronterizos más allá de las etiquetas.

Pero algo pasó. Mañana se cumplen tres meses de ese ascenso. El Merval viene de hilvanar seis ruedas en alza (13,6%) hasta un máximo en 6 meses mientras que el riesgo país cerró en 623, cuando el 4 de septiembre tocaba 783.

¿Qué cambió? En la City conjeturan. El consenso político aparente detrás del Presupuesto, el camino casi allanado para el desembolso anticipado del FMI, un BCRA más firme y con más margen para estabilizar el tipo de cambio, carteras que ya descargaron tanta Argentina y hoy pueden salir a la caza de oportunidades.

La confianza es tan frágil como voluble el mercado. La Argentina ciclotímica busca una vez más hacer pie.

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