Urge que el Gobierno reduzca la incertidumbre

En un contexto de alta incertidumbre se complica el normal funcionamiento de la economía. Las causas más obvias en la Argentina son la pandemia y el resultado de la negociación por la deuda; pero hay varias más y tan importantes como estas dos.

La pandemia y la cuarentena asociada a ésta van camino a generar una recesión mucho más severa que la proyectada por el Ministerio de Economía para este año (6,5% de caída). Esto vuelve optimistas las proyecciones oficiales de déficit fiscal primario para 2020 y 2021 de 3,1% y 1% del PIB, respectivamente. Con el BCRA como único financista del desequilibrio primario eso despierta dudas acerca del futuro de la brecha cambiaria, el sendero de tipo de cambio oficial y la inflación.

En lo que va del año el Banco Central emitió casi $ 900.000 millones para financiar al Tesoro, pero absorbió alrededor del 75% de este monto vía Leliq o pases. Desde el punto de vista del balance de las entidades financieras, esa mayor tenencia de activos contra el Central no fue a expensas del crédito al sector privado porque aumentaron los depósitos.

Pero ese aumento de depósitos se dio fundamentalmente en los que son a la vista, en parte por una mayor demanda de liquidez de familias y empresas ante la incertidumbre que genera la pandemia y, en parte, por la dureza creciente en las regulaciones cambiarias que generan, al menos por un tiempo, una mayor tenencia de pesos que la deseada (algo parecido se observó entre 2011 y 2015). En alguna medida, los depositantes terminaron financiado al Estado a través del sistema financiero.

Hacia adelante no parece que los depósitos vayan a seguir aumentando en términos reales. Con rendimientos menores a la inflación proyectada los que son a plazo fijo no han aumentado, y los que son a la vista tienen límites naturales para crecer. ¿Qué hará el Gobierno para financiar a los déficits futuros cuando se agote este crecimiento en los depósitos? Si reduce el crédito al sector privado trabará la recuperación post pandemia, y si los monetiza sin esterilizar aumentará primero la presión sobre la brecha cambiaria y el tipo de cambio oficial, y luego sobre la inflación.

Por ello conocer la estrategia fiscal de corto y mediano plazo es importante. ¿Podrá el Gobierno reducir todos los gastos extraordinarios asociados a la pandemia? ¿O algunos se mantendrán, ahora que han detectado millones de cuentapropistas a los cuales pueden darles dinero público? La reforma tributaria que se planea ¿es para aumentar la presión tributaria como se expresa en el documento del FMI del 19 de marzo, o para mejorar la estructura tributaria sin afectar la recaudación? Si se mira la actitud de algunas provincias parecería que se insistirá con aumentos en impuestos en cascada como ingresos brutos que son "políticamente convenientes porque los votantes no los ven", pero que son los más dañinos para el funcionamiento de la economía.

¿Cuál es el plan de desarrollo que prepara el Gobierno? Una estrategia que se puede leer en trabajos de las autoridades económicas de hace un par de años, es utilizar tipos de cambio efectivos múltiples (vía retenciones diferenciales por ejemplo) con la idea de promover sectores que generan externalidades. Se supone además que ese fue un instrumento importante para el crecimiento del período 2003-2008.

Eso omite que la bonanza en los términos del intercambio y en la economía de Brasil y el bajo punto de partida de la actividad económica posterior a la crisis de 2002, explican, con creces, la tasa de crecimiento por encima de lo normal de ese período.

De hecho, los tipos de cambio múltiples continuaron entre 2011 y 2015 cuando la economía se estancó. Además, en otros países la estrategia de "Elegir a los ganadores" ha resultado muchas veces en "Subsidiar a los perdedores". Medidas horizontales de reducción de impuestos a la inversión parecen más efectivas para el caso argentino, pero ello se traducía en concluir con lo iniciado en la reforma tributaria de 2017, que el Gobierno parece no compartir.

También sería muy importante lograr que miembros de la coalición de gobierno no espanten a los ahorristas e inversores con impuestos confiscatorios o sugerencias de estatizar empresas privadas. Y también conocer la estrategia de salida de los congelamientos de tarifas de servicios públicos. En definitiva, esperemos que la incertidumbre no aumente cuando al fin conozcamos el programa económico del Gobierno.

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