Una señal positiva en el sendero de la estabilización económica

El equipo económico anunció esta mañana un relajamiento en las metas de inflación para los próximos años que será del 15% en 2018, 10% en 2019 y 5% en 2020. La decisión de hoy no implica un cambio en la direccionalidad política pero es clave porque pone fin a una descoordinación entre la política monetaria y fiscal que generaba ruido en la economía y permite anticipar una baja de interés que será bienvenida en los sectores productivos.

El sinceramiento de las metas de inflación puede leerse como una señal positiva y cierre de un mes clave para la gestión, en el que el Congreso aprobó un paquete importante de reformas que apuntan a mejorar la competitividad de la economía como la previsional, la tributaria y la responsabilidad fiscal acordada con las provincias. En este marco, el equipo económico realizó un balance de los objetivos alcanzados en la primera mitad de su mandato y trazó (y en gran medida ratificó) el escenario proyectado para el mediano plazo.

Concretamente, la suba de la meta de inflación supone un mayor alineamiento de la política monetaria a la estrategia gradual en materia fiscal. Es que la diferencia significativa entre la inflación observada (que cerraría 2017 en 24,0%) y la meta que se había trazado para este año (de 12%-17%) había obligado al Banco Central a determinar una tasa de interés elevada (28,75%), implicando un altísimo costo de financiamiento (con una tasa real en torno al 10%). Esta dureza monetaria despertaba dudas sobre la sostenibilidad de la recuperación económica en curso y cuestionamientos por las presiones que supone sobre la apreciación del peso y las cuentas externas.

A su vez, el nuevo objetivo luce más realista en relación a las expectativas del mercado, que en noviembre preveían una suba de los precios domésticos de 16,6% hacia fines de 2018, de acuerdo al relevamiento del BCRA (REM). Hay que tener en cuenta que aún restan dos años de correcciones en los precios de los servicios públicos, con nuevas subas ya estipuladas en luz y gas, y el inicio en la corrección del transporte.

Nótese que el relajamiento de la política monetaria tendría efecto sólo sobre variables nominales, esto es, ABECEB no espera que tal medida pueda afectar significativamente el crecimiento económico ni su composición. Así, el PBI crecería 3,5% impulsado principalmente por la inversión (+11%) y las exportaciones (+5,8%).

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