Una llamada a la acción en tiempos de amenazas

El continente americano es el corazón que marca el pulso de la Alianza para el Gobierno Abierto. Esto puede notarse por el coraje que tienen los líderes de la sociedad civil, los activistas por los derechos humanos y aquellos abocados a reformar el gobierno, a lo largo de toda la región.

Esta fuerza colectiva es necesaria porque nos encontramos en un momento en el que el gobierno abierto enfrenta desafíos extraordinarios. El espacio cívico y la democracia están bajo amenaza en más de 100 países, incluyendo algunos de la región, a través de la manipulación de información y noticias falsas a través de los medios y redes sociales. Los ciudadanos perciben que los gobiernos han sido cooptados por elites privilegiadas que se enriquecen a través de grandes escándalos de corrupción como el caso Odebrecht, al mismo tiempo que enfrentan a la inequidad, el crimen y la violencia.

El próximo año, 14 países 83% de la comunidad de América desarrollará Planes de Acción de Gobierno Abierto. Esto representa una gran oportunidad para alcanzar las ambiciones de reforma y cambio, para duplicar el porcentaje de compromisos en la región que buscan transformar para la sociedad (para llevarlos del 12% actual a un 25%). Además, en 2018, siete países en América Latina atravesarán elecciones presidenciales, que representan una gran oportunidad para conseguir que los candidatos se comprometan públicamente a avanzar en lo que respecta a gobierno abierto.

Para ello, es posible sugerir tres prioridades que deben dirigir la acción colectiva.

En primer lugar, debemos proteger y mejorar el espacio cívico. Durante este período de elecciones en la región, demandaremos que los candidatos de todos los niveles, y de todos los partidos políticos, se comprometan a proteger el espacio cívico y forjar reales alianzas entre el gobierno y la sociedad civil.

En segundo lugar, invitamos a todas las partes interesadas a avanzar en el empoderamiento de las mujeres a través de enfoques de gobierno abierto, como lo están haciendo Colombia, Costa Rica y Argentina, y debemos incluir a los grupos marginados y LGBTQ, como Costa Rica y Canadá lo están haciendo por los pueblos indígenas.

Y en tercer lugar, debemos combatir la gran corrupción que corroe la confianza ciudadana, por ejemplo mediante contratos abiertos que estén disponibles para los ciudadanos. Al mismo tiempo, debemos terminar con compañías anónimas donde, como lo han demostrado los documentos de Panamá Papers y Paradise Papers, los líderes corruptos esconden riqueza robada. Por lo tanto, es alentador que 15 países de la Alianza se hayan comprometido con la transparencia.

Pero la verdadera prueba será la implementación creíble de estos compromisos que enfrentarán tremendos obstáculos políticos e intereses creados. A nivel mundial, a medida que los fundadores de la Alianza han hecho la transición, vemos una nueva coalición de líderes mundiales que defiende la apertura y la democracia, con copresidentes de la Alianza de Francia, Georgia y Canadá, a los que ahora se suman líderes de Argentina y otros, y un nuevo liderazgo de la sociedad civil. Necesitamos estas coaliciones en todos los niveles, para que la Alianza para el Gobierno Abierto se convierta en un poderoso movimiento de apertura y en una fuerza compensatoria contra el surgimiento de gobiernos cerrados en la región y el mundo.

 

(*) CEO de Open Government Partnership Alianza para el Gobierno Abierto.

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