PUNTO DE VISTA

Una estafa llamada Banco Central de la República Argentina

El mensaje del 17 de enero de 1935 que acompañaba al proyecto de creación del Banco Central de la República Argentina, contiene los fundamentos para la constitución de una institución estafadora puesta al servicio de los saqueadores de la corporación política. La creación del BCRA buscaba "poner en marcha una Institución especial situada "por arriba del mercado" que iba a desempeñar "la delicada función de banco de bancos". En función de ello al Organismo en cuestión se le asignaron las funciones de "regular la cantidad de crédito y de los medios de pago", adaptarlos al "volumen real de los negocios", "vigilar la conducción de los bancos", "fijar tasas de interés", "controlar cambios", "promover la liquidez y el buen funcionamiento de crédito bancario", ser el "Agente financiero del gobierno" y "mantener el valor de la moneda",

La Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados elevó a la Cámara los proyectos de ley relativos a moneda y bancos, pasados en revisión por el Senado, el 23 de febrero de 1935. El despacho fue aprobado por la mayoría de la Comisión oficialista de presunto tinte conservador, mientras que la minoría del Partido Socialista y el Demócrata Progresista rechazó en forma unánime el despacho. A su vez, la creación del BCRA fue completada con el régimen de control al funcionamiento de la banca comercial y la reforma a los Estatutos del Banco Hipotecario y del Banco de la Nación. El paquete fue finalmente sancionado por el Senado de la Nación en la sesión del 21 de marzo de 1935. En este sentido, el BCRA constituyó en su origen una corporación formada por el gobierno y los bancos particulares, prevista, por su artículo primero, por un período de 40 años. Esto es, dicha institución debería haber sido liquidada en 1975 ("Las raíces totalitarias del fracaso argentino" de Meir Zylberberg-Editorial Unión).

Lo esencial de la reforma consistió en la supresión definitiva de la conversión automática a oro del peso moneda nacional, por lo que, la Caja de Conversión quedó definitivamente disuelta. Junto a la inconvertibilidad del peso se autorizó a emitir con respaldo de documentos comerciales, títulos del tesoro y adelantos sobre recaudaciones impositivas, todo ello dentro de ciertos límites exigidos por la ley.

Así, con la aprobación de los proyectos de moneda y bancos de 1935, se interrumpió la valorización del peso moneda nacional producto del masivo ingreso de capitales europeos que huían de sus países dado que Argentina era considerado, en el campo internacional, país de refugio, frente a la llegada de la Segunda Guerra Mundial.

Según la versión de los políticos de ese entonces, con Federico Pinedo a la cabeza del Ministerio de Hacienda, la intención era impedir la revalorización del peso para favorecer a los exportadores. Es más, ante las críticas lanzadas por las minorías sobre los riesgos inflacionarios, Federico Pinedo desechó las objeciones de la minoría en el sentido de que los proyectos encerraban el peligro de inflación.

"Comprendo que se puede agitar mucho la opinión alrededor de dos o tres palabras: la inflación. Un banco de emisión puede hacer billetes, luego es un instrumento de inflación. El argumento es de una simplicidad como la regla de tres. Pero no todo es así: si hoy tenemos elementos inflacionistas en nuestras manos y no los usamos, ¿por qué se cree que cuando tengamos estos otros los vamos a usar?".

Frente al optimismo de Pinedo, Enrique Dickmann afirmaba: "En este momento, los socialistas desempeñamos aquí un papel conservador. Queremos conservar instituciones económicas y monetarias argentinas que tienen casi medio siglo de vida y han dado resultados excelentes; los revolucionarios, los malos revolucionarios son ustedes, que quieren echar abajo todo esto, que quieren reemplazar por cosas que no se sabe qué resultados darán. Es peligroso un salto en el vacío". De hecho, frente al panorama que se abría el Dr. Dickmann sentenció: "dejar que las cosas se desenvuelvan naturalmente sin la intervención perturbadora y anarquizante del gobierno y podrá pensarse en el porvenir, cuando el momento llegue en volver a la convertibilidad y por consiguiente a la estabilización".

Naturalmente, y como no podía ser de otro modo, el nacimiento de un órgano tan nefasto debía comenzar con una estafa. Las 358 toneladas de oro que estaban depositados en la Caja de Conversión, sobre cuya base circulaban de acuerdo con la Ley N° 3.871, unos 561.006.035,34 de pesos moneda nacional pasaron a valer mediante el "justiprecio", $ 1.224.417.645,96. Así, frente a la "ganancia" contable, el balance de apertura del BCRA asignó $ 163.595.234,98 para el Fondo de Reserva del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, donde dicho Instituto fue fundado con el propósito de hacerse cargo de inmuebles, inversiones y créditos de los bancos en condiciones irregulares, para venderlos luego en mejores circunstancias.

De este modo, al integrar el capital del BCRA, cancelar deudas del gobierno con el Banco de la Nación y permitir al Instituto Movilizador comprar a los bancos la cartera irregular, todo ello con fondos tomados de las ganancias nominales del revalúo del oro era, en opinión de Dickmann, un despojo a la ciudadanía. Se trata de una expropiación, porque todo envilecimiento de la moneda desplaza riqueza de una parte de la población hacia la otra. Frente a ello, el ministro Federico Pinedo rechazó, en otra parte de la exposición, las impugnaciones respecto a la financiación del Instituton Movilizador de Inversiones Bancadas. "La experiencia enseña en estos últimos tiempos que en ningún lugar los grandes bancos caen. Si corren peligro se los ayuda con todos los arbitrios necesarios". Esto, máxime, "si la liquidación de un mal establecimiento digno de desaparecer, arrastra por los defectos de la organización bancaria a instituciones solventes". (Meir Zylberberg).

Sin embargo, los mecanismos estafadores a manos de la corporación política por la vía del Banco Central no terminaron ahí. En sus primeros diez años de operación la tasa de inflación se duplicó pasando del 3% anual al 6%.

Luego, con la nacionalización del BCRA impulsada por el General Juan Perón en 1946 hasta 1991 (Ley de Convertibilidad), la tasa de inflación anual promedio trepó al 225%, donde a la moneda se le quitaron 13 ceros a la moneda, se destrozaron cinco signos monetarios y hubo dos hiperinflaciones. A su vez, la inflación durante la Convertibilidad fue del 9% anual, aunque concentrada durante el primer año y medio. Luego, en los tres períodos K, la inflación anual promedio fue del 10%, 20% y 30% respectivamente, mientras que durante la gestión presente estamos frente a un final abierto.

Por lo tanto, vale recordar la profecía de Lisandro de la Torre en la sesión del Senado del 21 de marzo de 1935: "Yo diría que este proyecto, tan caro al señor Ministro de Hacienda, coloca al país encima de un barril de pólvora. Todo andará regularmente mientras no se encienda la mecha. Pero la mecha está ahí, a la vista y al alcance de cualquier gobierno inconsciente que quiera encenderla.

Y no podemos tranquilizarnos cuando vemos aparecer la inconsciencia en ese mismo proyecto en que, sin necesidad, se coloca al país encima del barril de pólvora. Los señores senadores van a votar con toda tranquilidad lo que conduce al país al borde del abismo". Hoy, después de casi 84 años con BCRA hemos pasado de ser el quinto país más rico del mundo a ser el 65°.

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