Una amplia purga de la ex SIDE ordenada por la Presidenta

Cristina Kirchner ha decidido blindar ‘políticamente’ a su gobierno y en esa dirección son los cambios anunciados ayer, que venía madurando desde hace tiempo.

Se puede hablar, en términos futbolísticos, que la Presidenta decidió salir a jugar fuerte en su último año al frente del gobierno, con un esquema defensivo y una delantera de primer nivel, en el que vuelve a convocar a su ex Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, para complementarlo con el Jefe de Gabinete Capitanich y el Ministro de Economía, Axel Kicillof. Para la defensa, el puesto de titular del Servicio de Inteligencia, ha designado a un hombre de su extrema confianza, Oscar Parrilli.

Aníbal Fernández nunca terminó de irse del esquema de poder de la Presidenta.

Desde el Senado, oficiaba como un vocero del gobierno y muchas veces la propia Presidenta le indicaba la línea a seguir. Ambos han sabido construir durante estos años una relación de respeto mutuo, y la Presidenta valora de Aníbal su compromiso político, su dedicación ‘full time’ al trabajo y su eficiencia, pero sobre todo, su lealtad.

Está claro que Aníbal Fernández no será simplemente un secretario de la Presidencia. Ocupará un rol político de importancia para el último año, y sobre todo, para la estrategia de la Presidenta de conservar el poder hasta el último minuto. Es un hombre del peronismo, que habla con todos y al que la mayoría respeta.

Seguramente, los cambios no se detendrán acá.

Pero tal vez lo de mayor impacto, sea lo que está por venir en la ex Side.

Hacía tiempo que la Presidenta había perdido la confianza en dos hombres de mucha confianza del ex Presidente Néstor Kirchner. ‘Paco’ Larcher siempre estuvo al lado de Kirchner, desde sus primeros tiempos de gobernador de Santa Cruz, y ocupaba un puesto central en la Side. Héctor Icazuriaga, fue vice de Kirchner en Santa Cruz y luego ocupó la gobernación. Era uno de los pocos funcionarios que cenaba en Olivos prácticamente todas las noches junto al ex Presidente y Cristina.

Pero el alerta se encendió no hace mucho, cuando en un acto público, en la Rosada, la Presidenta disparó fuerte contra la SI y fiel a su estilo y sin guardarse nada hasta pareció ‘burlarse’ en público por cierta información que había aparecido en un matutino, ligada a la supuesta amenaza que sobre ella había dado el grupo terrorista internacional ISIS, y que ella aseveró desconocer. Fue cuando dijo, buscando con la vista al titular de la SI, “me imagino que yo tendría que haber sido la primera en informarme si esta información fuera cierta, y no algún medio de comunicación”. Fue la partida de defunción para Icazuriaga y Larcher.

La llegada de Parrilli tiene como objetivo una ‘profunda limpieza’ en la ex Side. Ya se habla que se avanzará sobre tres divisiones estratégicas en la secretaría y sobre algunos ‘personajes’ destacadísimos, que incluso en las últimas semanas estuvieron apareciendo en algunos medios, que la Presidenta lo tomó como un desafío a su persona.

También se sospecha de ciertos lazos que desde la SI se habría entablado con jueces habitualmente ‘amigos de la casa’, y con políticos de la oposición, que estarían jugando en contra del gobierno.

Se sabe que donde la Presidenta pone el ojo, no juega a medias y que en este caso, ha ordenado a Parrilli y a su segundo, una amplia purga en el organismo.

Desde hace tiempo además, cierto asesinato en la provincia de Buenos Aires, amenazas contra algunos políticos del oficialismo o periodistas —el último fue Miguel Bonasso— ligaban a la SI con los mismos o con algunos de sus integrantes. Se sabe, obviamente, de información reservadísima que la Presidenta ha tenido en sus manos, para ordenar una profunda reorganización interna del organismo.

“Lo importante aquí es que la Presidenta sigue gobernando y sigue ejerciendo todo el poder, que se olviden aquellos que piensan verla cediendo algo de poder” fue la síntesis que dejó, tras los cambios, uno de los integrantes del gobierno de mayor confianza en el círculo presidencial.

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