Un remedio con el que Macri pretende curar la enfermedad

El reloj comenzó a correr ayer para el gobierno de Mauricio Macri.

Su llegada al poder estuvo impulsada por un electorado cuyas demandas sociales se multiplicaron en la medida en que la administración kirchnerista no ofrecía respuestas a una economía en estado crítico. Inflación, recesión, cepo cambiario, déficit fiscal y retroceso comercial formaron parte del diagnóstico de una enfermedad que el líder de Cambiemos se propuso atacar con un tratamiento radical, que pese a las promesas de mejora en el mediano plazo y al mayor o menor gradualismo de las dosis en la que fue administrado, movilizó a los gremios y alimentó el malhumor social por estos días. Dicho de otro modo, para curar a un paciente con gripe, decidió aplicar una vacuna que aumentó la fiebre de la economía, mientras genera los anticuerpos que permitan sanar al paciente.

El Gobierno levantó el cepo, quitó retenciones, subió el piso del impuesto a las Ganancias, buscó contener la emisión monetaria y restablecer las relaciones con el mundo. Pero también achicó la planta estatal, aumentó tarifas, elevó las tasas y liberó los precios. Como consecuencia de ello, el país transita hoy un período de alta inflación, más pronunciada en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano por el aumento del transporte y los servicios. La suba de precios rompió en poco tiempo con la meta anual del 25% fijada para este año y provocó la caída del poder adquisitivo de un salario que, en muchos casos, sigue sin actualizarse desde 2015, a la espera de la resolución de negociaciones paritarias y, en otros, deberá volver a discutirse a mitad de año, cuando caigan los acuerdos que se cerraron solo por un semestre. Es el caso de los gremios que aceptaron esa modalidad para esperar la evolución prometida de un programa económico que prevé una caída del costo de vida para fin de año. Un plan que, como repiten el Presidente y sus funcionarios, se encuentra anclado a la resolución de un problema que comenzó a gestar hace meses con el mediador Daniel Pollack, el juez Thomas Griesa y el gobierno estadounidense de Barack Obama, y visualizó ayer en la Cámara de Apelaciones de Nueva York.

Macri y el equipo económico que encabeza Alfonso Prat Gay estiman que la economía solo puede tomar nuevos bríos una vez que salde las cuentas pendientes y, para ello, el acuerdo con los fondos buitres avalado por la justicia estadounidense resultaba indispensable. Tras esa decisión, llegará la emisión de bonos por u$s 15.000 millones con los que el próximo viernes se espera pagar a los holdouts y dejar atrás el capítulo más duro de la historia del default argentino. A ello, estiman en la Rosada y el Palacio de Hacienda, le seguirá la apertura de los mercados financieros para el país y el sector privado. Así, se abrirá el camino a la llegada de inversiones y, con ello, se recuperará el empleo. Para el año próximo, confían, la actividad saldrá del parate y la inflación bajará a niveles tolerables. A esa sucesión de hechos jugaron sus fichas.

Hoy, la economía atraviesa una situación crítica y el país espera con ansiedad la posibilidad de abandonar la convalecencia. El tiempo dirá si el Gobierno, finalmente, halló la cura a sus males.

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