Un año signado por la incertidumbre mundial

El referéndum en Gran Bretaña que dio el triunfo al Brexit (la salida de ese país de la Unión Europea) y la victoria en las elecciones presidenciales norteamericanas de Donald Trump son los hechos salientes, por lo menos en el hemisferio occidental, de 2017.


A ellos cabe agregar el acuerdo de paz en Colombia, pese a que fue rechazado por un referéndum, que originó nuevas negociaciones.

La guerra civil en Siria se inclina en favor del gobierno, con la derrota de los rebeldes en Alepo, a partir del la creciente participación rusa en el conflicto, que la consolida como un actor de gran peso en el tablero internacional.


En muchos países europeos, emergen o crecen los partidos nacionalistas o antisistema. Recorre el mundo, con formas muy variadas, un cuestionamiento de la política, en especial, de los partidos políticos.


Sin duda, los partidos políticos deben aggiornarse, pero es peligroso impugnarlos "in totum", porque son esenciales para la vigencia de la democracia. Con todos sus defectos es mejor el sistema de partidos que el personalismo que necesariamente podría sustituirlo. La dicotomía "gente" vs. "políticos" resulta atractiva porque simplifica el mensaje, pero es una simplificación que esconde la vocación autoritaria de quienes la esgrimen.
En ese escenario, la victoria de Donald Trump abre serios interrogantes. ¿En qué medida mantendrá en el gobierno su discurso populista, xenófobo, aislacionista, antisistema?


Las designaciones que ha hecho en su gabinete parecen indicar que el giro hacia posturas netamente conservadoras será una realidad. Habrá que ver si obtiene el acompañamiento de la mayoría de los legisladores del Partido Republicano, para quienes es un outsider. Muchos de ellos le negaron el apoyo durante la campaña electoral.


Ya sea que pueda ir a fondo o no con su nebuloso programa, lo cierto es que Trump será una figura disruptiva en el ámbito mundial, que exacerbará el antinorteamericanismo, sentimiento que en la Argentina curiosamente es muy alto, según revelan las encuestas.


Es posible prever, asimismo, un fortalecimiento del dólar y una elevación de las tasas de interés. Ambos elementos son negativos para nuestro país, que deberá prepararse para un nuevo escenario.
Sin embargo, en un contexto como el descripto, el hecho de que Cambiemos postule un gobierno serio, respetuoso de las reglas y que favorece la cooperación internacional juega a favor de la Argentina. Persistir en ese rumbo, en un mundo tan volátil, puede ser la mejor carta a jugar para la atracción de inversiones. La existencia de problemas políticos no resueltos en Brasil, que es un pasivo para nosotros en el corto plazo (porque dificulta nuestras exportaciones industriales), puede ser un activo en el mediano y largo plazo, si los inversores encuentran aquí mayores seguridades que en el país vecino.


El terrorismo internacional es un grave flagelo que debe encararse con firmeza, pero también con racionalidad y sin prejuicios. Es un error funesto confundirlo con alguna de las grandes religiones. Todas ellas predican la vida y la paz. En tal sentido, es fecunda la tarea del Instituto del Diálogo Interreligioso, inspirado hace unos años por el entonces Cardenal Bergoglio, como ámbito de diálogo entre las tres mayores religiones monoteístas, pero abierto a todos los seres humanos de buena voluntad.


En este marco global tan conflictivo es una suerte contar con el liderazgo del Papa Francisco, que se extiende mucho más allá de las fronteras del catolicismo. Es el principal líder espiritual y moral del mundo. Se lo cita mucho; es hora ya de seguir sus enseñanzas. Que la cultura del encuentro se propague en 2017. No hay tecnología más efectiva para conseguir la justicia que la concordia y la paz.

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