Superpoderes: cómo complica y qué es la contaminación jubilatoria

Cuando Martín Guzmán le explicó a Alberto Fernández dónde estaba el meollo de la complicada situación fiscal, el tema debe haberlo inquietado un poco. Cómo venderle a la gente que resulta más que necesario salir de los ajustes automáticos de los haberes jubilatorios (movilidad) sin vulnerar las leyes no es tarea para dejarle a un ministro novato que aún piensa en inglés. Sobre todo, si va a quedar claro para todos y todas que ni los funcionarios del Gobierno, ni los legisladores, ni nadie de la Justicia están dispuestos a hacer un sacrificio solidario similar.

En ese sentido, el "yo me encargo implícito del Presidente debe haber sido un gran alivio para quien hasta hace poco tiempo apenas lidiaba con monografías en la Universidad de Columbia. Porque resulta que, además de abogado y profesor, Fernández es experto en elaborar escenarios y discursos que expliquen lo inexplicable, en decir que lo sucedido no es un ajuste ni un impuestazo y por qué en nombre de la solidaridad social y de la reactivación productiva una gran masa de jubilados (ni los de más abajo ni los de más arriba), va a quedar por 180 días bajo el poder de su graciosa lapicera.

Y allí salió entonces el Presidente a ponerle el cuerpo a las explicaciones para empujar su primera gran ley a 10 días de asumido la que, de paso, hace cambiar a su favor la ecuación del poder en la Argentina ya que, por un tiempo, no más Congreso y casi no más negociaciones extenuantes con los bloques opositores y mucho menos con los propios, allí donde reinan Máximo y Cristina Kirchner. Al fin y al cabo, él les dio todo lo que le pidieron en términos de cargos, en los lugares que ellos decidieron que eran estratégicos para supervivir, entre ellos nada menos que se le ofrendó a La Cámpora la administración de la ANSeS, un lugar ideal para hacer política con el dinero ajeno en nombre de la "ampliación de derechos .

Quizás Guzmán no sabía que el sistema de jubilaciones y pensiones argentino está contaminado porque que la relación entre aportantes y beneficiarios genuinos del sistema es de 1,7 un ratio probablemente insuficiente si se hace la comparación con otros países, aunque hay otras cosas mucho más graves desde la técnica presupuestaria que lo terminan de distorsionar. Porque entre quienes exprimen la leche del organismo están los que cobran haberes mínimos ingresados al Sistema por moratorias especiales (y muchos sin haber hecho nunca un aporte) y los titulares de beneficios no contributivos (AUH y otros), de regímenes especiales o del lote de los desembolsos graciables, es decir jubilaciones, pensiones y otras concesiones del Estado. Sabiendo todo esto, ahora le debería quedar bien claro quienes han desfinanciado gravemente al sistema.

Pues bien, este gran paquete de dádivas también se ha quedado afuera de la desindexación propuesta, cuando quizás lo más lógico hubiese sido que esas remuneraciones se hubiesen tratado como lo que realmente son: subsidios que deberían ser presupuestados y pagados por el Tesoro y totalmente por afuera de la Ley de Movilidad Jubilatoria. Es probable que, sin estas cargas que le impuso la política, lo que entra (aportes indexados a los sueldos) debería servir para cerrar los números de la ANSeS aunque les remuneraciones estén enganchadas a precios (IPC = 70%) y a ingresos de los trabajadores (RIPTE = 30%).   

Más allá de cualquier relato que haya ensayado Fernández para colorear la situación o de las múltiples operaciones de prensa que se generaron para desviar la atención (incluir en el proyecto para negociar el infumable artículo 58 y retirarlo en canje de otros favores fue toda una obra maestra de la negociación) como hablar solamente del bono de 5 mil pesos o aún de las banalidades a las que se dedicó una parte del periodismo, sobre todo el televisivo, cuando dedicó muchas horas de cámara a explicar qué iba a pasar con los resúmenes de las tarjetas de crédito, quien no entienda que el corazón del plan de estabilización estuvo precisamente en los jubilados, porque era allí dónde había que operar, no se ha dado cuenta del agujero fiscal no reversible que producen las indexaciones. Eso sí el ministro lo tenía claro y el FMI, el mercado y los economistas también, como también lo sabe un gobierno que, como casi todos los anteriores, no quiere rascar el fondo de la olla por otros lugares para no afectar a la corporación.

zzzznacp2NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES, DICIEMBRE 09: (ARCHIVO) El presidente electo, Alberto Fernández, asumirá mañana como el próximo jefe de Estado de la Argentina y comenzará una nueva etapa política, acompañado por su vicepresidenta Cristina Kirchner y el equipo de ministros que presentó el viernes pasado. Foto NA: MARIANO SANCHEZ. zzzz

Para lograr levantar al muerto, la Ley de las múltiples "emergencias , que fue aprobada en la madrugada del sábado por legisladores que apenas la pudieron leer en diagonal, prevé un aumento en las retenciones que inevitablemente traerá la reacción del campo (y hacia el futuro una probable merma en las exportaciones), aunque se dieron beneficios para las pequeñas unidades de producción; la instauración de un impuesto de 30 por ciento para los dólares que se gasten en el exterior y para los 200 mensuales que se pueden comprar en blanco en el sistema local, con sus correlatos cambiarios que ya empezaron a manifestarse (suba del blue y la posibilidad bastante incierta de que por ahora los precios internos de la economía se acomoden a un valor de $ 82); el aumento en las alícuotas del impuesto de Bienes Personales y también el congelamiento de tarifas de servicios públicos por 180 días, plazo en el que deberá diseñarse un nuevo esquema tarifario.

Además, la norma le otorga a Gobierno la facultad de intervenir los entes reguladores y, por supuesto, deja muchas cosas a merced de la letra chica como el vidrioso capítulo dedicado a lo sanitario. Y entre tantos superpoderes aparece lo más relevante: el proyecto frena por 180 días los ajustes jubilatorios que prevé la Ley, aunque no para todo el mundo, ya que los de abajo fueron exceptuados de la suspensión automática, más allá de que se les dio un refuerzo fijo por dos únicas veces. Si fue buscado o no nunca se sabrá, pero la oposición acusa al Gobierno de haberle apuntado en venganza a quiénes probablemente no los hayan votado: clase media y media alta, el campo, los jubilados o quienes podían irse de viaje hacia el exterior, etc. 

Sin posibilidad de endeudarse, entonces, ya que más allá de la pretendida repulsión peronista ante las deudas no hay quien hoy le preste a la Argentina y sin intención de Guzmán por ahora de darle alocadamente a "la maquinita de la emisión y tampoco sin ninguna vocación de reducir gastos superfluos (financiaciones más o menos opacas de la política, sueldos de legisladores, impuestos de los jueces, jubilaciones de privilegio, sospechosas asesorías, estructuras duplicadas, etc.) sólo quedaba el lado de los impuestos para acogotar un poco más al sector privado. Lo cierto es que Fernández y su novel ministro se mostraron esta vez más ortodoxos que los ortodoxos y se despacharon con un furibundo ajuste fiscal de entre 1,5 y dos por ciento del PIB, sapo que el peronismo entero (sobre todo el kirchnerismo populista) tuvo que tragarse sin chistar.

Puertas para afuera, el Gobierno necesitaba que este primer intento de estabilización de la economía mostrara lo que mostró como una de las patas del Programa consistente que seguramente Guzmán está elaborando para presentarle a los acreedores de modo más integral con los costados monetario, cambiario y de balanza de pagos convenientemente alineados, para conseguir reestructurar la deuda. Eso sí, Guzmán afirmó que en 2020 "no habrá ajuste fiscal, ya que profundizaría la recesión y la agravaría , como si este capítulo, por estar en 2019, no generase exactamente lo mismo. En tanto, puertas para adentro, se produce el retorno (probablemente transitorio) de aquel viejo truco de la política que usaron por igual peronistas, radicales y militares para reducir transitoriamente el agujero fiscal, circuito que resultó una constante en la historia inflacionaria de la Argentina: aumento del gasto, emisión, inflación, licuación de los haberes de agentes estatales, jubilados y acreencias de proveedores y prestamistas y vuelta a empezar.

Para demostrar por qué el tema de la indexación jubilatoria fue el más importante de todos los que se abordaron, social y financieramente hablando, hay que decir que en la discusión en Diputados ese capítulo mereció de parte del Gobierno una serie de retoques bien importantes. El primero, cuando se aceptó sacar del lote que ha quedado atado a la discrecionalidad del Presidente a los jubilados que cobran hasta $19.068, a los docentes y también a los científicos quienes, casualmente, se presume que han votado al Frente de Todos. El propio Fernández ha dicho varias veces que busca hacer justicia y darle más a los que menos ganan, con lo cual la pirámide jubilatoria comienza a achatarse y los abogados de quienes están más arriba ya preparan escritos para solicitar amparos por la eventual discriminación.

Hubo también una cuestión que dejó al Gobierno en offside desde el lado de las jubilaciones de privilegio.

 El episodio produjo tal indignación que el presidente Fernández tuvo que salir a apagar el incendio con una extensión de las sesiones Extraordinarias para que se evalúe si no es hora de terminar con esos regímenes. La cosa sucedió debido a la pretensión del oficialismo de querer hacer pasar gato por liebre escondiendo las pruebas del delito detrás del número de algunas leyes sin dar detalles. Sucedió que a la hora de votar el proyecto en particular, el miembro informante del Frente de Todos, el diputado Darío Martínez, titubeó tanto, que se descubrió que habían quedado eximidos de la suspensión de los ajustes automáticos quienes más ganan en la escala jubilatoria: ex presidentes, vices, diplomáticos y jueces. Y esto último dejó abierta también una interpretación con aires de sospecha: cómo se los va a incluir si son quienes deberán fallar.

Hasta el hoy presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, pasó un papelón de aquellos ante la prensa, ya que no sabía de qué cosa le estaban hablando, tiró la pelota afuera y mandó a los periodistas a leer el proyecto. Ante la irritación general, el Presidente tuvo que salir como los bomberos a apagar el incendio de indignación que provocaba ese tramo de la futura ley, se puso el problema al hombro y en cuatro horas prometió sesiones extraordinarias para tratar la cuestión. Fernández tuiteó que el proyecto que se enviará al Congreso tiene como objetivo que se termine con las jubilaciones de privilegio, aunque solamente en "el Poder Judicial y el Cuerpo Diplomático con el "propósito de garantizar la igualdad en el sistema previsional. 

Sin querer admitir que hubo presiones desde ambos canales, desde el oficialismo se hizo trascender que de haberlos sacado de su actual régimen hubiesen llovido las demandas debido a la inequidad, una buena manera de admitir que el procedimiento es inequitativo para todos y que habrá masivas presentaciones para que se mantenga la última movilidad, la fórmula tan resistida de Mauricio Macri que, sin embargo, resultó ser mejor que la anterior, la misma que Cristina Fernández instauró en 2008.

  Vale la pena recordar el caso porque hay muchos personajes de ahora que se mezclan. Detrás del llamado "caso Badaro , que disparó la necesidad de ser equitativos y tratar a todos con la misma vara,hubo una persona humana, llamada Adolfo Valentín. El leading case que lo hizo famoso en el mundo de las jubilaciones y pensiones se disparó el 26 de noviembre de 2007 cuando la Corte Suprema de Justicia falló a favor de la movilidad que reclamaba para su haber previsional y le pidió al Poder Ejecutivo, como ya lo había hecho antes, que en función de la Constitución  Nacional (art.14 bis) iba a contribuir a "dar mayor seguridad jurídica el dictado de una ley que estableciera pautas de aplicación permanentes .

Cristina Fernández, presidenta de la Nación desde diciembre de ese año, recogió el guante y recibió consejos, probablemente superficiales en cuanto a su alcance macroeconómico, de dos estrellas del gobierno de entonces, Amado Boudou, titular de la ANSeS y el propio Massa, por entonces el nuevo jefe de Gabinete, a quien ella había incorporado en contra del consejo de su marido y antecesor, Néstor Kirchner.

Alberto Fernández, a quien se lo acusaba por entonces desde la Casa Rosada de servir a los intereses del Grupo Clarín, había sido eyectado del gobierno en julio de ese año por la posición contemporizadora que asumió para tratar de serenar el conflicto con el campo. Martín Lousteau ya no era más el ministro de Economía desde abril, cuando le dijo a Fernández su ya famosa frase "me voy por motivos que vos mismo compartís . Otro Fernández, Carlos, fue su sucesor y si bien era experto en cuestiones fiscales no estaba en condiciones de torcer la voluntad de CFK quien, aludiendo a que se había superado la crisis de 2001, presentó en el mes de julio el proyecto de ley de Movilidad Jubilatoria, con la épica que siempre la ha caracterizado: "ahora es el momento , planteó en aquellos Fundamentos seguramente sin saber en qué cosa metía a las cuentas públicas. El huevo de la serpiente indexatoria había sido plantado.

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