Sólo un diálogo responsable hará posible el cambio

Los argentinos tenemos que comprender que el gobierno de Mauricio Macri ha emprendido un camino difícil, pero sin retorno. Ese camino permitirá ejecutar cambios estructurales profundos que el país reclama desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, pareciera que muchos se resisten a que esto sea posible, porque defienden el statu quo para que todo siga igual. Lo que debe quedar claro es que el gobierno no renunciará a construir una nueva Argentina, pero sin destruir aquello que haya demostrado ser útil, en la gestión anterior. El gobierno nos propone esfuerzos no dádivas.

Esto implica que tomemos conciencia que somos parte del problema y sobre todo que estamos dispuestos a dialogar, sin enfrentamientos inútiles, para aportar cada uno de nosotros, la dosis necesaria de racionalidad.

Pero no nos confundamos, el diálogo siempre requiere: en primer término, saber escuchar, en segundo lugar, respeto y sobre todo, estar dispuestos a aportar soluciones desde la responsabilidad que a cada uno le compete. El gobierno, desde el lugar que le corresponde y con mayores responsabilidades,tiene sin duda el poder que le fuera otorgado en democracia por el voto popular, el resto de las partes no sólo tiene derechos sino también obligaciones,reconociendo que el resultado final, no debe ser otro, que el futuro de todos.

Los empresarios deben acompañar este esfuerzo cediendo márgenes en pro del crecimiento porque es justamente ahí donde encontrará su ganancia. Quedarse en el corto plazo es un error y debe estar a la altura de las circunstancias que por cierto son críticas.

Los trabajadores -a través de sus gremios que los representen adecuadamente-deben confiar en el proyecto de país que se les propone en democracia, ya que vamos a crecer generando mayores oportunidades para todos y una mejor distribución de la riqueza. En una palabra, no podemos sólo pensar a corto plazo porque el mejor futuro está cerca y lo hacemos entre todos. Vivimos a veces tan concentrados en el presente que no recordamos que hasta ahora con la política que se pretende reivindicar llegamos a la imperdonable situación de pobreza actual.

Es hora de terminar con estas consignas de enfrentamiento y dejar de ponernos en veredas opuestas. Aún en disidencia podemos acordar las bases de esta nueva Argentina respetando la ley, la democracia y la libertad. Sólo así, podemos renace ry sobre esos pilares construir una realidad de convivencia pacífica , ocupando cada uno el lugar que le corresponde, sin dejarnos engañar por resultados fáciles e inmediatos.

Sin duda, dejar de trabajar no es una opción. Impedir el trabajo de los otros, tampoco. Pretender que haya más oportunidades para todos desde un escenario de caos y violencia nos llevaría a la contradicción más absoluta.

Digamos las cosas como son. Las necesidades ya existían, la pobreza lamentablemente también, teníamos niveles de inflación descontrolados, no había crecimiento, ni obras, ni reservas, ni energía. Sin embargo, al gobierno anterior le hicieron el primer paro general a los 59 meses. ¿Es posible que apenas transcurridos 15 meses existan, motivos suficientes para hacer un paro con índices de inflación más bajos, miles de obras en ejecución, reservas en aumento, el acuerdo de Vaca Muerta, reactivación de empleo y con mayor aporte en contenciones sociales?

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