Solo la confianza acorta la distancia entre el salvataje individual y el cambio colectivo
El 1,9% de septiembre transformó las metas anuales del Banco Central en letra muerta. Pero el salto del último mes, anticipado por algunos consultores privados, podría agregar un elemento de incertidumbre cuando falta poco más de una semana para una elección clave.
Los empresarios tratan de mantener la calma, y creen que todavía hay espacio para que la variación de los precios termine en el rango de 21/22%. Y apuestan a que la inflación retome el sendero bajista antes de fin de año. Sin embargo, saben que el BCRA va a estar forzado a mantener su política de tasas altas, dando lugar a retornos atractivos en pesos que continuarán incentivando el ingreso de dólares. El resultado no es muy distinto al actual: un tipo de cambio atenazado que no le facilitará los negocios a los exportadores.
En el coloquio se evidencian dos corrientes de pensamiento. Los organizadores del encuentro se propusieron que el debate se despegue de la coyuntura, en primer lugar, y que el cambio no sea solo una acción que se le reclama al Gobierno, sino que también sea encarnado por el sector privado. Su preocupación es cómo pasar de la idea a la acción una vez que termine la última exposición y todos los protagonistas regresen a Buenos Aires. Hay otro sector que en su balance sigue mirando más los números de la macro que los objetivos plurianuales de la Casa Rosada, y que espera que haya algunas acciones más persuasivas destinadas a fomentar la confianza. Son quienes le dan más peso a los hechos que a las palabras. La diferencia entre ambas corrientes no es el rumbo, sino la capacidad de confiar. Este factor, en el fondo, es el que marca la distancia entre la salvación individual o el cambio colectivo.