Síndrome post Ganancias
Un síndrome hasta ahora desconocido ha comenzado a observarse entre los profesionales vinculados con la preparación de la liquidación del impuesto a las Ganancias de personas humanas correspondiente al año 2017.
Al parecer, una conjunción de factores entre los que se destaca una fuerte caída en la autoestima, se viene manifestando entre tales sujetos.
La causa aparente de semejante fenómeno resulta ser el de diversas incongruencias que han debido enfrentar en los últimos tiempos, entre lo que ellos han estudiado a partir de las normas vigentes, y aquello que surge del empleo -obligatorio por cierto-, de la herramienta puesta a disposición por parte de la AFIP en su página web.
De hecho, cuentan que en algunos casos se han dado situaciones por cierto embarazosas: informar a un cliente el saldo de impuesto a ingresar a partir de los correspondientes papeles de trabajo preparados de acuerdo con las disposiciones legales y reglamentarias, para darse cuenta -a posteriori-, que la cifra determinada no coincidía con la calculada por dicha herramienta; o determinar un volumen de consumo que la liquidación oficial calcula en otro nivel.
¿Razones? Son variadas las situaciones en las que se observa que la página no respetó los lineamientos normativos. Por ejemplo, en cuanto a aspectos que hacen al cómputo de deducciones, o del crédito por impuesto pagado a fiscos extranjeros.
Sin demasiado esfuerzo, podrá el lector imaginar cómo esta circunstancia impactó en quien la sufrió: una mezcla de bronca y vergüenza con las consabidas consecuencias sobre su cuerpo y su alma. A algunos incluso se los ha visto con un libro de filosofía griega bajo el brazo repasando la conocida frase atribuida a Sócrates y difundida por Platón: "solo sé que no sé nada y, al saber que no sé nada, algo sé; porque sé que no sé nada".
Pero esto no termina aquí ya que estamos ante una obra teatral de dos actos; el segundo ya se empieza a hacer sentir: la liquidación del impuesto por el año 2018 se deberá preparar considerando los importantísimos cambios introducidos por la reforma de fines del año pasado la que, en gran parte, no ha sido aún reglamentada. Afectados por la experiencia reciente, contadores y abogados ven el futuro a través de una lente opaca.
Más allá de invocar razones jurídicas, pidamos a las autoridades que, por la salud de nuestros profesionales, la página se adecue en tiempo, forma y sin virajes continuos, a las premisas normativas.
Aún recuerdo las discusiones que en el seno de la cátedra de Impuestos de la facultad de ciencias económicas manteníamos con ilustres profesores: ¿debíamos enseñar a los alumnos cómo liquidar el impuesto utilizando los formularios oficiales o, más tarde, los aplicativos en uso? ¿O resultaba ello algo superfluo, sin entidad, como para ser abordado en el ámbito universitario?
Al parecer, el empleo inadecuado de la tecnología nos vino a dar la respuesta.