Seguridad de fronteras: ¿Está protegida Argentina ante la amenaza de grupos criminales?

A mediados de enero de este año, aproximadamente 90 presos del Primer Comando de la Capital (PCC) -una organización criminal nacida en las cárceles de Brasil-,  se escaparon de la cárcel de Pedro Juan Caballero en Paraguay a través de un túnel de 15 metros de largo. Se sospecha que el PCC fue el responsable del golpe a la empresa Prosegur en Ciudad del Este en 2017. Esta organización es responsable además del motín que terminó con el decapitamiento de una decena de presos en la cárcel de San Pedro en junio pasado.

El PCC es una de las organizaciones criminales más peligrosas que se disputan el control del territorio para la venta de drogas en Brasil. En Paraguay, su accionar está asociado al tráfico de la marihuana paraguaya y la cocaína boliviana y peruana que luego salen de los puertos de Brasil. No es casual que estén presentes en Pedro Juan Caballero, ya que esta ciudad es considerada la capital del narcotráfico en Paraguay, también la más violenta. 

¿Qué tiene que ver el PCC con Argentina? ¿Por qué deberíamos preocuparnos? Muchos especialistas creen que la expansión del PCC a nuestro país no es imposible. Considerando la violencia con la que actúa este grupo es crítico establecer estrategias de seguridad que prevengan su ingreso y establecimiento en Argentina. Para ello, tenemos que mirar a nuestras fronteras, ya que allí es donde pueden existir los eslabones más débiles.

Los puntos estratégicos

Argentina comparte más de 7000 kilómetros de fronteras con Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay, de los cuales 5300 kilómetros corresponden a los límites que tiene el país con Chile, separados por la cordillera de los Andes. La cordillera actúa como una barrera natural para la entrada de personas y bienes al país, los que ingresan a través de los 47 pasos internacionales que separan ambos países. 

Sin desconocer que existen algunos pasos inhabilitados que evaden el control migratorio y de seguridad, la realidad es que la mayoría de estos pasos inhabilitados se encuentran en la frontera norte de nuestro país. Entre Argentina y Bolivia, hay una extensión de 700 km que separa a ambos países y 3 pasos internacionales por los que legalmente se ingresa al país: La Quiaca-Villazón, Aguas Blancas-Bermejo y Salvador Mazza-Yacuiba. La frontera con Bolivia es una frontera seca con innumerables pasos inhabilitados por los que diariamente ingresan personas y mercadería a la Argentina.

Lo mismo ocurre con los 1600 kilómetros que separan a Paraguay de Formosa, Corrientes y Misiones. En este caso, tres ríos actúan como barreras naturales, pero no por ello impiden la llegada ilegal de todo tipo de mercaderías, inclusive drogas.

En Aguas Blancas, en particular, la cercanía con la ciudad de Bermejo desdibuja la frontera física (el río Bermejo) y política, ya que en los meses en los que baja el agua del río es común ver cómo la gente cruza a pie desde un país al otro. El fenómeno del bagayo le agrega complejidad a esta zona del país, ya que desde allí se ingresa mercadería (textil, electrónica, alimenticia) que termina en las ferias del interior del país y del Gran Buenos Aires (GBA).

Se estima que cientos de familias de Orán y Aguas Blancas viven del bagayeo, ya sea porque actúan como “paseros, como taxistas o clasificando la mercadería que luego se transporta al interior del país. El paso internacional Aguas Blancas es utilizado por vehículos y colectivos mientras que el resto de las personas utilizan el denominado puerto de Chalanas y otros pasos no inhabilitados para ingresar mercadería al país.  

Cruce desde Bermejo (Bolivia) a Aguas Blancas (Argentina). Foto de la autora.

En Salvador Mazza, la división entre Argentina y Bolivia está dada por un quebrada seca de pocos metros de longitud por la cual los vecinos de ambos países cruzan diariamente para hacer sus compras, para asistir al colegio, para realizar trámites y visitas sanitarias. El Paso Internacional es sólo utilizado por vehículos que transportan pasajeros o mercadería (mayormente camiones con granos). Salvador Mazza es una zona neurálgica, junto a la ruta nacional 34 para el ingreso de la cocaína a la Argentina. Los terrenos aledaños al paralelo 22 pertenecieron hasta hace poco a Delfín Castedo y su familia. En estos lugares, la yunga actúa como barrera para la detección de la entrada de la droga, la cual ingresa a través de un sistema de postas y señalizaciones en pasillos naturales creados por la vegetación de la zona. Mucha de la droga ingresa de manera aérea a campos de esa zona limítrofe con Bolivia, droga que es recogida y transportada por las rutas del norte argentino.

En Misiones, los piques creados en la ribera del río Paraná son lugares estratégicos para la entrada de la droga y otras mercaderías, como textiles, cigarrillos, bebidas alcohólicas, etcétera. El grueso de la marihuana no ingresa solamente por la Triple Frontera, como se supone, sino en zonas aledañas a Eldorado y Puerto Rico, según información sobre incautaciones y operativos desplegados en la provincia.

Si bien el río actúa como una barrera, el hecho de que el mismo no esté vigilado 24/7 permite la entrada continua de mercancías desde Paraguay. Corrientes es otra provincia con una problemática similar, acentuada además por la desidia y corrupción, tal como lo muestra la causa de Itatí, donde el intendente y otras 9 personas están procesadas por narcotráfico.

¿Quién protege nuestras fronteras?

La seguridad de las zonas fronterizas es responsabilidad de la Gendarmería Nacional Argentina y la Prefectura Naval Argentina según lo establece la Ley de Seguridad Interior. La zona de seguridad de fronteras sobre las cuales estas fuerzas federales actúan fue redefinida por el decreto 253 de 2018, pasando de 100 a 150 km desde el límite fronterizo hacia el interior. Además de las fuerzas de seguridad federales, hay varias agencias presentes en los Pasos Internacionales: Aduana, Migraciones, AFIP, SENASA. En los pasos inhabilitados, reina el vacío legal

Con el despliegue de la GNA y la PNA a barrios y zonas de alta conflictividad del país, las funciones de ambas fuerzas se ampliaron y hoy las fronteras tienen un déficit de efectivos que impacta en su seguridad. La realidad es que proteger la totalidad de la frontera norte (tanto del NOA como el NEA) es una tarea muy difícil, sobre todo teniendo en cuenta la extensión geográfica y los innumerables pasos ilegales que existen. Ni siquiera Estados Unidos con su gran frontera lindante con México y toda la tecnología a su disposición logra hacerlo. Por eso es común escuchar que nuestras fronteras son un colador. Por eso también se reclama que GNA y PNA vuelvan a las fronteras. Allí empieza la seguridad del país.

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"El impacto es tremendo" sintentiza antes que nada Patricio Giusto al evaluar el efecto económico y comercial del Coronavirus y la situación actual de China. El consultor político y director del Observatorio Sino-Argentino participó en el ciclo audiovisual El Cronista Global junto a la especialista en comercio internacional Julieta Zelicovich, de la Universidad Nacional de Rosario.

Las fuerzas armadas, por otro lado, sólo pueden actuar brindando apoyo logístico a GNA y PNA. Las leyes de defensa y de seguridad interior no permiten otro tipo de función. Así, los radares de la fuerza aérea instalados en el norte se encargan de detectar vuelos ilegales y dar aviso a las fuerzas de seguridad o policías provinciales, pero allí se termina su rol. Los operativos Fortín (2007) y Escudo Norte (2011) iniciados por la administración kirchnerista y el operativo Integración Norte (2018) iniciados por el gobierno de Macri son un ejemplo de esta colaboración, una que debería continuar si no se pretende incrementar el número de efectivos de GNA y PNA en las fronteras del norte argentino.

Ya van dos meses desde que asumieron las nuevas autoridades del Ministerio de Seguridad y todavía no sabemos cual será la estrategia para proteger nuestras fronteras del efecto disruptivo que tiene el crimen organizado transnacional. Tanto la Subsecretaría de Narcotráfico como la Subsecretaría de Fronteras pasaron a tener rango de Dirección Nacional lo cual demuestra lo poco estratégico que serán esos temas en esta gestión.

Es un gran error a esta altura el no presentar algún plan concreto sobre como se tratará el narcotráfico y otros delitos complejos, máxime teniendo en cuenta los altos niveles de violencia asociados al narcotráfico. Hoy Santa Fe se desangra. Allí llega la droga por vía terrestre y la hidrovía, allí se vende para el consumo local y desde allí se trafica hacia Europa. La inacción reina en esa provincia.

Por eso se necesita urgente un plan de seguridad, que hoy no existe. No vaya a ser que dentro de poco nos enteremos que los presos del PCC que se fugaron de Juan Pedro Caballero ingresaron a la Argentina.

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