Se va el ministro que no le alcanzó con salir del cepo y el default

Alfonso Prat-Gay tuvo su semestre. Y fue el primero. Arregló con los holdouts, salió del cepo y no se le disparó ni el dólar ni la inflación. Pero eso no alcanzó para que los prometidos brotes verdes llegaran a partir de julio.

De hecho, lo que llegó fue una caída importante de la actividad y una industria en picada.

Pero del segundo semestre Prat-Gay no se hace del todo cargo. Para él, el culpable de que la economía no haya repuntado fue del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, que diseñó un esquema de tasas recontra altas para frenar la inflación. "Si aflojamos con la tasa, automáticamente no hay recuperación del consumo, hay más demanda de dólares. Nuestra meta no es bajar la tasa, es bajar la inflación, que también va a beneficiar a Hacienda", fue siempre la respuesta del BCRA ante la insistencia del ministro para que la tasa baje.

Pero si la tasa interna no baja, la de financiamiento externo se ve aún más complicada. Cuando Prat-Gay dijo que no durmió el día que ganó Donald Trump, en realidad no se quedó viendo hasta último momento los resultados. Lo que pasó por su cabeza fue cuánto más le costará financiarse a la Argentina en 2017. De todos modos, esto ahora no será su problema, en todo caso lo será de Nicolás Dujovne o de su amigo Luis Caputo.

Tampoco será problema de Prat-Gay luchar contra la expansión del gasto y aún menos con la proyectada menor recaudación por la modificación de Ganancias.

Según Prat-Gay el pedido de renuncia no lo sorprendió. Si bien fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien le comunicó la decisión del Presidente, el aún ministro de Hacienda y Finanzas (lo será el próximo viernes), viajó ayer a Villa La Angostura para almorzar con el matrimonio Macri. Fue ahí, donde el presidente le ofreció ser embajador ante la Unión Europea o que siga colaborando de alguna manera con el Gobierno. Prat-Gay quedó en contestar.

La historia también dirá que Prat-Gay no sólo no se llevaba bien con el presidente del BCRA. Tampoco tenía buena relación con la mayoría de sus pares, por ejemplo con el ministro de Energía, Juan José Aranguren. Sobre todo, luego de que éste comunicara los aumentos de tarifas de luz y de gas, una decisión que se convirtió en una mochila demasiado pesada en la lucha contra la inflación.

Lo mejor del segundo semestre fue el blanqueo, que le permitió al Estado quedarse con una montaña de dólares impensada. Sin embargo, Macri no le da el mérito de este logro a Prat-Gay. En el fondo, el Presidente cree que buena parte del éxito del blanqueo es producto de las nuevas reglas de transparencia internacionales que obligan a los bancos a presionar a sus clientes para que comuniquen el dinero que tienen en el exterior.

El Presidente también sabe, que anunciar que lo despidió le baja el precio a Prat-Gay, un hombre que ya mostró sus intenciones políticas. Y también lo baja de los posibles logros que algunos analistas ya ven. Por ejemplo, que el consumo está repuntando y que el Ahora 12 y el Ahora 18 son dos programas que empiezan a brindar otra vez números positivos.

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