Riesgoso: crece el ndice de Movilidad de Moyano

Los Moyano son un termómetro del poder político en cada gobierno argentino: cuando surgen con bloqueos de empresas y paros es porque olieron sangre. Hasta podría crearse un "Indice de Movilidad de Moyano (IMM)" similar al que ideó Google con su "Mobility Reports" que se utiliza en el marco de la pandemia del Covid-19 para medir las variaciones en las visitas de la gente a almacenes, parques, verdulerías.

El IMM, con estadísticas de paros y bloqueos, sería una variante del riesgo país. El resurgimiento del gremio de los camioneros curiosamente se da en momentos en que la recesión no deja margen para reclamos. Pero cuenta con el aval presidencial tácito, dado que Alberto Fernández calificó el 1° de abril como "dirigente ejemplar" a Hugo Moyano, algo que Cristina Kirchner jamás hubiera hecho. Fue cuando por cuarta vez se inauguraba el sanatorio Antártida del gremio camionero, un elefante blanco imposible de financiar por los afiliados y que necesita de constante asistencia oficial.

"El sindicalista tiene que reclamar aumentos en épocas de crecimiento económico; en recesiones, sólo queda minimizar despidos". La frase es de Lula da Silva, de sus épocas de gremialista metalúrgico. En la Argentina, Moyano logra escapar a esa ley de oro sindical y apunta contra la mayor empresa argentina hoy, Mercado Libre, con u$s 48.000 millones de valuación bursátil, es decir más de cuatro veces las reservas líquidas del BCRA. Pero Mercado Libre no es Latam. Dará batalla. La empresa y el comercio electrónico tiene imagen positiva en la sociedad.

Moyano, a principios de junio, ya había obtenido de Alberto Fernández, con el ministro de Trabajo Claudio Moroni como ejecutor, la condonación de una multa de $ 810 millones que se le impuso en 2018 por no acatar una conciliación obligatoria.

Pero el bloqueo a Mercado Libre es una guerra interna sindical, y en definitiva un problema para el presidente que deberá laudar entre el "dirigente ejemplar" y la CGT. Los trabajadores que hoy reclama para afiliar a camioneros Pablo Moyano están encuadrados en el sindicato de "Carga y Descarga" que preside Daniel Gustavo Vila desde el 2012, quien responde a Luis Barrionuevo. Su devoción por Barrionuevo sólo es comparable con la de Guzmán con Stiglitz. La puja por el encuadramiento se debe derivar a una comisión arbitral de la CGT, que está controlada precisamente por hombres de Barrionuevo. Moroni, quien aún mantiene varios funcionarios de la "era SIca", será un simple "voyeur" de este conflicto.

Por todos estos motivos los Moyano tienen por delante una batalla compleja por capturar trabajadores de Mercado Libre, los que, detalle no menor, tampoco en su gran mayoría quieren traspasarse al gremio de camioneros. A nivel macro, la situación financiera de sindicatos no es diferente de las del gobierno nacional, los provinciales o municipales.

Se desplomó la recaudación sindical con la caída del empleo y las obras sociales que administran acrecentaron el rojo contable con la suba de costos. El management de los Moyano no es el de Google, Apple o Mercado Libre: basta ver lo sucedido con OCA y el Club Atlético Independiente, lo que potencia sus dificultades financieras. Ser sindicalista es más rentable y simple que ser empresario.

Como para seguir destruyendo empleo en la Argentina surgió el proyecto de Ley de Teletrabajo que ahora tiene por delante su tratamiento en el Senado. Como la ya castigada industria de "call center" en el país, que por costos laborales perdió empleos contra Paraguay y Perú, ahora las víctimas de la legislación laboral podrían ser los vinculados a las empresas de software, que en gran parte realizan trabajos remotos.

Como son sectores de alta movilidad, podrían pasar a estar contratados por empresas en otros países, dejando de tributar en la Argentina. Un fenómeno similar al que ya provoca, sólo con la amenaza de su tratamiento, el impuesto a los altos patrimonios en la Argentina. Luis Lacalle Pou, desde el otro margen del Río de la Plata festeja cada iniciativa que surge en materia impositiva o laboral en el Congreso Nacional.

En paralelo, la flexibilización de la cuarentena es una mala noticia para la macroeconomía. La situación cambiaria es un ejemplo. En el mes en curso, el BCRA lleva vendidos u$s 200 millones, aun a pesar de que sigue habiendo liquidaciones de exportaciones de soja y las importaciones se hayan deprimidas por la recesión. ¿Qué puede pasar cuando ya no existan u$s 1000 millones de exportaciones del campo y haya u$s 1500 millones más de importaciones por la mayor actividad?

Por ello las preocupaciones por los "coleros digitales" y el bloqueo a los CUIT de la organización recolectora de beneficiarios del IFE que lucraban con la compra de u$s 200 y su venta inmediata en el blue, dejando una utilidad de $ 4400 per cápita (los $ 22 de diferencia entre la cotización del dólar solidario y el blue multiplicado por esos u$s 200). Por ello también la presión y la plegaria desde el BCRA para que Martín Guzmán acelere y cierre un acuerdo con los bonistas.

El lamento sobre la actuación de Guzmán se resume en el siguiente ejemplo: si el ministro en lugar de haber pagado intereses de la deuda por u$s 4500 millones hasta ahora, hubiera ofrecido al inicio de su gestión, la mitad de ese monto como endulzante a bonistas junto con la actual propuesta valuada a u$s 53, habría logrado una adhesión de 85%. Una pena. Pero también existe una incertidumbre de fondo: ¿es el acuerdo con los bonistas el ingreso al paraíso económico y financiero?

La política económica oficial es inconsistente con la normalización de la actividad económica. La situación cambiaria y monetaria se complica por la super emisión de pesos, la por ahora elevada demanda de dinero por motivos precautorios y la baja velocidad de circulación. Hay empresas que ven que salida de la crisis será lenta. Un ejemplo es lo que sucede con el grupo mexicano Alsea que tiene a la venta el negocio de Burger King y Starbucks en la Argentina y que ya en mayo cerraron 13 locales.

Crearon la región Cono Sur que administra desde Chile las operaciones en ese país, Argentina y Uruguay. Normalmente, se hubiera manejado desde Buenos Aires. La cadena de hamburguesas se ofrece a empresarios argentinos a costo cero, sólo con el compromiso de hacerse cargo de un negocio jaqueado por el derrumbe del consumo y el alto costo de operación en el país.

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