¿Quién gana la pulseada entre la economía y la política en Brasil?

El gran desafío del presidente Jair Bolsonaro para 2020 será superar la resistencia política para cumplir con la agenda de reformas pedidas por el mercado para consolidar el proceso de recuperación económica. Si el Gobierno mantiene el mismo dilema que tuvo en 2019, con una pulseada entre el brazo político y el económico, existe el riesgo de que el país interrumpa un proceso de ajuste fiscal que ya está comenzando a dar sus primeros resultados.

Como 2020 será un año electoral, el tiempo será más corto para lograr los votos del Congreso nacional. Por esta razón, los miembros del equipo económico ya advierten que el Palacio de Planalto no puede perder el foco en la agenda "post-seguridad social". Ante este dilema, el Gobierno ya ha frenado la reforma administrativa, considerada fundamental por el equipo económico.

Visto como impopular por abordar cuestiones como el fin de la estabilidad de los funcionarios públicos, Bolsonaro decidió poner esta reforma en una segunda fase. Sin embargo, en las últimas semanas de diciembre, el equipo económico ganó refuerzo en sus argumentos después de señales positivas en la economía y también entre el público.

La encuesta de Datafolha publicada en diciembre fue recibida como una señal de que la agenda de reformas está en el camino correcto a medida que los formuladores de políticas intentan reducir el ritmo de la reforma por temor al desgaste del gobierno. La recuperación económica, aunque lenta, ha logrado detener las crecientes críticas desde que comenzó el Gobierno. Según una encuesta, la presidencia de Bolsonaro aparece con el 30% que lo califica como muy bueno o bueno, el 32% que lo define como regular y el 36% que le da una puntuación de malo o muy malo: mientras, el 1% no pudo evaluar.

Según Datafolha, la tasa de aprobación para el trabajo del equipo económico del gobierno aumentó del 20% al 25%, y la de combatir el desempleo pasó del 13% al 16%.

Las propuestas para enmienda constitucionales que se consideran fundamentales, aún están en el Congreso: la llamada "PEC paralela", que incluye a los estados y municipios en la reforma de la Seguridad Social; y las tres PEC que establecen reformas fiscales y el pacto federativo, incluido la llamada Emergencia Fiscal.

Además, está el debate sobre la reforma fiscal. Sin embargo, en el Congreso coinciden que la agenda de debate de los primeros meses será sobre la propuesta de reinstauración de prisión en segunda instancia la cual tendría fuerte impacto sobre el futuro de la oposición y del ex presidente Lula. Siendo así, queda poco tiempo de actividad parlamentaria para discutir reformas de fondo durante el año ya que, a partir de junio, hasta octubre, se realiza el proceso electoral municipal en todo el Brasil.

En 2019, la tasa de interés Selic alcanzó el nivel más bajo en la historia: 4.5%. La baja inflación también es una buena noticia. Los resultados ya comienzan a notarse. Brasil se encamina a tener un 2020 con crecimiento cercano al 2% y el desempleo bajando a un dígito, en base a una fuerte agenda de concesiones y licitaciones para servicios e infraestructura tanto en los niveles nacionales como los estaduales.

A fines de año, la agencia de calificación crediticia S&P elevó de estable a positiva la perspectiva para la calificación de moneda extranjera a largo plazo de Brasil. Si bien espera que la relación deuda / PIB del país continúe creciendo en los próximos tres años, la agencia citó la posibilidad de mejorar la posición fiscal del país luego de la aprobación de la reforma de la Seguridad Social y la perspectiva de una agenda fiscal que continua en 2020.

Bolsonaro y su equipo de colaboradores han sabido leer hasta ahora al Congreso mediante su relación estratégica con Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados. El 2020 será tiempo de consolidar un nuevo espacio político partidario y buscar una agenda parlamentaria más pragmática para contener a gobernadores y municipios visando los acuerdos electorales.

La expansión de la actividad económica, el crédito y el aumento del empleo serán la plataforma de un Bolsonaro que vuelve al modo campaña como hace un año atrás.

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