Preservar la posibilidad de ser madre

Cada vez más mujeres deciden posponer el deseo de ser madres. Su ingreso al mercado laboral y sus posibilidades de éxito y crecimiento profesional, su miedo a ser discriminadas por anteponer su vida personal a las exigencias del trabajo o sólo por sentir que no es el momento o el contexto indicado.

Este cambio cultural se puede verificar en los números. De acuerdo a un informe de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, dos de cada 10 porteñas que están terminando su periodo fértil no fueron madres. Y más de la mitad ya decide tener hijos después de los 30 años, cuando en 1990 eran sólo cuatro de cada diez.

Frente a un presente, donde ya no pesa tanto el mandato de ser madre, pero sí el deseo de serlo, las mujeres tienen la posibilidad de extender su vida fértil a través de la congelación o vitrificación de óvulos, una técnica científica que permite preservar los óvulos para que las mujeres elijan cuándo ser madres sin correr detrás del reloj biológico.

Las mujeres nacen con una cantidad limitada de óvulos y a medida que pasa el tiempo no sólo se van perdiendo mensualmente muchos de estos óvulos, sino que también van perdiendo su capacidad funcional. Esto explica la disminución en las tasas de embarazo y el aumento en los porcentajes de aborto, que empiezan a registrarse a partir de los 32 años y se hacen más evidentes luego de los 35.

La congelación o vitrificación de óvulos es una respuesta de la ciencia a todas aquellas mujeres que quieran postergar la decisión de ser madres. Es una técnica que permite, por ejemplo, congelar óvulos a los 32 años, edad en la cual son fértiles y funcionales, para ser utilizados recién a los 40.

Se trata de un procedimiento ambulatorio y no agresivo que le permite a cientos de mujeres congelar sus óvulos durante mucho tiempo. Algunas de ellas los utilizarán y otras no, porque tendrán un embarazo antes de tener que recurrir a ellos. Su uso en Argentina y en el mundo está aumentando significativamente y existen empresas en Estados Unidos que pagan a sus empleadas el tratamiento para vitrificar sus óvulos para que puedan posponer su maternidad.

Frente a la necesidad de ampliar o preservar la fertilidad, la ciencia le ha dado una enorme respuesta a las mujeres: La libertad de elegir y perder el temor al paso del tiempo. La libertad de elegir ser madre a los 40 años, la libertad de anteponer la carrera, de no decidir ya y ahora, la libertad de ser madre soltera o esperar a la pareja indicada.

El poder elegir conscientemente el mejor momento en la búsqueda de un hijo/a es un acto de responsabilidad. Congelar los óvulos por este motivo es también un acto de responsabilidad. Tener la posibilidad de elegir cuándo, cómo y en qué condiciones es un avance científico acorde a lo que necesitan y quieren las mujeres de estos tiempos.

 

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