¿Por qué se acusa a los supermercados?

El planteo de algunos candidatos de cara a las próximas elecciones legislativas, que reduce el análisis de la compleja realidad que atraviesa la Argentina a señalar culpables con el dedo, preocupa por su reduccionismo. La mira apunta a los supermercados: son quienes aumentan los precios, los que tienen márgenes de ganancia millonarios, los que concentran su poder y no generan valor agregado, repiten estos candidatos; cuando la realidad es que, en la Argentina, los precios son altos por su excesiva carga fiscal, entre otros factores.

Los productos que están en las góndolas tienen un 42% de impuestos (IVA, Ingresos brutos, tasas municipales, entre otros) más los costos que se pagan sobre energía, transporte, importaciones, ganancias. Y, especialmente, por el costo laboral (salarios, contribuciones y aportes patronales): el 100% de los trabajadores del sector supermercadista -casi 120.000, siendo uno de los principales empleadores del país-, están registrados.

Al mejor estilo Doña Rosa, estos candidatos limitan la inequidad en la distribución de la renta en la cadena agroalimentaria, como es el caso de la industria láctea, por ejemplo, a dos de sus jugadores: productores primarios y comercialización, sin tener en cuenta las otras partes involucradas como la industria, la logística y las cargas tributarias, por mencionar sólo algunas de ellas.

Según un estudio elaborado por la consultora Abeceb, en donde se analiza la composición de precio de diferentes productos -entre ellos el de la leche- se concluye que en este segmento en particular, tanto productores, como la industria y la comercialización tienen márgenes reducidos y en algunos casos, negativos. A estas mismas conclusiones llega un informe de mayo de 2017 de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

El mismo estudio de Abeceb demuestra, además, que en la Argentina sólo el 38% de las compras minoristas se hacen en supermercados. Por lo tanto, existen otros responsables, ya que los argentinos compran más en los almacenes, los mercados, las verdulerías o carnicerías que en los supermercados. De manera similar, la consulta Nielsen afirma que la participación del sector en la compra minorista es del 35%

Nuestro rol no es el de ser el formador de precios. Los supermercados somos el eslabón final de una larga cadena en donde participan muchos jugadores y facilitamos que los consumidores encuentren en nuestras góndolas la mayor variedad de productos que cumplan con los requisitos de seguridad e higiene.

Esta información es pública y de fácil acceso, pero parece que no todos la conocen o no la quieren conocer. Para ellos, dejamos la comunicación abierta para intercambiar datos y buscar soluciones reales en lugar de falsos culpables.

 

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